Una noche, el el París de finales del siglo IXX, un grupo de parroquianos fue convocado para una función sorpresa de un nuevo invento; los invitados se reunieron en una especie de galpón, con las luces apagadas, y de repente, un chorro de luz se proyectó sobre una pantalla blanca colgada de la pared. En ese momento, con horror, lo espectadores vieron que desde el fondo de esa pantalla un tren se lanzaba contra ellos a toda velocidad.
En medio del pánico colectivo, todos salieron en estampida, saltando unos sobre otros, dejando un mar de sillas y de costillas rotas, y una colección inimaginable de sombreros, paraguas y zapatos. Los espectadores, tan pronto recuperaron la respiración, juraron no volver a prestarse para esos experimentos de mal gusto sin ninguna trascendencia.
Entre el público se encontraba uno de los inventores de aquel artilugio de luces y figuras en movimiento llamado cine, el personaje era Louis Jean Lumière, y él estuvo de acuerdo con el público: "Reconozco que mi invento es atractivo, pero no tiene ningún futuro comercial."
Este fue sin duda un error 'de película', porque el cine es una de las grandes actividades económicas del mundo actual.
Louis Jean Lumière, uno de los inventores del cine, conjuntamente con otros investigadores, estaba naciendo un día como hoy, 05 de octubre de 1864, y aunque no le auguró mucho éxito a su invento, hoy el mundo, desde la penumbra de las salas, sabe que el cine tiene un éxito 'de película'.