Hace ya un tiempo, estando con mi esposo, tuvimos un accidente en moto, en plena autopista Gran Mariscal de Ayacucho, aquí en Caracas. Una mañana, tipo 6:20 am, lloviznaba y la autopista estaba colapsada. Muchísimas motos y autos cambiándose de un canal para el otro. Recuerdo que no íbamos duro, por el riesgo que conlleva caerse.
Mi esposo, repentinamente, tuvo que frenar, debido a que el auto de adelante también frenó de golpe y entonces derrapamos del lado derecho. Creo que perdí el conocimiento por segundos. Solo recuerdo que caímos durísimo sobre el pavimento y mi cara golpeó contra el visor del casco y de no haberlo tenido, hasta los dientes me habría sacado; vuelvo en sí y es cuando me doy cuenta de que habíamos tenido un accidente. Pero cuando trato de levantarme, no puedo moverme, porque no sentía las piernas y en ese momento mi esposo trató de abrir el visor de mi casco para hablarme, me preguntó mi nombre y le respondí; me fue preguntando, sientes las piernas y le dije no.
Ciertamente, ni cuenta me había dado de que me encontraba boca abajo, con el brazo derecho a un lado, pero muy mal, al ver la posición en la que quedé, le dije "necesito ayuda, no puedo moverme" y él me dijo "no te voy a mover hasta que lleguen los paramédicos" y así fue.
Los paramédicos llegaron muy rápido y me ayudaron a voltearme, me evaluaron y me montaron en una ambulancia, para posteriormente llevarme al Hospital Domingo Luciani. Quienes vivimos en Venezuela, sabemos que los hospitales están en condiciones críticas y horribles, pero era donde podían llevarme. Yo no sabía que a mi esposo, la policía de tránsito, se lo había llevado detenido, lo cual no debió ser así, pero es lo que ocurrió. Yo me sentía tan mal de estar ahí sola, sin su apoyo, además de los dolores tan fuertes que estaba sintiendo.
Llegando al hospital, me cortaron toda la ropa para revisarme, o sea, quedé solo con los zapatos porque no podían cortarlos; me hicieron todas las evaluaciones y luego, proceden a enviarme al área de placas para realizarme una del brazo derecho. Debo confesarles que preferiría parir mil veces, a tener un hueso fracturado. Es un dolor que no se quita con nada, solo cuando logras operarte.
Nunca voy a olvidar, cuánto grité y lloré como bebé, debido a que estaba desnuda, solo con ropa interior y la bata azul que hace que todo se vea. Al salir de rayos X, sentí un alivio grande al ver que mi esposo estaba afuera. Le dije que tenía una fractura en el codo porque el hueso se fragmentó y había que operar. Lloré y él me ayudó a colocarme mejor la bata, poniendo la abertura hacia adelante.
Llegó el traumatólogo y me dijo que yo tenía que buscar cupo en otro hospital para poder ser operada, porque en el hospital que me encontraba en ese momento, podría pasar hasta ocho meses para ser operada. También me preguntó si yo tenía la posibilidad de recibir esa operación en una clínica, que lo hiciera, porque al hacer callo, es más difícil solucionar el problema. Recuerdo que lloré y lloré desconsolada, pero ni modo, era algo que tenía que hacer. Me las arreglé para caminar, con la ayuda de mi esposo y afuera estaba una amiga esperándome.
Para resumirles un poco y no contarles la tortura que viví ese día y lo que significa salir de un hospital a otro, con lo mal que me sentía y lo que la policía deseaba, continúo diciéndoles que me operaría. Un traumatólogo llamado Juan Requesens, a quien conozco y a quien le comenté, me dijo que lo que yo podía hacer, era pagar quirófano y el anestesiólogo, porque él no me iba a cobrar nada. Fue así que pagué 1200 $. En mi país, es una suma que no es fácil conseguir para el común de la población. Pues, lo conseguí y ahora estaba endeudada con esa cantidad.
Ahora bien, aquí lo más lindo de todo es que me amó tanto a mí misma, que yo sí he sabido lo que significa, el poder de la transformación.
¿Cómo enfrenté todo este cambio en mi vida? En primer lugar, porque yo trabajaba en política y sentí que Dios me sacó de ese ambiente y de ese lugar donde mi vida corría tanto peligro; en segundo lugar, creo que mi cuerpo merecía un descanso, ya llevaba años sin vacaciones y entrenaba de lunes a lunes y me estaba preparando para ir al Pico Naiguatá, en Caracas, para luego escalar el Pico Bolívar, en Mérida. Pero como dije, Dios tenía otros planes para mi vida y me hizo tomar un descanso obligado.
Pasé de ser la persona más activa y con muchos amigos, a ser una persona solitaria, que tenía que reposar aunque no quisiera. Solo conté con mi esposo y con mi madre; es ahí donde nos damos cuenta de quiénes son nuestros verdaderos amigos. Fue un duro despertar a esa realidad, pero fue bueno que pasara. Otra cosa que me tocó vivir, fue depender de mi esposo para todo, porque soy diestra y la fractura que tenía, era del lado derecho. No podía ni siquiera peinarme.
Una semana después del accidente me operaron. Gracias a Dios, todo salió perfecto. Tres semanas después, entramos en pandemia. Qué fuerte resultó esta etapa para el mundo entero.
¿Qué es esto, Dios? No sabía ni como controlarme en tanta ansiedad. Sobre todo, acostumbrarme a que estaba sola porque mi esposo trabajó durante las primeras semanas, hasta que ya no pudo continuar, debido a las restricciones de esa dura etapa.
Así que me reinventé. Un día pensé "yo tengo que darle la vuelta a esto, soy derecha, vas a tener que comenzar a usar la mano izquierda y así lograrás hacer muchas cosas y desenvolverte con la independencia a la que estás acostumbrada". Y así fue.
Después de mi accidente perdí mucha movilidad de mi brazo derecho, al punto de no poder agarrar ni un vaso con agua, pero no todo son nubes grises, porque me volví una zurda experta.
Donde muere un sentido, casi de inmediato otro lo reemplaza y no fue conmigo la excepción. Estoy orgullosa de mí, pese a todo, aprendí a llevar con más calma mi vida. Esto significó una evolución enorme, pues, soy extremadamente eléctrica, nunca estoy quieta.
Me puse hacer cursos online de gratitud, de Marketplace digital, Community Manager, llevé una cuenta en redes sociales, creé contenido y me ofrecieron trabajar como defensora de derechos humanos, con unas personas de Estados Unidos, de manera online y lo acepté. Aquí mi vida dio un giro interesante, estaba aprendiendo cosas nuevas y me estaba relacionando con gente por medio de una pantalla, aun estando en pandemia, estaba trabajando y estaba produciendo dinero muy a pesar de estar el mundo parado.
Los primeros seis meses fueron horrorosos, pero me ayudó a reconstruir, primero pasé recogiendo mis pedazos porque justamente tuve un despecho por mi trabajo en política, tuve que desprenderme y para hacerlo pasaron cosas muy malas y tuve problemas legales porque no respetaron mis derechos, mientras estuve de reposo legal ordenado por mi traumatólogo, segundo, me hice más fuerte y tercero, aprendí cosas nuevas que me mantenían activa la mente.
La vida te pone a pruebas a ver de qué estás hecho y si no aprendes la lección, te vuelve a dar la misma clase hasta que aprendas; para mí fueron nueve meses inmóvil con una férula en el brazo, perdí la masa muscular y a los nueve meses, me dieron autorización para retirar la férula y hacer terapias, pero por lo costoso que eran, me tocó hacerlas viendo videos y me resultó perfecto.
Hoy día mi brazo está al 97% de perfección, falta un poquito de masa muscular porque no la recuperé del todo, comencé a escalar cerros, hacer ejercicios poco a poco y aunque me dolía mucho, lo seguía haciendo, necesitaba estar bien, sentirme a plenitud.
Aprendí a llevar la vida con calma, aprendí a ser más selectiva, aprendí a que no es cuando yo quiera, es cuando Dios lo decide, aprendí a que la vida es un ratico y que debemos vivir al máximo cada día. Estuve ahí, a un instante de que un auto me pasara por encima, comencé desde cero en muchas cosas y mi vida cambió.
Hoy agradezco a mi madre y a mi esposo, por nunca dejarme a un lado y por la paciencia que me tuvieron, más cuando mi ánimo no era tan bueno y a veces era una nube gris; fue muy difícil, pero lo logré, gracias por las palabras de aliento a diario y por decirme que lo estaba haciendo bien.
Poco a poco, como el ave Fénix he renacido de las cenizas, así ha sido siempre, de lo negativo, saqué lo positivo y crecí como ser humano, gracias a Dios, gracias al Universo, por todas las oportunidades que he tenido de ser mejor mujer, mejor hija, mejor amiga, mejor tía y mejor esposa.
¿Y tú que me lees, te ha paso algo en la vida donde sientas que todo lo que hacías quedó atrás?
¿Cómo has logrado subsanar lo ocurrido?
¡CUÉNTAME!
Contenido Propio
Fotografías tomadas por mi propio lente
Caracas Venezuela
^traductor Deepl.
The English language below
Apparently, life has perfect plans at the least special times
Some time ago, while I was with my husband, we had a motorcycle accident in the middle of the Gran Mariscal de Ayacucho highway, here in Caracas. One morning, at about 6:20 am, it was drizzling and the highway was jammed. Lots of motorcycles and cars changing from one channel to the other. I remember that we were not riding hard, because of the risk of falling.
My husband suddenly had to brake because the car in front of us also slammed on the brakes and we skidded on the right side. I think I lost consciousness for seconds. I only remember that we fell hard on the pavement and my face hit against the visor of my helmet and if I hadn't had it, I would have taken my teeth out; I came to my senses and that's when I realized that we had had an accident. But when I tried to get up, I could not move, because I could not feel my legs and at that moment my husband tried to open the visor of my helmet to talk to me, he asked me my name and I answered him; he kept asking me, you feel my legs and I told him no. I did not even realize that I had had an accident.
Certainly, I didn't even realize that I was face down, with my right arm to one side, but very bad, when I saw the position I was in, I told him "I need help, I can't move" and he told me "I'm not going to move you until the paramedics arrive" and that's how it was.
The paramedics arrived very fast and helped me to turn me over, evaluated me and put me in an ambulance, to later take me to Domingo Luciani Hospital. Those of us who live in Venezuela know that hospitals are in critical and horrible conditions, but it was where they could take me. I did not know that my husband had been taken away by the traffic police, which should not have been the case, but that is what happened. I felt so bad to be there alone, without his support, in addition to the severe pain I was feeling.
Arriving at the hospital, they cut off all my clothes to check me, that is, I was left with only my shoes because they could not cut them; they did all the evaluations and then, they proceeded to send me to the x-ray area to take one of my right arm. I must confess that I would rather give birth a thousand times than have a broken bone. It is a pain that does not go away with anything, only when you manage to have surgery.
I will never forget how much I screamed and cried like a baby, because I was naked, only with underwear and the blue gown that makes everything visible. When I came out of the x-ray, I was so relieved to see that my husband was outside. I told him I had a fracture in my elbow because the bone was fragmented and had to be operated on. I cried and he helped me put my gown on better, putting the opening forward.
The orthopedic surgeon arrived and told me that I had to look for a place in another hospital to be operated on, because in the hospital I was in at that moment, it could take up to eight months to be operated on. He also asked me if I had the possibility of receiving the operation in a clinic, that I should do it, because when I have a callus, it is more difficult to solve the problem. I remember that I cried and cried disconsolately, but no way, it was something I had to do. I managed to walk, with the help of my husband and outside was a friend waiting for me.
To summarize a little and not to tell you the torture I lived that day and what it means to go from one hospital to another, with how bad I felt and what the police wanted, I continue telling you that I would be operated on. A traumatologist named Juan Requesens, whom I know and to whom I told him, told me that what I could do was to pay for the operating room and the anesthesiologist, because he was not going to charge me anything. So I paid $1200. In my country, it is a sum that is not easy to get for the common population. Well, I got it and now I was in debt with that amount.
Now, the most beautiful thing here is that I loved myself so much, that I have known what it means, the power of transformation.
How did I face all this change in my life? First of all, because I was working in politics and I felt that God took me out of that environment and that place where my life was in so much danger; secondly, I think my body deserved a rest, I had not been on vacation for years and I was training from Monday to Monday and I was preparing to go to Pico Naiguatá, in Caracas, and then climb Pico Bolívar, in Mérida. But as I said, God had other plans for my life and made me take a forced break.
I went from being the most active person with many friends, to being a lonely person, who had to rest even if I didn't want to. I only had my husband and my mother; that is where we realize who our true friends are. It was a hard awakening to that reality, but it was good that it happened. Another thing I had to live with was to depend on my husband for everything, because I am right-handed and the fracture I had was on my right side. I could not even comb my hair.
A week after the accident I had surgery. Thank God, everything went perfectly. Three weeks later, we entered the pandemic. How powerful this stage turned out to be for the whole world.
What is this, God? I didn't even know how to control myself in so much anxiety. Above all, I had to get used to the fact that I was alone because my husband worked for the first few weeks, until he could no longer continue, due to the restrictions of that hard stage.
So I reinvented myself. One day I thought "I have to turn this around, I am right-handed, you are going to have to start using your left hand and then you will be able to do many things and get around with the independence you are used to". And so I did.
After my accident I lost a lot of mobility in my right arm, to the point of not being able to hold even a glass of water, but not everything is gray clouds, because I became an expert left-handed person.
Where one sense dies, almost immediately another replaces it, and I was no exception. I am proud of myself, despite everything, I learned to lead my life more calmly. This meant a huge evolution, because I am extremely electric, I am never still.
I started doing online courses on gratitude, digital marketplace, Community Manager, I had an account in social networks, I created content and I was offered to work as a human rights defender, with some people from the United States, online and I accepted. Here my life took an interesting turn, I was learning new things and I was interacting with people through a screen, even though I was in a pandemic, I was working and producing money despite the world being at a standstill.
The first six months were horrible, but it helped me to rebuild, first I spent picking up my pieces because I just had a spite for my work in politics, I had to get rid of it and to do so very bad things happened and I had legal problems because they did not respect my rights, while I was on legal rest ordered by my traumatologist, second, I became stronger and third, I learned new things that kept my mind active.
Life tests you to see what you are made of and if you do not learn the lesson, it gives you the same lesson again until you learn; for me it was nine months immobile with a splint on my arm, I lost muscle mass and after nine months, they gave me authorization to remove the splint and do therapies, but because of how expensive they were, I had to do them watching videos and it was perfect for me.
Today my arm is 97% perfect, it lacks a little bit of muscle mass because I did not recover it completely, I began to climb hills, to do exercises little by little and although it hurt a lot, I continued doing it, I needed to be well, to feel at fullness.
I learned to take life calmly, I learned to be more selective, I learned that it is not when I want, it is when God decides it, I learned that life is a short time and that we must live each day to the fullest. I was there, a moment away from a car running over me, I started from scratch in many things and my life changed.
Today I thank my mother and my husband, for never leaving me aside and for the patience they had for me, especially when my mood was not so good and sometimes I was a gray cloud; it was very difficult, but I made it, thanks for the daily words of encouragement and for telling me that I was doing well.
Little by little, like the Phoenix bird I have been reborn from the ashes, it has always been like that, from the negative, I took the positive and grew as a human being, thanks to God, thanks to the Universe, for all the opportunities I have had to be a better woman, a better daughter, a better friend, a better aunt and a better wife.
And you who read me, has anything happened to you in your life where you feel that everything you did was left behind?
How have you managed to make up for what happened?
TELL ME!
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Photographs taken by my own lens
Caracas Venezuela
^translator Deepl.