Hola, gente de #Hive y #SWC, hoy quiero compartirles unas fotografías que capturan el inicio de mi retorno al entrenamiento este lunes, junto con algunas reflexiones sobre lo que significa empezar de nuevo con propósito. El día comenzó temprano, con una sensación de renovación en el aire. Me levanté a una hora razonable, suficiente para comenzar a tachar los objetivos que había trazado para esta semana. Desde finales del año pasado, he estado preparando el terreno, delineando metas claras y armando un plan sólido para enfrentar este nuevo ciclo. Y aunque sé que los grandes logros requieren paciencia y constancia, también sé que el primer paso es siempre el más importante, porque encierra la semilla de todo lo que está por venir. La mañana transcurrió con fluidez: después de desayunar, retomé mis estudios de programación, un hábito que había dejado en pausa en diciembre para recargar energías. Volver a ello fue como reavivar un fuego; aunque lento al principio, pronto volvió a arder con fuerza. Varias horas frente al computador se sucedieron mientras repasaba conceptos, aprendía cosas nuevas y trazaba caminos para proyectos futuros. Sin darme cuenta, llegó la tarde, y con ella el momento de entrenar. Al llegar al lugar de entrenamiento, no voy a mentir, me sentía un poco desactivado. Pero hay algo mágico en dar el primer esfuerzo, en ejecutar el primer movimiento. Todo lo que parecía pesado comenzó a sentirse posible, y poco a poco mi cuerpo y mi mente se alinearon. Inicié con una One Arm Planche de unos cinco segundos, seguida de una Full Planche de tres segundos, un logro que no esperaba pero que me llenó de energía. Después probé un press, bajándolo en plancha doblada por unos tres segundos más, reafirmando que la fuerza no solo reside en el cuerpo, sino también en la voluntad de intentarlo. Este primer entrenamiento no fue tanto un reto físico como una prueba mental, una manera de calibrar mi estado y reconocer que siempre hay margen para mejorar. Fue un recordatorio de que el progreso no se mide solo por los logros visibles, sino por nuestra capacidad de volver, de perseverar, incluso cuando las cosas parecen más lentas o difíciles. Como alguna vez leí: “La excelencia no es un acto, sino un hábito”. Y eso es exactamente lo que busco construir, día tras día, sin excusas y con determinación. Finalmente, tras concluir el entrenamiento, hice una parada en casa de un amigo para saludarlo. Al regresar a casa, me sentí satisfecho, no solo por lo que logré hoy, sino por lo que representa este inicio. A veces, el camino hacia nuestras metas no requiere pasos perfectos, sino el compromiso de caminar hacia adelante, aunque sea lentamente. La clave está en no detenerse. Gracias por leer y por ser parte de este viaje. Nos vemos en la próxima, con más reflexiones, aprendizajes y avances que compartir. ¡Que nada los detenga!
Hello #Hive and #SWC folks, today I want to share with you some photos that capture the beginning of my return to training this Monday, along with some reflections on what it means to start fresh with purpose. The day started early, with a sense of renewal in the air. I got up at a reasonable hour, enough to start crossing off the goals I had outlined for this week. Since the end of last year, I've been laying the groundwork, outlining clear goals and putting together a solid plan to tackle this new cycle. And while I know that great achievements require patience and consistency, I also know that the first step is always the most important, because it holds the seed of all that is to come. The morning went smoothly: after breakfast, I resumed my programming studies, a habit I had put on hold in December to recharge my batteries. Returning to it was like rekindling a fire; although slow at first, it soon burned brightly again. Several hours in front of the computer went by as I reviewed concepts, learned new things and traced paths for future projects. Before I knew it, the afternoon arrived, and with it the time for training. Arriving at the training site, I'm not going to lie, I was feeling a little deactivated. But there is something magical about giving the first effort, executing the first movement. Everything that seemed heavy started to feel possible, and little by little my body and mind aligned. I started with a One Arm Planche of about five seconds, followed by a Full Planche of three seconds, an accomplishment I didn't expect but which filled me with energy. I then tried a press, lowering it into a bent planche for about three more seconds, reaffirming that strength lies not only in the body, but also in the will to try. This first workout was not so much a physical challenge as it was a mental test, a way to gauge my condition and recognize that there is always room for improvement. It was a reminder that progress is not measured only by visible accomplishments, but by our ability to come back, to persevere, even when things seem slower or more difficult. As I once read, “Excellence is not an act, but a habit.” And that is exactly what I seek to build, day after day, without excuses and with determination. Finally, after concluding the training, I stopped at a friend's house to say hello. Upon returning home, I felt satisfied, not only for what I accomplished today, but for what this start represents. Sometimes, the path to our goals does not require perfect steps, but a commitment to walk forward, even if slowly. The key is not to stop. Thank you for reading and for being part of this journey. See you next time, with more reflections, learnings and progress to share. May nothing stop you!
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