Nuestra aventura comenzó a las 10:30 de la mañana. Nos reunimos en casa de un amigo, un punto de encuentro habitual para nosotros. Allí, antes de dirigirnos a nuestro destino principal, aprovechamos para hacer un poco de ejercicio. Su casa cuenta con una barra para entrenar, así que dedicamos un tiempo a activarnos y compartir un momento de camaradería mientras hacíamos algunas repeticiones.
Alrededor de las 12:00 del mediodía, finalmente emprendimos nuestro camino hacia la piscina. La emoción era palpable en el ambiente. Ya en la piscina nos esperaban no solo nuestros amigos, sino también algunos familiares de uno de ellos, lo que hizo el grupo aún más grande y animado. El trayecto hasta la piscina fue corto, apenas unos diez minutos, pero la anticipación hacía que pareciera más largo.
Una vez allí, la diversión comenzó de inmediato. Nos sumergimos en el agua, disfrutamos del sol y, por supuesto, no podían faltar las fotos y los videos para inmortalizar esos momentos de risas y alegría. Personalmente, me divertí muchísimo; el ambiente era inmejorable y la compañía, excelente.
Para recargar energías, disfrutamos de una deliciosa comida: arroz con pollo, un clásico que nunca falla, acompañado de pan de arequipe, un dulce tradicional que siempre es bienvenido, y refrescantes bebidas para combatir el calor. Sin embargo, debo confesar que el agua de la piscina, probablemente por el cloro, no me sentó del todo bien y al final del día terminé con un ligero resfriado, ¡pero afortunadamente ya me estoy recuperando!
Alrededor de las 5:00 de la tarde, cuando el sol comenzaba a declinar, decidimos que era hora de marcharnos. De camino a casa, hicimos una parada para comprar unos panes. La idea era ir a casa de otro de nuestros amigos para preparar unas tostadas rellenas de queso, una merienda deliciosa y reconfortante para cerrar el día.
Después de disfrutar de las tostadas y seguir compartiendo anécdotas del día, llegó el momento de despedirnos. Dejé a mis otros tres amigos en sus casas, ya que viven más cerca de ese punto que yo. Finalmente, llegué a mi hogar. Lo primero que hice fue darme una ducha para quitarme el olor a cloro y cambiarme de ropa. Poco después de estar en casa, hubo un corte de luz. Sin mucho más que hacer, decidí acostarme para pasar el rato y, en poco tiempo, me quedé profundamente dormido.
Y así concluyó este maravilloso día de piscina con mis amigos. Fue una jornada llena de risas, sol y buena compañía, a pesar del pequeño inconveniente al final. ¡Muchas gracias a todos por acompañarme a revivir este día!
Our adventure began at 10:30 in the morning. We met at a friend's house, a regular meeting point for us. There, before heading to our main destination, we took the opportunity to get some exercise. His house has a workout bar, so we spent some time getting active and sharing a moment of camaraderie while doing some reps.
Around 12:00 noon, we finally made our way to the pool. The excitement was palpable in the air. Already at the pool, not only our friends were waiting for us, but also some family members of one of them, which made the group even bigger and livelier. The ride to the pool was short, only about ten minutes, but the anticipation made it seem longer.
Once there, the fun began immediately. We dove into the water, enjoyed the sun and, of course, could not miss the photos and videos to immortalize those moments of laughter and joy. Personally, I had a lot of fun; the atmosphere was unbeatable and the company was excellent.
To recharge our batteries, we enjoyed a delicious meal: rice with chicken, a classic that never fails, accompanied by arequipe bread, a traditional sweet that is always welcome, and refreshing drinks to combat the heat. However, I must confess that the pool water, probably because of the chlorine, did not agree with me and at the end of the day I ended up with a slight cold, but fortunately I am already recovering!
Around 5:00 in the afternoon, as the sun was beginning to set, we decided it was time to leave. On the way home, we stopped to buy some bread. The idea was to go to another friend's house to prepare some cheese-filled toast, a delicious and comforting snack to end the day.
After enjoying the toast and continuing to share anecdotes of the day, it was time to say goodbye. I left my other three friends at their homes, as they live closer to that point than I do. Finally, I arrived home. The first thing I did was take a shower to get rid of the chlorine smell and change my clothes. Shortly after I was home, there was a power outage. Without much else to do, I decided to lie down to pass the time and, before long, I was fast asleep.
And so ended this wonderful day at the pool with my friends. It was a day full of laughter, sunshine and good company, despite the small inconvenience at the end. Thank you all so much for joining me to relive this day!
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