¡Tengo fe!

Pasan los días y la efervescencia emocional vuelve a niveles de mayor racionalidad y sentido común. Son estos los momentos en los que los más sabios y sensatos nos recuerdan que no se deben tomar decisiones con sangre caliente, sino con cabeza fría; de manera que esas decisiones sean el resultado de la razón y no de la emoción.

Lo anterior, en la teoría parece comprensible, pero en la práctica es sumamente difícil de controlar, en especial cuando se vulneran nuestros derechos, cuando se ataca impunemente nuestra voluntad y cuando se cercena a placer la libertad. Quienes me conocen saben de primera mano mi posición política e ideológica; quienes no, al menos lo han de suponer, pues no oculto ni enmascaro mis pensamientos, que claramente apuntan a la libertad plena y sin condiciones.

Han sido días duros, muy duros. Días en los que la fe se tambalea y la esperanza se nubla. Días en los que la frustración nos hace dudar, la rabia nos hace errar y la ansiedad nos hace desconfiar. Somos humanos, nos mueven las emociones y los sentimientos, y aunque nos asista la razón y la verdad, ser testigos de la impunidad y desvergüenza de los malos, de su descaro y desfachatez, nos atrapa en la desconfianza. ¿Y cómo no? Si ya hemos vivido esto en el pasado. No obstante, el mal nunca triunfará sobre el bien; al final, la verdad siempre se abre camino y se impone, y la justicia divina, más que la terrenal, termina por poner a cada quien en su justo y merecido lugar.

Desmoralizarnos y señalarnos por pensar distinto, hacernos creer que nada cambiará porque ellos tienen el control y su voluntad es ley, es lo que en el pasado nos hizo claudicar y les dio ventaja para hacerse del poder y del control total. Nadie dijo que esto sería fácil, no es fácil luchar contra la corriente; antes es más fácil rendirse. Pero no, rendirse no es una opción. Eso se acabó.

Es momento de pensar con cabeza fría, de analizar los escenarios y de identificar las marcadas diferencias con respecto a eventos anteriores. Yo sé que muchos lo han dicho ya, pero esta vez es diferente, y la diferencia parte por convencernos de que es así, por mantener la fe y la esperanza vivas, intactas, inconmensurables, firmes, por no permitir que se apague el deseo de justicia, paz y libertad.

Me reconozco radical, lo sé, lo soy; pero también entiendo que es tan crucial este momento, tan determinante para cambiar definitivamente el rumbo de los acontecimientos, que será necesario conciliar, dialogar y negociar. Como muchos, tengo hambre de justicia. Como muchos, quiero que los culpables reciban su merecido castigo. Como muchos, me gana la ansiedad de la inmediatez. Pero hoy lo veo más claro: la justicia puede que tarde, pero llegará.

¿Perder la fe? No, nunca. No estamos solos; hay quienes están sacrificando mucho más que una ilusión, están sacrificando sus vidas.

No tengo dudas, lo vamos a lograr.

¡Viva Venezuela Libre! 🇻🇪

! [ENGLISH VERSION]

I have faith!

As the days pass, the emotional fervor returns to levels of greater rationality and common sense. These are the moments when the wisest and most sensible among us remind us that decisions should not be made in the heat of the moment but with a cool head; so that those decisions are the result of reason and not emotion.

In theory, this seems understandable, but in practice, it is extremely difficult to control, especially when our rights are violated, when our will is attacked with impunity, and when freedom is curtailed at will. Those who know me are well aware of my political and ideological stance; those who don’t at least suppose it, as I do not hide or disguise my thoughts, which clearly aim at full and unconditional freedom.

These have been tough days, very tough days. Days when faith wavers and hope dims. Days when frustration makes us doubt, anger makes us err, and anxiety makes us distrust. We are human; we are driven by emotions and feelings, and even though reason and truth assist us, witnessing the impunity and shamelessness of the wicked, their brazenness and audacity, traps us in distrust. And how could it not? We have already lived through this in the past. However, evil will never triumph over good; in the end, the truth always finds its way and prevails, and divine justice, more than earthly justice, eventually puts everyone in their rightful and deserved place.

Demoralizing us and pointing fingers at us for thinking differently, making us believe that nothing will change because they have control and their will is law, is what made us falter in the past and gave them the advantage to seize power and total control. No one said this would be easy; it is not easy to swim against the current. It is easier to give up. But no, giving up is not an option. That is over.

It is time to think with a cool head, to analyze the scenarios, and to identify the marked differences with previous events. I know many have already said this, but this time it is different, and the difference starts with convincing ourselves that it is so, by keeping faith and hope alive, intact, immeasurable, firm, by not allowing the desire for justice, peace, and freedom to be extinguished.

I recognize myself as radical, I know, I am; but I also understand that this moment is so crucial, so decisive in definitively changing the course of events, that it will be necessary to reconcile, dialogue, and negotiate. Like many, I am hungry for justice. Like many, I want the guilty to receive their deserved punishment. Like many, I am overwhelmed by the anxiety of immediacy. But today I see it more clearly: justice may be delayed, but it will come.

Lose faith? No, never. We are not alone; there are those who are sacrificing much more than an illusion; they are sacrificing their lives.

I have no doubts, we will achieve it.

Long Live Venezuela's Freedom!

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Translation: ChatGPT

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