Hola mi estimada gente de internet.
Ha pasado algo de tiempo desde la última vez que aparecí por acá. Y es que las cosas se han puesto un poco intensas en mi vida los últimos meses. Todo para bien.
La última vez que escribí por aquí el cambio más importante fue que acostumbrarme a la dinámica de empezar a vivir solo.
En ese tiempo seguía trabajando en el bufete. Pero desde finales de noviembre hasta el mes pasado estuve cumpliendo uno de mis sueños: trabajar en el ámbito del derecho internacional humanitario.
Comencé a trabajar en una Organización Sin Fines de Lucro de mi localidad. Es algo que había querido hacer desde que estaba en la Universidad. Ya en mis tiempos de estudiante prestaba servicio como voluntario en distintas zonas de la frontera colombo venezolana. No obstante, debo admitir que fue extremadamente complicado para mi entrar en este mundo.
Envíe CV durante más de dos años desde que culmine mis estudios sin poder contar con una oportunidad en una organización. Mientras eso pasaba, seguía puliendo mi experiencia como abogado de tribunales, bien como funcionario judicial o bien como abogado litigante adscrito a un bufete local. Sin embargo, durante todo ese tiempo siempre quería poder ayudar de una forma más directa a personas vulnerables.
Estuve trabajando en la coordinación de un proyecto de asistencia humanitaria en un municipio de mi estado. Se trataba de asistencia a personas en movilidad. Y es que, aunque muchas personas hablan de la mejora en las condiciones de vida de Venezuela, lo cierto es que cada día cientos de personas abandonan inclusive caminando el territorio nacional en busca de un mejor futuro para sí y para sus familiares.
Eran jornadas intensas de asistencia. Recuerdo una frase de Martha Gellhorn que decía que había que dormir poco, trabajar mucho y amar a la mayor cantidad de personas posibles. Y siento que esto describe mi trabajo en ese tiempo. Se me permitió la oportunidad, por medio del servicio, de poder dar mucho de mí a personas que más lo necesitaban, lo cual es algo que me llena completamente de orgullo.
Este año también pude cumplir otro sueño, y es que admitieron como profesor en un instituto universitario local. Siempre quise ser profesor. Creo que es una profesión con la cual puedes llegar a impactar a muchas personas con tu conocimiento. Creo que la enseñanza es un medio por el cual las personas pueden crecer y mejorar no solo sus vidas, sino también sus propios entornos.
Actualmente ya no trabajo en la organización humanitaria, por cuanto el proyecto alcanzo la meta deseada y esta semana se acabó el primer semestre académico en el instituto.
Lo cual me ha permitido reflexionar un poco sobre mi vida en los últimos meses, y darme cuenta de lo perdido que había estado hasta hace poco. Ratifico mi compromiso con las personas.
Reconozco el deseo de servir como un deseo que me hace despertar cada día y me ayuda a seguir adelante. Y después de todo lo vivido hasta este punto del año, considero que es un aspecto de mi vida del que difícilmente pienso desprenderme, el ayudar a las personas, bien sea ayudando con su educación, o ayudando a quienes más lo necesiten.
Hello my dear people of the internet.
It's been a while since I've been here. Things have been a bit intense in my life the last few months. All for the better.
The last time I wrote here the most important change was that I had to get used to the dynamics of living on my own.
At that time I was still working at the law firm. But from the end of November until last month I was fulfilling one of my dreams: to work in the field of international humanitarian law.
I started working at a local non-profit organization. It is something I had wanted to do since I was in college. Already in my student days I was volunteering in different areas of the Colombian-Venezuelan border. However, I must admit that it was extremely complicated for me to enter this world.
I sent CVs for more than two years since I finished my studies without being able to count on an opportunity in an organization. While that was going on, I was still honing my experience as a court lawyer, either as a judicial officer or as a trial lawyer attached to a local law firm. However, throughout that time I always wanted to be able to help vulnerable people in a more direct way.
I was working in the coordination of a humanitarian assistance project in a municipality in my state. It involved assistance to people in mobility. Although many people talk about the improvement in living conditions in Venezuela, the truth is that every day hundreds of people leave the country, even on foot, in search of a better future for themselves and their families.
Those were intense days of assistance. I remember a phrase by Martha Gellhorn who said that you had to sleep little, work a lot and love as many people as possible. And I feel that this describes my work at that time. I was allowed the opportunity, through service, to be able to give so much of myself to people who needed it most, which is something I am completely proud of.
This year I was also able to fulfill another dream, and that is that I was admitted as a teacher at a local college. I always wanted to be a teacher. I think it is a profession where you can impact many people with your knowledge. I believe that teaching is a means by which people can grow and improve not only their lives, but also their own environments.
Currently I am no longer working in the humanitarian organization, as the project reached the desired goal and this week ended the first academic semester at the institute.
This has allowed me to reflect a bit on my life in the last few months, and to realize how lost I had been until recently. I reaffirm my commitment to people.
I recognize the desire to serve as a desire that makes me wake up every day and helps me move forward. And after everything I have experienced up to this point of the year, I consider that it is an aspect of my life that I hardly think of letting go of, helping people, either by helping with their education, or helping those who need it the most.