Buenos días, buenas tardes y buenas noches amigos de y compañeros de Community. Cómo han estado? Espero que de lo mejor. Hoy quiero compartir con ustedes una reflexión sobre un entrenamiento que, aunque no fue el más intenso ni el más exigente, me dejó grandes enseñanzas. A veces, la fatiga y el desgaste físico nos recuerdan la importancia de escuchar a nuestro cuerpo y entender que no siempre podemos rendir al máximo.

Para el entrenamiento de hoy, decidí no exigirme demasiado, ya que me encontraba en un estado de fatiga que afectaba notablemente mi rendimiento. Aunque todavía tenía la fuerza suficiente para realizar ejercicios o movimientos específicos y técnicamente exigentes, como el hefesto y la full planche, se podían notar pequeños cambios tanto en la forma como en la duración de cada movimiento. Estos detalles, aunque sutiles, resultaron un poco frustrantes al principio, ya que no estaba acostumbrado a un desempeño por debajo de mis estándares habituales. Sin embargo, como siempre digo, todo sucede por una razón, y esta situación no sería la excepción.

Me detuve a reflexionar sobre qué podría haber causado este nivel de fatiga en los últimos días, y rápidamente llegué a la conclusión de que fue la entrada de ángel. Este movimiento, conocido por su alta exigencia física, había dejado mis antebrazos y hombros sumamente desgastados. Era evidente que el esfuerzo realizado durante esa práctica había tenido un impacto significativo en mi cuerpo, y mi sistema muscular necesitaba un tiempo de recuperación para volver a su estado óptimo.

Ante esta situación, decidí no forzar demasiado durante este entrenamiento. En lugar de intentar superar mis límites, opté por escuchar a mi cuerpo y darle el descanso que necesitaba. A veces, es crucial reconocer cuándo es momento de parar y permitir que el cuerpo se recupere, ya que el sobreentrenamiento puede llevar a lesiones o a un estancamiento en el progreso. Este enfoque no solo me ayudó a evitar un mayor desgaste, sino que también me permitió reflexionar sobre la importancia del equilibrio entre el esfuerzo y la recuperación.

Este día me sirvió para recordar que el entrenamiento no se trata solo de superar límites físicos, sino también de aprender a gestionar las emociones y la frustración que pueden surgir cuando las cosas no salen como uno espera. Aceptar que no siempre se puede estar al 100% es parte del proceso, y entender que los días de menor intensidad también contribuyen al crecimiento a largo plazo.

Aunque este entrenamiento no fue el más intenso ni el más productivo en términos de rendimiento físico, sí fue una valiosa lección sobre la importancia de la autoconciencia, la paciencia y el respeto hacia el propio cuerpo. Ahora, con una mentalidad renovada y un cuerpo más descansado, estoy listo para retomar mis rutinas con mayor energía y enfoque en los próximos días.

Espero que lo hayan disfrutado, nos volveremos a ver muy pronto.

Good morning, good afternoon and good evening friends from and colleagues of Community. How have you been? I hope the best. Today I want to share with you a reflection on a workout that, although it was not the most intense or the most demanding, left me with some great lessons. Sometimes fatigue and physical exhaustion remind us of the importance of listening to our body and understanding that we cannot always perform at our best.

For today's workout, I decided not to push myself too hard, as I was in a state of fatigue that significantly affected my performance. Although I still had enough strength to perform specific and technically demanding exercises or movements, such as the hefesto and full planche, small changes could be noticed in both the form and duration of each movement. These details, although subtle, were a bit frustrating at first, as I was not used to performance below my usual standards. However, as I always say, everything happens for a reason, and this situation would be no exception.

I paused to reflect on what could have caused this level of fatigue over the past few days, and quickly came to the conclusion that it was the angel cueing. This movement, known for its high physical demand, had left my forearms and shoulders extremely worn. It was evident that the exertion during that practice had taken a significant toll on my body, and my muscular system needed some recovery time to return to its optimal state.

Faced with this situation, I decided not to push myself too hard during this training. Instead of trying to push my limits, I chose to listen to my body and give it the rest it needed. Sometimes, it is crucial to recognize when it is time to stop and allow the body to recover, as overtraining can lead to injury or a plateau in progress. This approach not only helped me avoid further burnout, but also allowed me to reflect on the importance of balance between effort and recovery.

This day served as a reminder that training is not just about pushing physical limits, but also about learning to manage the emotions and frustration that can arise when things don't go as expected. Accepting that you can't always be at 100% is part of the process, and understanding that the lower intensity days also contribute to long-term growth.

Although this workout was not the most intense or productive in terms of physical performance, it was a valuable lesson in the importance of self-awareness, patience and respect for one's own body. Now, with a renewed mindset and a more rested body, I am ready to resume my routines with greater energy and focus in the coming days.

I hope you enjoyed it, we'll see you again very soon.