Existe una leyenda, negada por la iglesia católica, acerca de la existencia de una mujer que llegó a convertirse en Papa de Roma.
Como ya es sabido, la Iglesia Católica mantiene que el sacerdocio es exclusivo de los hombres, por tanto sería imposible que una mujer llegase nunca a ser nombrada Papa. Sin embargo se pueden encontrar muchos escritos y obras de arte acerca de la figura de una mujer llamada Juana (Johanna), supuestamente nacida en Alemania, y que al parecer, por algún motivo que no está muy claro, ocultaba su feminidad y aparentaba ser un hombre.
Se conocen pocos detalles de su vida, pero la mayoría de versiones coinciden en que viajó mucho y tenía numerosos estudios, además de ser una buena oradora y tener una gran capacidad de persuasión. Ya haciéndose pasar por hombre, inició su acercamiento a la religión católica trabajando como copista y posteriormente como notario, lo que la permitió relacionarse con muchos monjes y clérigos, e irse labrando una prometedora carrera que la llevó al Vaticano, donde se hizo muy popular entre las altas esferas, y tras ser secretaria papal, consiguió ser nombrada cardenal.
Nos estamos situando en el siglo IX, y por aquella época, la figura del Papa no era elegida por votación secreta de los cardenales, sino por aclamación popular entre todas las personas fieles de Roma; así que por azar de la vida, y dada su celebridad, la leyenda cuenta que Juana fue elegida Papa de Roma.
No está claro cuál fue su pontificado, aunque se barajan los nombres de Juan VIII y Benedicto III, quienes efectivamente existieron, aunque la Iglesia niega que dichos personajes fueran una mujer.
Al parecer Juana quedó embarazada tras una relación, bien con uno de sus asistentes, bien con un embajador, y a partir de ahí es donde más difieren las diferentes versiones; la más popular de ellas afirma que dio a luz en medio de una procesión, y que los fieles al comprobar que se trataba de una usurpadora, la mataron.
Algunos expertos coinciden en señalar como principal teoría acerca de la aparición de esta leyenda, que la misma surge para desprestigiar al Papa Juan VIII, debido a su poca firmeza en la defensa de la fe católica, lo que provocó que se le señalase como “un afeminado”.
Otros expertos afirman que, aunque la mayor parte de la documentación de sus años de mandato fue destruida, todavía existen numerosas pruebas escritas y cuadros de la época donde aparece la figura de Juana, que pondrían de manifiesto que fue un personaje real; de hecho, durante siglos todo el mundo creía esta historia como cierta. Para estas personas, a la Papisa Juana se la intentó eliminar de la historia, como si nunca hubiese existido.
Para la Iglesia católica y los expertos más escépticos, simplemente se trata de un invento de los muchos que se han extendido a lo largo de los siglos para atacar y desacreditar a la institución eclesiástica.
Pero lo más curioso de este caso, es que según la leyenda, tras descubrirse la supuesta usurpación por parte de la Papisa Juana, la Iglesia estableció un curioso método para tener la certeza que los nuevos sumos pontífices fueran realmente un hombre.
Para ello se ordenó construir la denominada “sedia stercoraria “, que era una silla que tenía un agujero en el centro de la misma. Un clérigo asignado para este menester, al cual se le llamaba “Palpati”, introducía su mano bajo la silla y palpaba los genitales del Papa. Si todo estaba bien y el candidato realmente tenía testículos, el proceso del nombramiento papal continuaba.
La leyenda cuenta que esta tradición continuó hasta el siglo XVI, en el que el Papa Adriano VI la suprimió.
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La Iglesia niega esta historia pero en el museo del Vaticano está expuesta una “sedia stercoraria “. Para muchos expertos esta silla servía para colocar un orinal y que el Papa pudiera hacer sus necesidades sin necesidad de ausentarse. En cambio para los defensores y creyentes de la leyenda, esta silla demuestra la existencia de la Papisa Juana y la costumbre de tocarle los huevos al Papa.
Una vez que el Palpati tocaba los genitales papales pronunciaba la siguiente frase:
"Testículos habet et bene pendentes"
Tras ello, los cardenales contestaban:
"Deo Gratias"
Referencias:
https://www.abc.es/sociedad/20130311/abci-papisa-juana-201303101121.html
http://ec.aciprensa.com/wiki/Juana_Papisa
https://www.libertaddigital.com/opinion/ideas/existio-la-papisa-juana-738.html
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