Saludos amigos de hiveswc

Hola, hivers.

Hoy quiero compartir con ustedes un recuerdo de hace unos años, cuando las tardes de entrenamiento eran una parte esencial de mi rutina. Era una época en la que mi condición física estaba en su punto máximo, cuando cada sesión me exigía al límite y cada movimiento me hacía sentir más fuerte.

Aquella tarde, junto a mi pana Homi, Gerardo, un gran amigo y compañero de entrenamiento, nos reunimos en el parque de mi casa en Pitahya. La rutina fue intensa: muscle ups, dominadas, fondos y flexiones de pino. Cada repetición era una prueba de resistencia, cada ejercicio, un reto personal.

Recuerdo que en ese entonces aún no nacía mi hijo Emiliano, que ahora ya tiene casi tres años. Cómo cambian las cosas con el tiempo… Hoy en día, las responsabilidades han reducido mi tiempo de entrenamiento. Esta semana, por ejemplo, apenas he podido hacer una sesión. Pero eso no significa que el fuego se haya apagado, ni que la pasión por la calistenia se haya desvanecido.

Cada vez que entreno, aunque sea solo un día, me recuerda quién soy y lo que puedo lograr. Porque más que un ejercicio, es un estilo de vida.