Todo lo que sube tiene que bajar, es un refrán conocido, al igual que Venezuela en los décadas de los 60, 70 y 80 recibió a muchos extranjeros, que por diferentes motivos, llegaron a Venezuela, buscando un lugar de esperanza y prosperidad.
En la medida que aumentaban los números de inmigrantes, surgieron colonias: Árabes, Italianas, Colombianas, Portuguesas, Chilenas, Americanas, Francesas y muchos mas... Cada uno aportando al crecimiento y desarrollo del país en lo que mejor sabían hacer... "Trabajar"
Sin caer en escenarios dramáticos, hoy desde Venezuela, salen los hijos y nietos de esos inmigrantes, acompañados de otros venezolanos, que buscan nuevos horizontes y proyectos.
Hoy en Venezuela, el 100% de las familias, tienen al menos, uno de sus miembros fuera del país que le vio nacer, impactando directamente en los países vecinos y de la región. Otros incluso cruzaron el charco, y están en las más lejanas latitudes.
Pienso que la decisión de emigrar o la de quedarse, son bastante similares, ambas están sostenidas por la determinación de un proyecto desde el SER, sin importar lo que se haga.
Soy un acérrimo opositor, a la idea de "huir", ya que esta se encuentra dominada por la emoción del miedo, es visceral, instin
tiva, carece de planificación y empalaga de nostalgia.
Si usted está pensando en migrar, es clave: "No empacar sus problemas".
Si, por extraña que parezca la frase, muchos venezolanos se encuentran en el extranjero, padeciendo los mismos problemas y procesos personales, como si se encontraran en su amada patria. Ellos huyeron de las circunstancias, y deben realizar un proceso interno, para cambiar sus problemas. Deben armonizar su mundo interior, para devolver la armonía a su mundo exterior.
Si tu migración, responde a un proyecto de: pareja, trabajo, emprendimiento; excelente, tengo la plena certeza, que te irá bien, en cualquier latitud del planeta. Quienes huyen "del depredador" solo lo reemplazan por uno diferente en su nueva locación.
No se trata de cual lugar es mejor, se trata de, ¡en quien! te conviertes en el camino... Todos los países cuentan con personas y familias felices. Y el camino de la felicidad, es individual y depende de cambiar la forma de ver las cosas, para que las cosas cambien de forma.
Yo tengo familiares en Colombia y Paraguay, comenta donde tienes algún familiar.
