No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba.
-Séneca.
→ Continúa de El camino recorrido... (Parte VII). →
Esta vez no llegamos en la madrugada, pero sí en la noche. Habíamos coordinado un voluntariado en una posada turística, en el conocido "Camino del fin del Mundo" ubicado en Mocoa, capital del departamento del Putumayo, Colombia.
Anuncio ubicado en la entrada del corredor turístico, donde promociona algunas de las atracciones naturales.
Llegamos los primeros días de Diciembre del 2020, al ser de noche y tratarse de una zona "selvática" donde no hay electricidad, no fue mucho lo que vimos esa noche que llegamos. Recuerdo que anduvimos esos caminos de fango y maleza alumbrados por la linterna de un celular, con mucho cuidado por el peso del equipaje y la falta de luz. Los gatitos iban en los guacales y eso nos ayudó mucho, porque no me imagino como hubiera sido ese camino si hubiéramos ido con el 'gatomóvil' en el que llevábamos a los gatos anteriormente.
Lo que denominamos terreno fangoso, Ágatha siguiéndonos.
Recién llegando solo nos dio tiempo de saludar y charlar un poco, nos hablaron un acerca de los animalitos que íbamos a cuidar como parte de voluntariado, los nombres de cada uno y así. Al rato fuimos a dormir, en una cabaña super linda que había detrás de la cabaña principal.
Al levantarnos, el primer día.
La primera mañana fue super hermoso, pudimos ver todo el área y a los demás animalitos con la luz del sol.
Entrada al Centro EtnoArtístico Achalay. Los gatos empezando a conocer.
Así conocimos a Victoria la yegua, a los gatitos Moi, Covid, a la perrita Luna (alta guardiana eh), a los peces Koi en su hermoso estanque. Mascotitas que estarían a nuestro cuidado durante las siguientes semanas, como parte del intercambio voluntario que mantuvimos con el Centro EtnoArtístico Achalay
La yegua Victoria, la gata manchadita que no recordamos su nombre :'(, abajo de Victoria está el gatito Moi, al lado de Moi está la gata Covid (llegó al lugar durante la pandemia, y le pusieron ese nombre), luego está el estanque con los peces Koi, hermosos. Y de última pero no menos importante, en la esquina inferior derecha la perrita guardiana Luna <3.
Los gatos estaban muy felices con sus nuevos amigos.
Los gatitos conociendo al gato Moi, con el tiempo se haría muy buen amigo del gato Luna.
Una de las primeras caminatas que hicimos fue subiendo la montaña, del lugar donde estábamos (Achalay) a la cabaña de unos amigos, la cual queda bastante más arriba en la montaña. Tomamos nuestros gatitos en sus guacales, y junto con otras personas maravillosas con las que coincidimos en el sitio, emprendimos camino, en medio de una espesa selva, con algunos caminos definidos, como el famoso camino de piedra que verán a continuación...
El camino de piedra es muy lindo, corre un pequeño arroyo que va suavizando la piedra. También lo hace propenso a resbalones y caídas jejeje...
El camino es muy bonito, agradable a la vista aunque no tanto para los pies, jeje. Los lugareños ya lo tienen muy claro, uno el forastero va tropezando por todos lados, con piedras, árboles y esas plantas con púas que te rosan y queda un aruño...
Hay caídas de agua prácticamente por todos lados, una más hermosa que la otra. Es un espectáculo para los sentidos, los cantos de los pájaros, la inmensidad del monte, el sonido del agua...
Agua pura del Putumayo, Diciembre del 2020.
Natalia en medio de esas cristalinas aguas, detalle de las botas pantaneras jeje.
Luego de esa caminata de varias horas, llegamos a la cabaña de nuestros amigos. Lastimosamente me doy cuenta de que no tengo una foto de la cabaña como tal, pero tengo una panorámica que tomé porque me asombraba estar tan adentro en la selva, y la vista del espeso bosque amazónico.
Panoramica de la vista, los árboles.
En los siguientes días, luego del trabajo en la cabaña de nuestros amigos (fuimos a colaborar en algunas labores de bio construcción en el lugar), ya fuimos a dar otros paseos y sobre todo a conocer otras hermosas caídas de agua, como por ejemplo...
Sino me equivoco esta es la "Cascada Arcoiris", denominada así porque al chocar el agua contra la roca se produce una bruma, que a los rayos del sol genera un arco iris.
Caídas de agua en el Putumayo colombiano hay como arroz picado, nos alegra mucho haber tenido la oportunidad de conocer tan hermosos lugares, además con unas muy lindas compañías. Otra caída de agua es, "El ojo de Dios"...
"El ojo de Dios" al fondo, un espectáculo a la vista.
Tenemos más fotos y sobre todo vídeos de esos lugares que me gustaría mostrarles, los dejaré para un vídeo de 3Speak y así no perder el hilo del viaje. También me gustaría mostrarles como los gatitos nos acompañaban caminandito por todos esos caminos fangosos, de hecho...
El gatito Luna en el Ojo de Dios, recuerdo que ésta foto la tomó Yerson, quien fue nuestro anfitrión en el voluntariado y guía por estas caminatas.
De vuelta en la cabaña Achalay, volvimos a nuestras labores de voluntariado, recuerdo que una parte sumamente importante era mantener siempre la Tulpa encendida.
La Tulpa, el lugar más importante de la cabaña. Allí se cocina, se reúnen a comer, a charlar, se hacen los famosos rituales de Yahé. La Tulpa ahuyenta a los malos espíritus y las malas energías.
Alimentar y cuidar a los animalitos es una labor muy hermosa, uno se levanta con ganas de ir a darles los buenos días.
Los gatitos siempre con apetito, jaja...
Dándole comidita a los peces, Luna la guardiana siempre está atenta.
Los peces comían bastante y con ganas, y es que son grandecitos...
Ya para ese entonces hicimos algún que otro amigo de las otras cabañas/hospedajes que estaban alrededor, como por ejemplo Yamid, con quien pasamos ratos muy agradables...
Yamid y Natalia, conversando en esas gigantescas piedrotas.
Unos amigos que nos tropezamos en Mocoa, fuimos a un lugar llamado "Puente Dantayaco", por donde se llega a un hermoso lugar para bañarse.
Miren esas caras de diversión jajaj...
Pozo "Dantayaco", les mostraré un vídeo luego.
De verdad que la cantidad de cascadas, pozos, y demás es impresionante, unos más lindos que otros, una maravilla visual que agradecemos mucho haber podido mirar, y habitar durante esos dos meses.
Me gustaba mucho ir a nadar en este lugar.
Los gatos? Felices, de verdad que les gustaba mucho el lugar y no se separaban de nosotros, a pesar de tener to' ese monte a su disposición.
Habían más o menos mosquitos y zancudos, como imaginarán...
Y bueno, ya venía siendo la hora de decir "hasta luego", así que como de costumbre nos despedimos de todos los amigos de 2 y de 4 patas que hicimos en el lugar, un "nos vemos pronto" con la voz serena...
Victoria, "Vicky". Le tomé mcho cariño, nunca había convivido tanto con un equino. Super inteligente.
Los perritos de la parada del autobus que siempre salían a despedirnos, y a recibirnos cada vez que volvíamos de trabajar. Hermosos.
Super cariñosos los animalitos <3
Uno de los últimos días, Yerson nos pasaba datos de lugares, y de rutas por el camino que íbamos a transitar...
La Tulpa, un lugar mágico.
El tiempo que estuvimos en Mocoa fue muy especial, con la oportunidad de estar en plena selva amazónica fue una experiencia que disfrutamos al máximo y que agradecemos mucho...
El rio...
Mocoa, y el Putumayo en general nos parece un lugar sumamente mágico, místico y privilegiado en fauna, flora, y gente...
Salíamos a dar una vuelta y conseguíamos resto de frutas por ahí.
Estaremos eternamente agradecidos con esta etapa del viaje.
Atardecer desde una montaña.
Y ya entradito Enero del 2021 partimos con rumbo a...
Les contaremos en la próxima parte de "El camino recorrido..."