Indefenso me encuentro ante tus ojos,
que me dicen que me quieren siempre,
pues me llevas contigo a tus antojos,
tras el andar tan dulce de tu vientre.
Ya no hay luz que refleje tan sublime,
mi cansado rostro que se agita al verte,
ya no hay pena que de lejos se aproxime,
al cruel final del día en que despierte.
Al fin estás anclada entre mi sueños
fantasía que dependes de mi vida
Al fin nacimos para ser los dueños
de solo una alma que en los dos recida.
Nota: la imagen la tomé con celular en un parque público de mi localidad y fue modificada con filtros.