Si nos cuestionamos de dónde pueden provenir la mayoría de los problemas de un matrimonio, es claro que de falta de comprensión. Aquí hallarás cuatro consejos para comprender mejor a tu pareja
Si nos cuestionamos de dónde pueden provenir los problemas de un matrimonio, no se podría afirmar la existencia de una sola fuente, ya que éstos pueden presentarse por varias razones. Sin embargo, sí se podría afirmar que debido a la falta de una acertada comunicación, la mayoría de las parejas son incapaces de siquiera detectar el problema y, por ende, están imposibilitados para solucionarlo.
El hecho de que el diálogo desaparezca, comienza a dar pie a la aparición del resentimiento y el odio. Por ello es muy importante que las parejas, incluso desde que están cultivando su amor en el noviazgo, se den cuenta que la esencia de un matrimonio es tener un buen sistema de comunicación. Esto no es algo que ya se trae listo al momento de decir “Sí, acepto”, sino que debemos cultivarlo día a día, a lo largo de la relación de pareja. Para poder lograr lo anterior, es fundamental que consideres los siguientes consejos:
- Busca una comunicación profunda
Aprende a tener una comunicación verdaderamente profunda. La comunicación tiene diversos niveles y la mayoría de las personas contestamos de forma automática y por costumbre, sin externar lo que realmente sentimos. Casi siempre nos encontramos en el nivel exterior de la comunicación, donde el diálogo que se presenta no tiene qué ver en lo absoluto con la persona. Es frecuente también que utilicemos un tono neutro, en el cual solo se habla de las funciones, de lo que cada quien hizo en el día, etc. Existe otro plano en la comunicación, que es el nivel interior, en el cual ya se comienza a hablar de gustos y pasatiempos, de lo que sentimos.
No es malo que una pareja utilice en su comunicación los niveles exterior y neutro, lo malo radica en que, si por lo menos una vez a la semana no se alcanza a tener una comunicación a nivel íntimo, en donde se dialogue de los sentimientos y emociones de cada quien, no se logrará una verdadera comunicación en la pareja.
Considera la comunicación no verbal
Debes ser consciente de que también existe la comunicación no verbal, además de las palabras. Este tipo de comunicación es silenciosa e involuntaria, y se refiere a los mensajes que manda el cuerpo. La mirada, la sensualidad y los movimientos, entre otros, expresan si ya no quieres estar con alguien o si disfrutas de su presencia. Se debe poner especial atención en este aspecto, ya que ciertos problemas maritales pueden surgir a raíz de una comunicación verbal insatisfactoria.Aprende a conocer a tu pareja
Sé observador y aprende a conocer a tu pareja para poder entender lo que busca comunicar. Para ello se necesita no solo oír superficialmente lo que te dice, sino desarrollar una gran habilidad de la escucha. Si lo que haces habitualmente es solo oír, en realidad lo que estás haciendo es preocuparte más por lo que sucede dentro de ti durante la conversación, y en lo que vas a responder. En cambio, escuchar significa preocuparte por la persona que tienes enfrente y procurar entender su situación. Te aseguro que desarrollar la habilidad para escuchar es uno de los mejores regalos que puedes dar a tu pareja.No criticar, ni agredir
Debemos saber que es completamente normal que en una pareja existan las “clásicas quejas”. Pero lo malo es cuando no se saben expresar de la manera correcta, sin el respeto que se merece la otra persona. Es entonces cuando caemos en la crítica y la agresión a nuestra pareja. Según Wright, la crítica es lo contrario a la escucha: es una rama de la comunicación destructiva, es una forma de acrecentar el conflicto con tal de liberar la ira interna. Es culpar al otro y no ser empático con él y su situación. Es importante que las parejas se den cuenta del poder de destrucción que tienen en su boca y procuren no criticar ni agredir al otro. Considera esto antes de hablar, ya que tus palabras pueden generar heridas psicológicas irreparables en tu pareja.
Las parejas que logran todo lo anterior, no son las aquellas que parecen idénticas en pensamientos, actitudes y comportamientos, sino quienes han aprendido a aceptar sus diferencias: buscan comprenderse mutuamente, ser empáticos, cómplices. Estas parejas aprenden, por amor, a hablar el lenguaje del otro, a escucharle y observar el lenguaje, tanto verbal como no verbal, de su pareja. Han aprendido a ajustarse el uno al otro. En fin, aprendieron a ser complementos.
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