El TOC (Transtorno Obsesivo Compulsivo) es un trastorno psicológico que altera la vida cotidiana del enfermo hasta límites muchas veces inimaginables por quienes no lo padecen. Hay varios tipos de TOC, dependiendo de los síntomas del paciente.
Uno de los tipos de TOC se basa en pensamientos o imágenes mentales recurrentes que el paciente no quiere tener, pero es incapaz de evitarlo, lo que causa estrés, agobio o ansiedad. La acción ante estos pensamientos puede ser tratar de ignorarlos o hacer desaparecerlos, en la mayoría de los casos sin éxito, a no ser que se recurra a un profesional.
Otro de los tipos está caracterizado por obsesiones de repetición o comprobación obsesiva. El paciente se preocupa por comprobar cosas triviales, que tiene la consciencia de que es innecesario comprobar, pero en la mayoría de los casos no puede evitarlo y pierde un tiempo sustancial por estas, digamos, manías. Por poner un ejemplo, podemos suponer un paciente que tras cerrar un recipiente sigue tirando durante un rato como no estando seguro de que el recipiente esté cerrado a pesar de verlo, o que está durante un tiempo mirando la forma de algo, aunque realmente no le importe en absoluto.
En cuanto a la repetición puede ser, por ejemplo, la obsesión por lavarse las manos con excesiva frecuencia o buscar una colocación extrema de los objetos que le rodean.
También están los coleccionadores, que almacenan objetos porque sí, por temor a desprenderse de ellos.
Para un paciente de TOC el no llevar a cabo esos ''rituales'' supone una ansiedad irracional y, en muchos casos, incontrolable, a pesar de que se cree que en la mayoría de los casos el propio enfermo sabe que es cosa de su imaginación y que no habría consecuencias reales por no realizarlos. La enfermedad hace que el paciente, a parte de sufrir, pierda gran parte de su tiempo de manera innecesaria.
Se considera que un alto porcentaje de los pacientes de TOC jamás llega a contactar con un profesional que le ayude a superar su calvario o a, al menos, poder convivir mejor con él. Esto puede deberse a la, digamos, vergüenza, ya que, como ya he dicho, el propio individuo en muchos casos es consciente de la irracionalidad de sus actos.