Un engendro recorre la judería de Praga
Se cuenta que Judá León de Praga tomó un poco de barro (como hizo Dios con Adán), que pronunció una variante secreta de las letras del nombre divino Yud Hey Vav Hey, y así creó un torpe hijo que no podía hablar pero que lo ayudaba en las labores de la casa. El engendro escapó, aterrorizó el mercado de la judería y así, por causa del pecado de soberbia del rabino, nació la leyenda de El Golem.
El Golem ha inspirado una novela de Gustave Meyrink, el clásico filme expresionista de Paul Wegener, y un poema cabalístico de Jorge Luis Borges, convirtiéndose así, junto con Frankenstein, en arquetipo de la aspiración humana de igualarse con el Creador.
Pero El Golem no es un proto-hombre, similar a Adán antes de que Dios le insuflara el Néfesh, el alma: es una alegoría acerca de la meditación cabalística.
¿Qué es la meditación cabalística? ¿Podemos realmente crear seres vivos mediante la meditación de los 72 nombres Divinos?
El primer Golem

Aryeh Kaplan cuenta los orígenes del Golem en su traducción del Sefer Yetzirá.
Kaplan considera que el Sefer Yetzirá o Libro de la Creación es un manual oculto de meditación cabalística, y su preocupación fundamental es si los hombres justos pueden crear mundos, como Dios, o si se trata de un pecado de soberbia castigado por la Divinidad.
... A Rava (299-353 CE), fundador y primer maestro de la academia de Babilonia en Mechuza (...) se le atribuye el dicho "Si los justos desearan, podrían crear un mundo".
"Una tradición antigua establece que Rava y Rav Ziera trabajaron juntos durante tres años, meditando sobre el Sefer Yetzirah. Cuando finalmente lo dominaron, crearon un ternero y lo sacrificaron, sirviéndolo en una fiesta celebrando su logro. Luego perdieron sus poderes y tuvieron que trabajar durante otros tres años para restaurarlos.
El Talmud relata que "Rava creó a un hombre" y lo envió a Rav Zeira. Cuando éste vio que aquel androide no respondería sus preguntas, se dio cuenta de que era un Golem y le dijo "vuelve al polvo". El Bahir dice que el Golem no podía hablar porque Rava no estaba completamente libre de la mancha del pecado, y mientras un hombre peque, no puede participar de los poderes del Creador. Sólo Dios puede hacer que un hombre pueda hablar. Esta es la primera mención de la creación de un Golem en la literatura hebrea, pero en la Edad Media, se informan otros casos.
Incluso la expresión "Rava creó a un hombre" tiene connotaciones místicas. En el original, es RaBha BaRa GaBhRa (רבא ברא גברא) y, como lo señalaron los cabalistas temprano, la segunda palabra no es otra que la primera invertida. La tercera palabra agrega una Gimmel, la tercera letra del alfabeto, a la palabra anterior. Esto produce una frase que consta de diez letras, con un valor numérico de 612, uno menos de 613, el número de huesos y conductos sanguíneos en el cuerpo humano. El hombre creado por Rava era algo menos que humano. En muchos sentidos, esta expresión es una reminiscencia de la palabra Abracadabra (ABRA K'ADaBRA- אברא כאדברא), que literalmente significa "Crearé mientras hablo".
Aryeh Kaplan, Sefer Yetzirah, The Book of Creation, Weiser Books, San Francisco, 1997. Introduction, p.xx-xxi. (TN)
Kaplan, en su libro Meditación y Cabalá develó para Occidente el secreto mejor guardado de los cabalistas: las escuelas ocultas de meditación sobre las letras de los 72 nombres divinos. Al igual que el budismo, el hinduismo, la mística cristiana de los esenios y la musulmana de los sufíes, el judaísmo, desde hace más de 3.000 años, ha desarrollado una poderosa y secreta escuela de meditación.
Si ya los judíos eran perseguidos ferozmente por creer que existe un solo Dios, imagine el lector qué habría ocurrido si las autoridades religiosas se hubieran enterado de estas técnicas con las que, según sus propios rabinos, los maestros cabalistas podían crear seres vivos, emulando los poderes divinos.
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¿Qué es la meditación cabalística?
Cualquier técnica de meditación consiste esencialmente en tratar de abandonar la percepción del mundo material que nos rodea, para buscar muy dentro de nosotros o fuera, en el cosmos, una conexión con una realidad superior, con las leyes, luces o sonidos que sustentan la creación. Puede hacerse mediante imágenes, mantras, respiración, baile, incluso con la ayuda de alucinógenos
Pero el judaísmo no tiene que emplear técnicas ni instrumentos extraños: su propio libro mágico, la Torá, contiene los únicos elementos necesarios para generar prodigios, las letras del aleph bet con que fue creado el Universo.
Así, desde siempre los rabinos han meditado en secreto, para curar enfermedades, para ponerse en contacto con los mundos superiores, un poco como se espera de los médicos brujos o los chamanes.
Ese conocimiento muy pocas veces se transmitió por escrito, siempre se hizo de maestro a alumno, de boca a oído y mediante la práctica conjunta (nunca se debe meditar solo, siempre debe haber un javer a nuestro lado) y los pocos manuscritos donde constan esas técnicas no han sido editados, permanecen sin traducir en bibliotecas privadas.
Hasta Abraham Abulafia (Zaragoza, 1240 – Comino, Malta, circa 1291 de la EC) no se conocerían públicamente los textos y las técnicas de meditación con las letras de los nombres divinos.
Muchas de esas meditaciones son empleadas por ciertos centros de Cabalá mediante el famoso hilo rojo. Esos centros te ofrecen milagros y te cobran una fortuna. ¿Cómo hacen los “milagros”? Pues empleando meditaciones cabalísticas similares a las de Abulafia, esto es, concentrándose en las letras del aleph bet, meditando sobre los nombres de Dios, para crear cosas que antes no existían en el mundo.
Una de las técnicas más profundas consiste en que se van meditando y permutando las letras y los nombres, hasta que “pasas” por el nombre exacto del Creador, y cuando el nombre se pronuncia correctamente, entonces en ese momento se produce el prodigio.
He aquí un ejemplo de meditación: estas son veinticinco 'permutaciones' del nombre. Hay otras veinticinco 'permutaciones' hacia atrás, y aquí están:
Qué cosas creaban o hacían bajar los sabios de antaño
Los sabios de antaño podían bajar un maggid, un ángel, o varios maggidim, para que los protegieran y los acompañaran en sus viajes y empresas. Eso se lee en muchos párrafos de la Torá y el Zóhar.
El significado profundo de la acción de los cabalistas meditando las letras Yud Hei Vav Hei es que, mediante la meditación de los nombres de Dios, te pones en contacto con el origen de todas las cosas.
Es como mirar la radiación de microondas del fondo del universo: chispas de la creación (del big bang) han quedado atapadas en esas letras con las que Dios creó el universo. Si meditas en las letras, percibes esas chispas, y te haces un creador, como la Divinidad.
Los centros de Cabalá no te enseñan esas téncicas, porque ese es su negocio. En inglés, nadie te lo cuenta, nadie te lo explica, aunque fue Aryeh Kaplan, un rabino neoyorkino, quien develó para el mundo occidental la milenaria tadición de la meditación cabalística. Pero esos centros guardan el secreto, que es como la receta de la Coca-Cola.
Una escuela de meditación sefardí que desciende por línea directa de la de Abulafia, ha sido abierta en Madrid. En ella, el maestro Albert Gozlan ofrece meditaciones gratuitas y lecciones sobre el Zóhar que luego son colgadas en Internet. Son un tesoro de la tradición cabalística que la Humanidad merece conocer.
¿Funciona? ¿Cuáles son las restricciones?
Sí, yo he meditado y sé que funciona. Las restricciones son que, obviamente, no vas a crear un monstruo, ni un cordero para luego comértelo, aunque esto último sería maravilloso en Venezuela, por cierto.
Tampoco vas a bajar un maggid, son juegos de lenguaje de la época del Zóhar. Te vas a poner en contacto con una energía infinita, con niveles, con grados, con sefirot, como te diría la Cabalá luriánica, de la cual provienen muchas escuelas como la de Laitman y la de Berg, aunque rav Laitman no cobra, tampoco el maestro Gozlan, pero Berg sí, es el cabalista de las estrellas de Hollywood.
Otra restricción muy seria, muy grave, y que te la advierte Laitman, e incluso Gozlan, es que tienes que meditar y pedir para todos, para la Humanidad, y por último para ti. Sólo si pides para el prójimo, para el planeta, el mecanismo funciona.
Es decir, al pedir para otorgar a los otros, amplías tu vasija de recepción, te igualas en la forma con el Creador, y es entonces cuando te parece que el universo cambia, porque te comienzan a funcionar las cosas como nunca antes, te cambia la corriente interna de 110 a 220 voltios, te pasan cosas raras como la sincronicidad, los milagros, las maravillas.
Pero si lo haces sólo para ti, para recibir, la meditación y toda la Cabalá se convierten en lo que se llama “la Torá como veneno.”
Eso explica por qué mucha gente que estudia Cabalá de manera egoísta, para recibir para sí mismos, termina destruida, porque pensaban que podían engañar al sistema, usarlo para sus propios fines, cuando es al revés, el sistema, el Creador, sólo quiere la plenitud de su Creación, no necesita nada, sólo otorga.
Son los casos conocidos de muchos artistas de cine que en medio del supuesto estudio de la Cabalá se enferman, su vida familiar queda destruida, su carrera se estanca o se arruina. No todos los que estudian Cabalá tienen un happy ending, a menos que recuerden el resumen de la Cabalá (de la Torá) que hizo Rabbi Hillel en Babilonia: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”
Por eso es que muchas escuelas lo mantienen en secreto. Pero ha llegado el tiempo pre-mesiánico, como diría Kaplan, y como señala Mario Sabán en su análisis de Abulafia: son tiempos en los que sólo nos queda meditar sobre el infinito.
No habrá milagros, el Creador hizo el mundo con sus mecanismos de una vez por todas, y no va a cambiar esas reglas porque tú se lo ruegues, o quieras negociar, como se hace en muchas religiones.
Eso lo dice el cabalista argentino Javier Wolcoff. El asunto es que mediante la meditación y el estudio vas a conocer y experimentar las verdaderas leyes profundas del comportamiento del Universo, de las luces y las energías superiores, y a partir de allí, siempre vas a saber los resultados de todas las cosas que hagas o pidas. Y a partir de eso, vas a poder controlar mejor tu vida, tu destino, tu entorno, tu cosmos.
Lo que ha hecho el maestro Gozlan es democratizar el gran secreto de la meditación cabalística, develar lo oculto, que es la finalidad del bien, porque el mal es justamente mantener velado y oculto lo que Dios te ha permitido develar, como advierte Sabán.
No vas a crear un Golem ni un magid. Tampoco necesitas pagar para lograr milagros. Lo que hacen esos traficantes de milagros es, finalmente, meditar en tu nombre, por encargo, y eso no tiene sentido porque ahora tú puedes hacerlo por ti mismo, gracias a Gozlan.
Es tu responsabilidad emplear la meditación para ayudar, para otorgar, para convertirte en creador, mediante el ama a tu prójimo como a ti mismo. Si sólo un 10% de lo que otorgas a los demás se queda contigo, vas a ser el hombre más feliz sobre la tierra.
Y eso, amigo mío, realmente vale la pena.
Óscar Reyes-Matute
(Samuel Ibn Motot / שמואל אבן מתת)
Video recomendado:
Kabbalah: Cómo se meditan las letras hebreas.
NB: A continuación de este video en YouTube, hay toda una serie de videos de meditación cabalística del maestro Gozlan en su canal Kabbalah Massiach que el lector puede seguir.
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