
Surcando la tarde dorada en el País de las Maravillas. Humor a lo Do-do-Dodgson/ @marlyncabrera*

Amigos lectores, lo que sigue es un artículo sobre el humor en Alicia en el País de las Maravillas del autor británico Charles Lutwidge Dodgson, mejor conocido como Lewis Carroll (1865), el cual constituye mi aporte para el cuarto número de Periplos, Revista de Arte y Literatura editada por @EquipoCardumen.
De antemano, agradezco su lectura y los invito a visitar nuestra Editorial en el perfil de @equipocardumen en Steemit, donde podrán acceder a los enlaces y leer a gusto las otras publicaciones.

¿Qué tipo de humor encontramos en Alicia en el País de las Maravillas?
Como ya sabemos, Lewis Carroll es un seudónimo y el verdadero nombre del autor, fotógrafo, lógico-matemático e inventor era —es—, Charles Lutwidge Dodgson. El sencillo artificio de hacer un calambur con su propio nombre tal cual lo pronunciaba al tartamudear y el del pájaro Dodo, uno de los personajes en el Capítulo 3, y representación de sí mismo, define el tipo de humor en la obra: inteligente, centrado en el juego lingüístico y personal (no solo por sus constantes referencias a personajes de la vida real, sino por su preocupación con la realidad social de su momento, sobre todo en lo concerniente a la educación de los niños).

El Dodo hace entrega de un dedal a Alicia – Ilustración original de John Tenniel
Mucho se ha dicho sobre las novelas (cortas) de Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas (1865) y A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (1871). En esta ocasión nos referiremos al poema “Surcando la tarde dorada”, el cual sirve de prefacio en el primer libro. El poema, de belleza sencilla y musicalidad dignas de destacar, introduce los principales temas de la narrativa que le sigue (el tiempo, el juego, la fantasía, el nonsense), a la vez que establece el tipo de humor que ingeniosamente se define capítulo a capítulo, conforme Alicia interactúa con las criaturas de Wonderland (el nombre original en inglés para el País de las Maravillas). Podríamos calificar este humor como tongue-in-cheek, que se traduce al español más o menos como humor irónico, un humor que divierte gracias a un ejercicio intelectual y placentero.

Se dice que Carroll y las tres hermanitas Liddell fueron de paseo en bote, acompañados del Reverendo Robinson Duckworth. Se trataba de una expedición que incluía lecciones de remo y picnic, a petición del padre de las niñas, Henry George Liddell, quien era el Decano de la universidad donde Carroll trabajaba. Con 10 años, Alice era la hermana del medio; Lorina tenía 12 y Edith, 8.
El relato de Alicia en el País de las Maravillas surge como uno entre tantos otros que el gentil amigo había inventado para complacer a las niñas; sin embargo, este sería especial; aquella tarde del 4 de julio de 1862, Alice Liddell pidió a Carroll que lo escribiera especialmente para ella. Nuestro "cuentacuentos" aficionado así lo hizo; lo presentó como un regalo de navidad para la niña, con ilustraciones de su propia mano. Tres años más tarde pediría el manuscrito prestado para preparar la publicación, la cual contendría las ilustraciones de Sir John Tenniel, que hoy son un clásico en sí mismas, al igual que la historia que perfilan.
La versión manuscrita de 1862 se titulaba Las aventuras subterráneas de Alicia y contenía una dedicatoria personal para Alice Liddell, en quien el autor había inspirado el personaje protagonista, la cual sería remplazada por una introducción o prefacio en forma de poema: titulada All in the Golden Afternoon en inglés, literalmente “Todos en la tarde dorada”, o como bellamente traduce Jaime de Ojeda: “Surcando la tarde dorada”.


“Surcando la tarde dorada”, original de Lewis Carroll y traducción de Jaime de Ojeda
El poema original en inglés se conforma de siete estrofas cada una de seis versos, con rima ABCBDB y ritmo yámbico; lo cual aunado a la alternancia de versos de tres y cuatro pies y la utilización de imágenes complejas, pero con vocabulario sencillo, hacen un atractivo juego melodioso e intelectual ideal en una pieza de literatura infantil.
Dilucidemos entonces los recursos del poema que constituyen una anticipación de aquellos que dominan el humor en Alicia en el País de las Maravillas.

En esta estrofa podemos apreciar un recurso que Carroll explota hasta la saciedad a lo largo del relato: el calambur (pun en inglés). Hacer un calambur consiste en jugar con las palabras homófonas, o sonidos que las sustituyan, para crear con sus significados un efecto irónico, generalmente humorístico.
El calambur en este caso ocurre con los homófonos little y Liddell, y como es de esperarse, el juego se pierde en la traducción (como ocurre en incontables ocasiones a lo largo de la novela, suponiendo grandes retos y grandes placeres a los profesores de Lengua y Literatura y a los traductores). Little y Liddell se pronuncian parecido; Carroll se vale de esto para jugar con la ambigüedad: little skill = pequeña habilidad/habilidad de las Liddell, little arms = pequeños brazos o bracitos/bracitos de las Liddell, y little hands = manecitas (o manecillas de reloj, como se entiende más adelante)/manos de las Liddell.
Cabe destacar en este punto que tal vez el calambur más popular en el libro sea el que ocurre producto de una confusión entre el Ratón y Alicia en el Capítulo 3 (“Una carrera loca y una larga historia”), donde el roedor comenta a la niña que su cuento (tale) es largo y triste (Mine is a long and sad tale! = “El mío es un cuento largo y triste”), a lo que la niña entiende que se trata de su cola (tail) y le pregunta por qué su cola está triste. El poema gráfico respectivo es una de las imágenes más icónicas de la obra:

El cuento del ratón
En esta estrofa también es de tenerse en cuenta el uso de la ironía utilizada para referirse a la vana pretensión de las niñas en dirigir el curso del bote con sus remos, pues está cargada de condescendencia y produce un efecto de ternura que delata profunda simpatía del hablante, muy diferente a la utilizada para referirse a las figuras de autoridad (adultos), donde la ironía se hace severa y burlona (unas veces simplemente paródica, otras una crítica que se vuelve sátira, pero siempre con un resultado hilarante).

En esta estrofa volvemos a la ironía, por cuanto el adulto se declara en completa desventaja frente al poder de la petición de un pequeño grupo de niñas. Esto era inconcebible en tiempos victorianos, donde la educación de los niños era en extremo estricta y estos no tenían ni voz ni voto frente a la autoridad del maestro o del adulto.
Aunque el poema no alude directamente al uso de la intertextualidad, habría que destacar el uso paródico del que Carroll genialmente hace gala a lo largo de su narrativa. Esto constituiría una crítica a la pedagogía del momento, carente de una preocupación por el bienestar emocional de los jóvenes aprendices. De ahí que "Surcando la tarde dorada" sea un espacio donde los niños sí son escuchados.
Vale mencionar que el uso de múltiples referencias intertextuales, las cuales remiten a obras de autores relevantes en el contexto social y educativo victoriano tan criticado por Carroll constituye un sello personal en esta obra. Uno de los ejemplos más deliciosos ocurre con el poema "Sois viejo, padre Guillermo" ("You Are Old, Father William") en el Capítulo 5 ("Consejo de una oruga"), el cual es una parodia del poema moralizante de Robert Southey de 1799 "El consuelo en la vejez y cómo lograrlo" ("The Old Man's Comforts and How He Gained Them"). Las niñas Liddell habían memorizado este poema de Southey como parte de su estricta formación.
En este sentido, el humor podría resultar demasiado sutil para los jovencitos rebeldes y respondones de nuestra era, alejados de la severidad de antaño y de tantas referencias literarias (religiosas, científicas y filosóficas, entre otras); sin embargo, la actitud del hablante puede, aún hoy, arrancar una sonrisa a un lector atento y empático.

Luego de haber quedado claro en la segunda estrofa que se trata de tres niñas, si leemos con cuidado, notaremos que las mismas son manecillas del reloj. Prima, la mayor, es el segundero, la más presurosa; Secunda (Alicia) marca la hora —o la pauta: “Que no haya sinsentidos”. Tertia, la menor, es el minutero (ya que no interrumpe el cuento más de una vez por minuto).
Desde el inicio del relato, el tiempo es un elemento que conlleva ansiedad. Está representado por un Conejo Blanco vestido como humano, el cual lleva un reloj de bolsillo; está apurado y nervioso. Alicia lo persigue hasta la madriguera y accidentalmente tiene la larguísima caída que la lleva a Wonderland. Introducir el tema del tiempo en este hermoso poema tal vez ayude al lector a tomárselo con más calma cuando la atmósfera se torne densa en el País de las Maravillas.

Aquí se alude a la fantasía, a la vez que se invita a no tomarse las cosas muy en serio. Es probable que Carroll temiera que la profundidad psíquica de los eventos expuestos en la onírica Wonderland pudieran afectar negativamente las emociones del lector, contrarrestando así el efecto lúdico.

Finalmente, la melancolía llega al poema. No hay aquí nada cómico; de hecho, el tono es similar al del cierre de la historia, cuando Alicia ha despertado del sueño-viaje al País de las Maravillas. La niña abandona este sueño, pero su hermana lo retoma para vivirlo a su manera, tal como suponemos que Lewis Carroll vivirá las memorias de las fantasías relatadas desde sus propias e íntimas motivaciones.

El humor en Alicia en el País de las Maravillas requiere de lectores capaces de apreciar la gracia en la ironía y dispuestos a tomarse la molestia de verificar las referencias a una cantidad de obras literarias y conocimientos científicos y de otras índoles que los niños eran forzados a aprender en tiempos victorianos, aunque no los entendieran. El lector que pretenda beneficiarse de este humor deberá ser capaz de extrapolar las repercusiones de las experiencias fantásticas/oníricas de una niña británica del siglo XIX a su propio contexto.
El lector que ría con Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll será uno perspicaz.


@marlyncabrera (Marlyn Cabrera)*. Nacida en Cumaná, en 1979. Escritora. Profesora de Composición Escrita en Inglés y Literatura de la Universidad de Oriente, Venezuela, con investigación en las áreas señaladas.
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Gracias por leer.

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