La palabra, endémica del ecosistema bitcoiner, es un error ortográfico de “hold” (aguantar) se ha transformado en una táctica significativa para la inversión en criptomonedas. La estrategia es conseguir monedas criptográficas y conservarlas por un espacio de tiempo extensamente largo, arriesgando a que su precio se incrementará con el paso del tiempo. En esta táctica, el inversionista no hace nada adicional al gasto en el momento de la adquisicion de las criptomonedas.
La habilidad de “holdear” parte del pensamiento de que las inversiones tarde o temprano se revalorizarán y junto con la propensión alcista que ha demostrado el precio de los criptoactivos desde la penetración de Bitcoin en 2009, la han puesto de relieve entre los interesados por las criptomonedas. El término se ha transformado en una suerte de mantra en los instantes en los que el mercado se deprime: los bitcoiners se retan unos a otros a soportar la caída de precios y a guardar sus criptomonedas, ya que tienen confianza en que se revalorizarán.
Su propagación tiene cierto dominio de las historias de los early birds, los inversionistas tempranos de Bitcoin y otros criptoactivos que lograron obtener fortunas al realizar inversiones durante las primeras etapas de estos proyectos y que fueron sostenidas en el tiempo.
Son varias las historias de personas que llegaron a ser multimillonarios con Bitcoin, por ejemplo los gemelos Winklevoss, Joseph Lubin, Changpeng Zhao, entre otros.
Esta maniobra se cimenta en hallar un plan lo adecuadamente fuerte y atrayente como para apostar en el pasar del tiempo por este, sin que esa inversión afecte el bolsillo del inversionista.