Macaco hace un tiempo compró, unas botas doradas para verse mejor, le daban altura y un poco más de finura. Un día a casa regresó, sin una bota en su pie marrón, angustia sintió, por no saber donde la olvidó.

La buscó en su carro naranja, en el que pasea los lunes en la mañana, lo lava cada domingo, para que se vea más bonito.

También lo buscó en la ropa colgada, la que plancha los martes antes del alba, esta huele a pepino fresco, porque es lo que siempre come en el almuerzo.
Entre las cobijas escudriñó, a ver si se había enredado en ellas la noche anterior, pero nada encontró y dormido se quedó.
Macaco no se rindió, siguió buscando su bota de alegre color, finalmente la encontró, dentro del vaso donde jugo tomó. En la mañana del 7 de marzo, desayuno jugo de durazno, como el vaso era agigantado, se le cayó y lo había olvidado.
Para alegría del simio, la bota dorada hoy de nuevo reposa en su pie chiquito.
Jamás dejes de buscar tus sueños.
Fin
Créditos
Margarita Palomino


Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional