Me pregunto cuantos de los que estamos sentados escribiendo blogs, lo hemos hecho con anterioridad. Por lo menos en mi caso he hecho mil intentos y ninguno ha prosperado. Creo que mi experiencia podría ser la de muchos. No lo sé, pero puedo imaginarlo y además puedo opinarlo, este es mi primer espacio aquí, en la "bloguería".
Este espacio, de acuerdo a lo que leí en un tipo de reglamento que encontré, afirma que podemos escribir sobre cualquier tema. Mi tema es: "Mi primer blog". Y creo que es válido. Lo hago en español porque es mi primera lengua. En algún otro momento haré el "crossover" a inglés cuando el corazón me lo pida.
Debo decir que mi lenguaje es muy primario y muy básico, no me gusta sacar "palabras de domingo" como decimos en mi tierra cuando queremos dar a entender que el lenguaje utilizado es complejo y un poco elevado. En tales casos, se requiere de un "mataburros", ósea de un diccionario para eliminar la ignorancia.
Al ser éste mi primer blog, quiero presentar un poco la temática de los sueños. Muchos escriben por gusto, otros por vender, otros por inspiración o porque fueron inspirados, muchos lo hacen a manera de cliché, para hablar de temas que bien pueden ser de actualidad y muy trillados. En mi caso, lo hago a manera de terapia. Escribir para mi es terapéutico y hasta casi obligatorio porque si no lo hago, las palabras se me salen por los oídos.
¿Quién no ha tenido un sueño? Y ojo, ¡uno grande! Mi sueño no es exactamente en convertirme en escritora, pero sí me gustaría dejar entre líneas lo que ansía mi corazón, pero mi mente piensa que es una locura.
Dentro de un par de meses cumplo cincuenta años. Ya estoy un poco grande para “soñar” y, sin embargo, no lo puedo evitar. Quisiera recorrer el mundo, un sueño que muchos tuvimos de niños y aún no se me quita. Quisiera no preocuparme por el dinero, y en realidad, no me preocupa, lo que pasa es que el dinero no lo es todo, pero es “toda” como decía un amigo mío. Es necesario para poder planear un viaje y aunque sea a la ciudad más cercana lo necesitas. Quisiera no pensar en mis años, pero la realidad es que en unos cuantos le voy a estar tocando la puerta a la adultez. O como le dicen en mi tierra seré un “adulto mayor”. El tiempo apremia, es implacable, imparable y no falla. Se te escapa de las manos como agua. ¿Y el amor, adonde queda el amor? A ese no le veo el humo desde hace mucho y cuidado que jamás me lo vuelvo a encontrar.
En resumen, quiero andar el mundo, sin preocuparme del dinero ni del tiempo, eso sí, con amor y antes de que se me vaya la vida, que, por cierto, ¡pasa rápido!
No quiero hacer esto muy extenso, porque es mi primera entrada. Quiero dejarlo por aquí como un recordatorio que me indique el inicio de esta historia. Mi historia. Me comprometo a seguir contando un poco de lo que vaya pasando. Tal vez pase mucho tiempo, tal vez no. No lo sé. Pero sé que mientras hay vida, hay esperanza, y mientras haya un respiro y pueda abrir los ojos, hay una posibilidad infinita o ínfima de que los pueda cumplir. Eso se lo dejo a mi destino, quien me espera infaltable cada día que abro mis ojos. ¡El mundo es grande y nuestro tiempo es corto, aprovéchalo!