Sucedió en el cumpleaños de un familiar, nos citamos para comer en un restaurante típico llanero; pasaron los minutos, llegó la ternera y el chigüiro asados, acompañados con el guacamole, la arepa de maíz y la papa / patata salada; pero el músico que ameniza el ambiente, no aparecía; en la recepción me dijeron, lo más posible es que este vagabundeando y el arpa en un rincón…

hace tiempo que me tienes en un completo abandono;
te quedas muda cuando más te necesito, y me atormentas
siendo mi mejor tesoro,
dame una nota pa¨ entonar mi melodía, sabes muy bien,
que yo si no canto lloro”
-Reynaldo Armas-

…Me acordé del tema: -Arpa Vieja, de Reynaldo Armas- David Santiago el arpista, se presentó y a sugerencia interpretó esta bella pieza musical; pues al Caminante le evoca, esos momentos, donde el alma del escritor no aflora y las letras vagabundean; -dice el rosal que no lo han abonado- pero el corazón del escriba sabe, que debe esperar la inspiración; cualquier retoño, le devolverá la franqueza, que quiere plasmar en el folio…

… Pero llegó la voz interna, tanto para el arpista de este cuento, como para el escriba de estos recuerdos; la voz del maestro que dice: ¡Levántate y anda Lázaro!, ¡levántate y toca las más de 40 cuerdas con sus notas!, ¡para y escribe, ya está bueno de tantas andanzas!
Nuestra querida herencia musical -el arpa- es un instrumento de cuerda punteaguda o pulsada; quiere decir que vibran las cuerdas con las notas que pulsan las yemas de los dedos que reciben la inspiración del corazón del arpista; de ahí que la magia a los sentidos llegué de forma inesperada.

¡Aprecio y agradezco a quienes me han acompañado y apoyado; si alguna de estas letras o imágenes publicadas vulnera algún derecho de autor, les ruego me comuniquen; haré las correcciones de inmediato, gracias amig@s!
*Nota: Está publicación pertenece al mismo autor del blog:
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