El soporte de la autenticidad es la identidad. Un individuo que está identificado consigo mismo, será autentico, no necesitará aparentar nada a nadie porque el mismo se acepta tal cual es y en ocasiones siente mucho orgullo de cómo es y de cómo actúa. La naturalidad consiste en identificar mi yo subjetivo lo cual es todo lo que soy, mi presente, pasado y futuro con lo que objetivamente en la práctica me gustaría ser o vivir, ósea sin alejamiento entre lo que soy y lo que quisiera ser. El transcurso de personalización se da partiendo del conocimiento de nosotros mismos y de aceptarnos. Quien no se reconoce a sí mismo y niega lo que es o pretende hacerse ver diferente, entonces existe con una falta de identificación. Hay dos cualidades que se demandan para la identificación son el valor y la franqueza.
Los seres humanos modernos han sido masificados, debido a que ya no examinan a su propia conciencia. A las personas les falta cavilar sobre su espíritu y tener sinceridad consigo mismos. Fallan en afrontar la verdad de su propia existencia y, debido ello, no son seres auténticos, comienzan entonces a aparentar. La sociedad asigna estándares que no son equilibrados ni factibles para la mayoría. Esencialmente esta presión por cumplir es lo que lo que lleva a las personas a la comparación con otros y forjar sentimientos de vacilación y baja autoestima, y como resultado a aparentar sin vivir con autenticidad, es una mal de este siglo y cada día unido a redes sociales y comportamiento en sociedad se acrecienta.