
Un joven al subirse a al autobús para dirigirse a su destino, se convirtió en el centro de atención de las miradas.
Con él, llevaba una mochila negra, que por descuido propio, comenzó a destilar un liquido medio rojo y espeso, además, tenia puesto un pantalón color blanco, lo que debido al liquido se le había formando una mancha roja muy visible.
Todos en el transporte comenzaron a dudar, además, las manos sudorosas y gestos de nerviosismos del joven, puso a todos en alerta.
El chofer de la unidad no se había percatado, ya que no miraba hacia atrás, aún así, el olor putrefacto, había hecho que la unidad se convirtiera en casi un basurero por el mismo.
Rápidamente ubico en su vía a una alcabala de la policía, tan pronto llegó, bajo de la unidad de forma sinuosa, habló con un oficial y le explicó el problema.
Rápidamente le echaron mano, el joven mostró algo de resistencia, por lo que todos se imaginaban lo peor.
Ya en el suelo y con las esposas puestas y boca abajo, les tocaba hacer una requisa a la mochila, aún así, ningún oficial quería abrir la mochila, ya que tenían miedo de ver algo que los dejara en shock.
Llamaron a la policía científica quienes con guantes y mascarillas, se armaron de valor para revisar.
Cuando abrieron, todos taparon sus narices y les daba náuseas, mientras que con asombro observaban.
En un bolsa negra, se encontraban mas de 4 kilos de cabezas de sardinas y desperdicios de pescados.
El joven solo iba a tirarlas a la basura, solo que habían pasado algunos días y por eso estaba en ese estado...