La raíz de la crisis
Una respuesta sencilla (a primera vista) es que hemos perdido la conexión óptima con el cósmos, entre nosotros mismos, y con las demás especies que pueblan el planeta.
Una de las ideas centrales de la Cabalá desde los tiempos de Abraham, pasando por Maimónides, la Cabalá sefardí, la de Provenza y Cataluña, la de Safed, o la de los actuales centros puntales de estudio, es la noción de que todos estamos interconectados, que somos uno solo organismo.
No un organismo SOBRE el planeta, sino un organismo QUE INCLUYE al planeta mismo, en todos sus niveles, mineral, vegetal, humano, digamos, algo parecido al concepto de Pangeia, el planeta entero como un organismo viviente dentro del cual los humanos somos como células.
La visión de Solaris
Una visión alegórica puede ser vista en el filme “Solaris”, de Andrei Tarkovsky, basado en el libro de Stanislaw Lem. El planeta Solaris es un ser vivo, pensante, sentiente, que sufre, que padece espasmos y tormentas debido a la acción humana egoísta e indebida en la estación espacial que lo circunnavega.
La naturaleza, la Creación, Dios (póngale usted el nombre) ha producido esta maravilla que es nuestro planeta, con leyes exactas, milimétricas, que mantienen el equilibrio entre las partes, la homeóstasis, y han contribuido a una evolución impresionante que –hasta ahora- ha llegado a un pico muy alto con los humanos pensantes.
No sabemos si habrá otros picos superiores a nosotros, humanos o no humanos, pero lo que sí podemos constatar es que, en este momento, los humanos somos una verdadera molestia para el planeta, para el equilibrio, para la homeóstasis.
La desconexión con el cósmos
Hemos roto las reglas de vida del planeta, del cósmos, y esto nos ha llevado a una catástrofe ecológica mundial, guerras, hambrunas, epidemias, de las cuales no ha podido escapar Venezuela –pese a sus ingentes recursos naturales y materiales- por la simple razón antes expuesta: la humanidad, y nosotros en tanto parte de ella, hemos perdido la conexión óptima con el cósmos y entre nosotros mismos.
Quiero decir que es nuestra propia manera de relacionamos con los demás, con el entorno y con el cósmos, lo que nos ha conducido a esta crisis. “Nuestra” significa TODOS los venezolanos, digámoslo en terminología política: chavistas, maduristas, ni-ni, pro Guaidó, pro yankees, pro-cubanos, militares, civiles, en el suelo patrio, en el exilio, y ponga usted todas las otras variedades que recuerde.
La división entre el “nosotros” y el “ellos”
A nivel político, desde el punto de vista de la Cabalá, ello se puede rastrear en el lenguaje. Cuando usted analiza someramente las diatribas en las redes sociales, en los medios de comunicación, en las esquinas o en las tascas, casi todo el tiempo oirá dos categorías: “nosotros” y “ellos.”
“Nosotros” significa los buenos de la película, los que vamos a salvar el mundo. “Ellos” significa los responsables de la crisis, los que han destruido la nación. Piénselo bien, y es posible que se reconozca a sí mismo usando estas categorías, sea usted opositor, por gobierno, ni-ni, etc.
Mediante este esquema, mediante este mecanismo, la culpa siempre es de otros, y cada uno de nosotros, a nivel personal, es totalmente inocente de lo que pasa, no tiene responsabilidad en la crisis, en el doble sentido de la palabra: responsabilidad como culpa o responsabilidad en el sentido de un cierto deber de enmendar y reparar lo que se ha roto.
No hay un “Nosotros” (por ahora) capaz de albergarnos a todos, capaz de amalgamar una cierta unidad, un cierto “Uno”.
Las relaciones, la energía, la conexión, no es capaz de mantener unido al todo, tanto en el caso del planeta entero como en el caso venezolano.
¿Por qué hemos perdido la conexión óptima? ¿Y cuáles son los parámetros de esa conexión óptima?
Eso será objeto del próximo post.
Óscar Reyes-Matute / מתת
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