VERSIÓN EN ESPAÑOL
Un afectuoso saludo para todos mis hiveamig@s, un gusto estar nuevamente compartiendo experiencias con ustedes.
En esta oportunidad les voy a hablar de mi comadrita querida Adonaida, hermana que me regaló la vida, mujer bella, espléndida, inteligente y toda una guerrera en la vida que le ha tocado llevar.
La conocí hace más de 15 años, en momentos difíciles, cuando falleció su esposo. Nuestros hijos ya se conocían y compartían más que una amistad, más bien, una hermandad.
Allí empieza el viaje de nuestra amistad, dándole apoyo emocional a mi ahijado Boris, hijo de mi comadrita querida, así nació el compadrazgo. Desde allí siempre compartiendo en familia, en celebraciones y pare usted de contar, como decimos los venezolanos.
Precisamente, la foto dónde estamos las dos junto a una vecina fue en la celebración de los 15 años de una amiguita y a pesar de que se ve en la foto varios vasos, ninguna de las dos tomamos. Esa noche la pasamos tomando agua, soda y la botella de whisky sin destapar jajaja; así compartíamos, sanamente.
Mi comadrita querida es sobreviviente de cáncer de mamas desde el año 1994, sin embargo, justamente en el año 2018, fue a un chequeo médico de rutina donde detectaron anomalías en el seno que le quedaba, por lo que tomaron los médicos la decisión de extirparle la mama.
Debido a esa cirugía tenía mi comadrita querida que empezar a tomar la quimio oral, situación que se complicó porque para ese momento en mi amada Venezuela se sentía fuerte la escasez de los medicamentos y la quimio no escapaba a ello.
Mi comadrita Adonaida es peruana de nacimiento y nacionalizada como venezolana desde el año 1992. Vino a nuestro país a participar en eventos médicos y a trabajar en su profesión como fisiatra.
Acá en Venezuela, especialmente en Caracas, conoció el amor, su esposo, también peruano, con quien procreó un hijo, Boris, mi ahijado, joven, además de guapo, inteligente.
Ya para 2017, con inicio de la diáspora, Boris decide emigrar a Perú, país natal de mi comadrita querida, dónde a través del apoyo económico del hermano mayor de mi comadrita querida, empieza a estudiar una carrera universitaria.
Sin embargo, la partida de Boris, sumado a la escasez de los medicamentos para la quimio y sus altos costos, la llevó a tomar la decisión de retornar a Perú. En su país natal tuvo el reencuentro con sus familiares, con sus orígenes y ancestros.
Lamentablemente, la cultura peruana es bastante cerrada y mi comadrita ha tenido que enfrentar, si se quiere pensar, un destierro porque ahora sus paisanos le echan en cara que ella es venezolana, definitivamente, el ser humano es incomprensible.
Gracias a Dios que ha tenido el apoyo incondicional de su familia y en estos cinco años ha podido disfrutar del amor y la compañía de sus familiares y ver materializado la culminación de la carrera de mi ahijado Boris, además de la atención y tratamiento médico de su enfermedad, en la cual, es victoriosa nuevamente, con la bendición de Dios y nuestro señor Jesucristo.
A través de sus vivencias, he aprendido a querer y conocer su tierra natal también como llama ella a Perú, en pocas palabras, intercambio cultural.
Esperándola estoy para inicio del próximo año para así poder compartir y expresarnos el cariño que es mutuo.
English version
An affectionate greeting to all my hiveamig@s, a pleasure to be again sharing experiences with you.
This time I am going to talk to you about my dear comadrita Adonaida, a sister who gave me the gift of life, a beautiful, splendid, intelligent woman and a warrior in the life she has had to lead.
I met her more than 15 years ago, in difficult times, when her husband died. Our children already knew each other and shared more than a friendship, but rather a sisterhood.
That is where the journey of our friendship began, giving emotional support to my godson Boris, son of my beloved comadrita, and that is how the compadrazgo was born. From there, we always shared as a family, in celebrations and so on, as we Venezuelans say.
Precisely, the photo where we are both together with a neighbour was at the celebration of a friend's 15th birthday, and despite the fact that you can see several glasses in the photo, neither of us drank. That night we spent it drinking water, soda and the bottle of whisky uncorked hahaha; that's how we shared, in a healthy way.
My dear comadrita is a breast cancer survivor since 1994, however, just in 2018, she went for a routine medical check-up where they detected abnormalities in her remaining breast, so the doctors made the decision to remove her breast.
Due to this surgery my dear comadrita had to start taking oral chemo, a situation that was complicated because at that time in my beloved Venezuela there was a severe shortage of medicines and chemo was no exception.
My comadrita Adonaida is Peruvian by birth and nationalised as a Venezuelan since 1992. She came to our country to participate in medical events and to work in her profession as a physiatrist.
Here in Venezuela, especially in Caracas, she met her love, her husband, also Peruvian, with whom she had a son, Boris, my godson, young, handsome and intelligent.
By 2017, with the beginning of the diaspora, Boris decided to emigrate to Peru, my beloved comadrita's native country, where through the economic support of my beloved comadrita's older brother, he began to study a university degree.
However, Boris' departure, together with the shortage of chemo drugs and their high cost, led her to decide to return to Peru. In her native country she was reunited with her family, her origins and her ancestors.
Unfortunately, Peruvian culture is quite closed and my comadrita has had to face, if you want to think about it, an exile because now her fellow countrymen throw in her face that she is Venezuelan, definitely, human beings are incomprehensible.
Thank God that she has had the unconditional support of her family and in these five years she has been able to enjoy the love and company of her family and see the culmination of my godson Boris' career come to fruition, as well as the medical attention and treatment of her illness, in which she is once again victorious, with the blessing of God and our Lord Jesus Christ.
Through her experiences, I have learned to love and get to know her homeland, as she calls Peru, in short, cultural exchange.
I am waiting for her at the beginning of next year so that we can share and express our mutual affection.