It should be a law in every country: helping people die well. This is a matter of personal autonomy.
It's clear that things are becoming more difficult and complicated every day. Pensioners' money simply isn't enough to cover the costs of a catastrophic and life-threatening illness.
Euthanasia is a dignified path for those who want to die with dignity and without disturbing the family, who has its own dilemmas.
I live in a backward, third-world country, but last year, a very ill woman petitioned the Constitutional Court to "die with dignity." The doctor gave the diagnosis, and euthanasia was performed. She died peacefully. Immediately afterward, a law was passed that allows euthanasia when a medical diagnosis confirms that the diagnosis is life-threatening and that the patient's quality of life is poor.
I mentioned this to a doctor friend, and he said, "I'd never do it." I asked him why, and he said, "I'm Catholic."
It's a solid choice. I've seen family and friends suffer and long for "someone to help them." A cousin was in the final stages and asked me to buy him a drug that would kill him. I would have done it, but I thought better of it. I didn't want to feel guilty, afraid, or regretful afterwards.
This topic leads me to suicide—a dreaded and terrible word. I've known about this alternative since I was 7. I have thought of this solution when a relative committed suicide and I was in unbearable emotional pain. I haven't dwelled on this topic because I believe life is sacred, and taking one's own life without motive or reason is not sacred.
This is the definitive text on the subject.
These topics are often unpleasant, but they're a reality for many people, especially the elderly. It is a fact that during old age, people feel alone, sick, and often abandoned. Public hospitals must have an area where euthanasia is performed free of charge for people with life-threatening diagnoses.
Helping people die well is very important.
IMAGES by Sora
Debería ser una ley en todos los países: ayudar a las personas a morir bien. Se trata de una cuestión de autonomía personal.
Es evidente que las cosas se están volviendo cada vez más difíciles y complicadas. El dinero de los jubilados simplemente no alcanza para cubrir los gastos de una enfermedad catastrófica y potencialmente mortal.
La eutanasia es una salida digna para quienes desean morir con dignidad y sin perturbar a la familia, que ya tiene sus propios dilemas.
Vivo en un país atrasado, del tercer mundo, pero el año pasado, una mujer muy enferma solicitó al Tribunal Constitucional «morir con dignidad». El médico le dio el diagnóstico y se le practicó la eutanasia. Murió en paz. Inmediatamente después, se aprobó una ley que permite la eutanasia cuando un diagnóstico médico confirma que la enfermedad pone en peligro la vida y que la calidad de vida del paciente es mala.
Se lo comenté a un amigo médico y me dijo: «Yo nunca lo haría». Le pregunté por qué y me respondió: «Soy católico».
Es una decisión sólida. He visto a familiares y amigos sufrir y anhelar que «alguien les ayudara». Un primo mío se encontraba en la fase terminal y me pidió que le comprara un medicamento que le matara. Lo habría hecho, pero lo pensé mejor. No quería sentirme culpable, asustado o arrepentido después.
Este tema me lleva al suicidio, una palabra temida y terrible. Conozco esta alternativa desde que tenía 7 años. He pensado en esta solución cuando un familiar se suicidó y yo sentía un dolor emocional insoportable. No me he detenido en este tema porque creo que la vida es sagrada, y quitarse la vida sin motivo ni razón no es sagrado.
Este es el texto definitivo sobre el tema.
Estos temas suelen ser desagradables, pero son una realidad para muchas personas, especialmente para los ancianos. Es un hecho que, durante la vejez, las personas se sienten solas, enfermas y, a menudo, abandonadas. Los hospitales públicos deben contar con un área donde se practique la eutanasia de forma gratuita para las personas con diagnósticos que ponen en peligro su vida.
Ayudar a las personas a morir bien es muy importante.