El mundo de las criptomonedas está inundado de libertarios. La naturaleza subyacente de las criptomonedas –monedas digitales que no requieren un intermediario y no pueden ser controladas por el gobierno- es música para los oídos de los libertarios. Una queja común contra los libertarios, y por lo tanto contra muchos partidarios de las criptomonedas, es que son inherentemente egoístas. Debido a que ellos no abogan por programas de bienestar social patrocinados por el gobierno, a ellos no les preocupan los pobres ni aquellos con necesidades. Por lo tanto, los proyectos sobre criptomonedas son principalmente para la codicia y el enriquecimiento.
¿Es esto verdad? ¿Los proyectos de criptomonedas existen simplemente por razones de egoísmo? Y ¿El aumento de las criptomonedas empeorará las cosas para los pobres?
El levantamiento de los pobres
De acuerdo a los medios, los traficantes de drogas, los terroristas y los capitalistas codiciosos son las fuerzas primarias detrás del origen del Bitcoin y, por lo tanto, de las criptomonedas en general. En realidad, tanto el pragmatismo como el altruismo provocaron la primera criptomoneda. El Bitcoin nació en el crisol financiero de la crisis de 2008, que causo que millones de personas regulares sufrieran graves dificultades financieras mientras que los gobiernos rescataban a los ricos. La respuesta de Satoshi Nakamoto no fue otra bandita para un sistema económico fallido, si no con un sistema completamente diferente: una red descentralizada peer-to-peer separada de sistema financiero existente basado en la deuda, lejos de las manos de funcionarios corruptos del gobierno.
En tan solo un par de años, la gente vio el potencial de su sistema financiero, particularmente aquellos que estaban olvidados por el actual sistema financiero, como las personas sin cuentas bancarias. El Bitcoin les permitiría a las personas de todo el mundo sin acceso a los bancos y tarjetas de crédito, acceder fácilmente, almacenar y gastar dinero eectrónicamente. Para el 2014, proponentes del Bitcoin como Andreas Antonopoulos alabarían constantemente el potencial del Bitcoin para ayudar a los pobres, especialmente en países en desarrollo. Esto podría ser una ayuda sistemática real, no solo un acto de caridad de una sola vez.
Recuerdo haber leído la historia de una mujer joven en Afganistán, quien tenía un negocio que usaba Bitcoin. Lo que la hace remarcable es que, en su cultura, las finanzas de la mujer tenían que ser controladas por un hombre miembro de su familia, como su padre o tío. Pero el Bitcoin le permitió la independencia financiera a esta joven mujer, que le dio libertad para salir de la pobreza. Historias como esta me inspiran a mí y a muchos otros a adoptar e Bitcoin como un medio para mejorar el mundo.
Las criptomonedas pueden ser transformadoras –no solo para mí, sino para los países. Puede crear sociedades donde todos tengan iguales oportunidades de éxito. Miremos a Venezuela. Se ha convertido en un desastre económico gracias a las políticas socialistas de su gobierno, con su moneda devaluándose cada vez más y más por hora. Este desastre ha puesto a millones de personas en apuros financieros. Sin embargo, si estas personas tuvieran acceso a una criptomoneda que pudieran tanto ahorrar como usar en sus transacciones diarias –una moneda que no se devalúe desde que están en la fila para pagar hasta que llegan a la caja- entonces ellos podrían escapar de la caída en espiral a la pobreza que sus funcionarios gubernamentales les han dejado. Más allá de mantener su valor, esta moneda también necesitaría ser barata de usar, así como privada. Barata de usar para que no se pierda el salario de un día en las tarifas de las transacciones; privada para que ellos puedan mantener sus fondos lejos de los oficiales del gobierno que encuentran un sinnúmero de oportunidades para confiscarle aún más dinero a la gente.
Dash: entrando a la brecha
Desafortunadamente, muchas de las proclamaciones acerca del poder del Bitcoin para ayudar de los pobres han caído en silencio. Debido a los bloques congestionados y la falta de escalabilidad, Bitcoin es ahora otro vehículo de inversión para los ricos. Enviar menos de $100 dólares se vuelve demasiado costoso para la mayoría de la gente, además el principio de micropagos ha sido dejado de lado. Podría parecer que aquellos que acusan a la comunidad de criptomonedas inclinados hacia el libertarismo estaban en lo correcto; después de todo, Samson Mow, CSO de Blockstream, dijo el año pasado, “Bitcoin no es para personas que viven con menos de $2 dólares al día”. Sin embargo, aquellas son las personas en las que muchos pensamos cuando soñamos con el poder del Bitcoin y las criptomonedas en general.
Es en este vacío recién formado donde Dash se ha detenido. Esforzándose por ser verdaderamente “dinero digital”, Dash está comprometido con las bajas tarifas de transacción y la privacidad. Literalmente cualquiera con un teléfono celular (un grupo que incluye muchos de los pobres en países menos desarrollados) puede “ser su propio banco” y realizar transacciones con cualquier persona en el mundo. Dash puede convertirse en un medio por el cual los no bancarizados puedan transferir cualquier cantidad de valor de manera rápida y barata. Así, aquellos que han sido olvidados tanto por el sistema bancario global y, tristemente, el ecosistema del Bitcoin, pueden tener las herramientas financieras para realizar comercios. Ellos no están obligados por gobiernos corruptos o barreras culturales que los encadenen al ciclo de la pobreza.
Aunque Bitcoin pudo haber dejado atrás a los pobres, Dash está preparado para ser un medio por el cual puedan ser sacados de allí, y así ayudar a cumplir la visión de Satoshi de un sistema financiero más justo y equitativo.
Autor: Eric Sammons
Fuente: dashforcenews.com
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