Un simple recorrido entre dos personas por un camino, aunque se pueda tornar habitual, se presta para generar momentos de gran relevancia para la convivencia en pareja.
Con este post quiero mostrarles detalles, de una ruta que muchas veces recorro con mi chica, esos pequeños o grandes detalles que me detuve a observar un día caminando por allí sin ella, pues cuando esta, toda mi atención no se dirige a otro lado.
¿Porque siempre la recorremos? Bueno, a decir verdad esta pregunta es de esas que se responden con un: 'no lo sé, solo nos gusta' aunque ella si tiene motivos de sobra para guardar con anhelo muchos recuerdos que allí forjo con el paso del tiempo. Incluso antes de mí llegada a su vida.
Quizá sea yo el recién llegado, pero cada paso que he caminado a su lado es una vida entera en esa relatividad del tiempo.
Yo he andado mucho, la verdad no sé cuánto.
Y no es por exagerar, he caminado largas horas, en condiciones climáticas espantosas a veces con muy poca o casi ninguna luz disponible.
Pero ese pequeño tramo, que al contarle a otros solo comentan cosas como: ''No me jodas que flojera'' o a veces dicen: ''wow ¿y no se cansan?''
Para mí siempre es un: ''¿Ya llegamos? ¡Que rápido! Odio esta parte del día.''
El bucle temporal no ocurre, el tiempo transcurre de forma diferente a su lado, la relatividad del mismo hace que todo transcurra más rápido. Y muchas veces comenzamos de día y terminamos el recorrido de noche; pero para mí, solo pasaron escasos minutos.
Sin embargo, le restó importancia a que sensorialmente parece poco tiempo.
Pues, indiferentemente de la cantidad de tiempo que pasemos en ese camino siempre estoy agradado de poder estar un día más.
Porque es el camino de los dos…