Hoy una señora me miró con tristeza, vio mis ojos y me dijo que ella lamentaba que una muchacha como yo anduviese con un niño como ese. He aquí la respuesta que no pude darle, porque me cegó la ira.
Muchas veces solo vemos como están vestidas las personas o como son sus rasgos físicos, por lo general nunca hablamos con las personas que no son como nosotros, bien sea porque tenemos miedo o porque simplemente no podemos desprendernos de los prejuicios impuestos por una sociedad discriminatoria. Eso aparte de ser una soberana estupidez es lo peor que se le puede hacer a una persona, o dígame usted señor y señora “normal” cuantas veces no ha podido con un simple rompe cabezas, cuantas veces señor y señora “normal” ha usado la palabra mongólico de forma despectiva hacia alguien y usted con la edad que tiene aún no habla ni escribe bien su lengua de origen.
Usted que se auto alaba por tener un coeficiente intelectual promedio, usted que se burla de los que no son iguales a su propia mediocridad, usted dígame quien es peor.
Usted que le niega el puesto en el bus a una señora mayor, usted que es incapaz de ayudar a un discapacitado, usted que maltrata a las mujeres olvidando que nació de una de ellas, usted que considera a las mujeres embarazadas un fastidio, usted que evades los impuestos, usted que no cumple con las leyes, usted que le gritas a los niños, usted que se olvidó que jugaba y reía, usted hombre o mujer se considera mejor ser humano
El aquel no escribe bien, pero, nunca niega un abrazo, ese que no habla bien pero sus labios dibujan una sonrisa perfecta, el que no corre bien, pero hace tu camino mágico maravilloso, usted se capaz de considerarse mejor que aquel que puede que olvide lo que le enseño a hacer pero que jamás olvidara tu nombre, quien eres y siempre te lo demostrara con un dulce beso y un fuerte hola.
Piénselo bien y cuando crea que tiene una respuesta, puede escribirme, eso sí piense bien lo que va decir, o mejor no diga nada, porque su opinión, su grandiosa forma de redactar una respuesta, es burda, insignificante, tosca, mediocre, grosera, vulgar ante la mirada tierna de ese niño, y no me importa que me critique con su elaborada dicción y grandioso léxico, porque cuando el ríe, cuando canta, cuando habla, cuando baila, cuando me despierta, y cuando cierra sus ojitos para dormirse a mi lado, ya no me importa que él sea diferente porque gracias a él aprendí a vivir, gracias a él aprendí a amar.
Y GRACIAS A DIOS TENGO UN NIÑO ESPECIAL.