Hola amigos de @hivecuba, admiro a las familias que enseñan a sus hijos a crear habilidades desde pequeños. La sociedad cubana necesita de algunos cambios, pero para enfrentarlos debemos estar preparados.
Escucho a mi vecino en las madrugadas explicándole a su hijo adolescente como amazar el pan. Me fascina ese olor al amanecer y la certeza que ellos tienen desayuno garantizado.
Recordé la temporada en Burdeos, allí como en todo el mundo, es normal caminar unas cuadras y regresar con pan y pasteles frescos.
Pensé que es un buen oficio para alimentar no sólo a la familia sino a la comunidad y con ello reciben la remuneración necesaria para solventar otras necesidades.
Mis hermanos son cerrajeros, artesanos, economistas, campesinos y yo sé hacer jabón, panetela, artesanías, pero siempre me hicieron creer que no sabía hacer nada. Crecí en una sociedad donde no era importante saber hacer nada ni recibir más dinero que otros porque todos debíamos ser iguales.
La fórmula social falló y más de seis décadas han significado un retroceso en el aspecto económico, social y cultural, no sólo de los individuos sino de la infraestructura del país.
El desarrollo de los oficios, algunos de tradición familiar, fueron mutilados, arrancando así toda posibilidad de desarrollo de emprendimiento.
Podían darnos miles de pesos que no sabíamos por donde empezar porque además fue silenciada la cultura del negocio.
De hecho la palabra negocio era un estigma del que debíamos estar alejados.
Seis décadas de aniquilación del mecanismo de supervivencia, de autosalvación.
Autosustentarse para luego ser útil a la sociedad es algo que ha de partir desde el seno de la familia. Inculcar a los niños la filosofía de progreso mediante la creación y el trabajo es la única fórmula válida para una sociedad desarrollada. Serán hombres y mujeres con capacidades puestas en función del bien propio y el común.
Jorgito ha visto a su abuelo construir sus juguetes más importantes: la bicicleta, la carriola, el columpio.
Con ellos ha crecido y comparte sus juegos con niños de la comunidad, algunos si bien ostentan juguetes de tecnologías avanzadas, prefieren jugar con los artefactos manufacturados.
Jorgito incluye en sus juguetes un martillo, imán, piezas para golpear y mira atento al abuelo mientras desarrolla su oficio.
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También lo acompaña al campo, allí respira aire puro, camina por el surco, arranca alguna hierva y se interesa por el nombre de alguna ave que revolotea por el sembrado.
A su regreso su mente viene cargada de experiencias qué ya no olvidará. Ya Jorgito tiene cinco años, los cumple precisamente hoy Día de Reyes. Todavía cree que los juguetes le son regalados por los Reyes Magos, anoche como otros años puso heno y agua debajo de su cama para aliviar la sed y el hambre de los visitantes, pero un día guardará esas memorias junto a las de su abuelo con martillo en mano construyendo para él un mejor futuro.
Este texto está libre de AI. Las fotos usadas son de mi propiedad
English
The seed
Hello friends of @hivecuba, I admire families who teach their children to create skills from a young age. Cuban society needs some changes but to face them we must be prepared. I listen to my neighbor in the early mornings explaining to his teenage son how and when to knead the bread. I am fascinated by that smell at dawn and the certainty that they have guaranteed breakfast.
I remembered the season in Bordeaux, there as everywhere in the world, it is normal to walk a few blocks and return with fresh bread and pastries. I thought that it is a good job to feed not only the family but the community and with this they receive the necessary remuneration to meet other needs.
My brothers are locksmiths, artisans, economists, farmers and I know how to make soap, panetela, crafts, but they always made me believe that I didn't know how to do anything. I grew up in a society where it was not important to know how to do anything or receive more money than others because we should all be equal.
The social formula failed and more than six decades have meant a setback in the economic, social and cultural aspects, not only of individuals but of the country's infrastructure.
The development of trades, some of family tradition, were mutilated, thus removing any possibility of entrepreneurial development.
They could give us thousands of pesos that we didn't know where to start because the business culture was also silenced. In fact the word business was a stigma that we should stay away from.
Six decades of annihilation of the survival mechanism, of self-salvation. Scaring yourself to then be useful to society is something that has to start from within the family. Instilling in children the philosophy of progress through creation and work is the only valid formula for a developed society. They will be men and women with capabilities focused on their own and the common good.
Jorgito has seen his grandfather build his most important toys: the bicycle, the stroller, the swing. He has grown up with them and shares his games with children in the community. Some of them, although they have toys with advanced technologies, prefer to play with manufactured artifacts. Jorgito includes in his toys a hammer, magnet, pieces to hit and watches Grandpa attentively while he develops his craft.
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He also accompanies him to the field, there he breathes fresh air, walks through the furrow, plucks some grass and becomes interested in the name of some bird that flutters around the field.
Upon his return, his mind is loaded with experiences that he will never forget. Jorgito is now five years old, he turns them precisely today on Three Kings Day. He still believes that the toys are given to him by the Three Wise Men, last night like other years he put hay and water under his bed to relieve the thirst and hunger of the visitors, but one day he will keep those memories along with those of his grandfather with a hammer in hand building a better future for him.
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