[ESP-ENG] HOMBRE

E S P A Ñ O L

HOMBRE

He tenido pacientes con transtornos muy extraños, anomalías indecibles y padecimientos que pondrían a un novato con la piel de gallina. He visto demencias tan distorsionadas que podrían parecer indescifrables, pero no para mí objetividad, pues he concluido a casi todas. Solo hubo una me pareció inteigante, la cual me causó tanto perturbación como gracia, debiéndose a una locura bastante imaginativa como absurda.

En todos mis años como terapeuta, jamás había conocido a alguien como Titus Campbell. Parecía una persona reservada, con una personalidad tanto animosa como afable. Titus hablaba de sus problemas como si se tratara de un chiste; un claro mecanismo para ocultar su inseguridad a una situación detestable.

Traté de anotar cada palabra y movimiento con cuidado y precisión. A Titus no le importaba pagar lo que fuera si lo sacaba de dicho problema. En su mente, todo era un cuento de hadas. El problema de Titus residía en su percepción, pues aseguraba que cada noche, se convertía en un ser mitad hombre y mitad reptil, capaz de vivir toda una noche en el bosque; alimentándose de insectos y otras pequeñas alimañas.

Cuando llegaba el día, Titus volvía a ser un hombre normal, abandonaba la naturaleza silvestre para darse una ducha en su casa e irse a su trabajo. Su caso era muy interesante, me tomó mucho tiempo sobre analizarlo de tal manera, que no hice mucho uso de mi perspectiva científica.

La personalidad de Titus era de una persona pasivo-agresiva. Se expresaba bien y de manera muy cordial. Usaba cierto tono sarcástico cuando se refería a su situación, con cierto aire de negatividad y una extraña afición por usar muchas palabras con la letra «S». Estudiar a fondo a mi viejo paciente, al principio, me causaba una distensión en mi objetividad analítica, pero posteriormente, he logrado concretar una forma para concluir su estado de evidente trastorno.

Puede que para muchos terapeutas de mi calibre, el caso de Titus no resultaba algo especial, sin embargo yo lo veía diferente, no solo usaba mi ojo científico, pues había algo más en Titus que una imaginación trastornada. En él veía las teorías de Freud, de Darwin, incluso las de Jung y Foucault haciendo distinción. En su mirada vi al hombre primitivo conviviendo en nuestra realidad junto al hombre moderno; un arquetipo antiguo haciendo gala desapercibida en nuestra era.

Creí que en todos mis años de terapeuta jamás vería algo igual, pues el interior del hombre no sobresalía tal y como lo hace el monstruo en el cuerpo de Titus. Y ya que era imposible vencerlo usando la lógica y la racionalidad, decidí usar su mundo de fantasía.

De acuerdo a mis indicaciones, Titus compró un gran espejo. Le dije que se parara frente a él cuando llegara la noche; que es cuando se convertía en el monstruo. Tomó una botella de vidrio verde, la partió por la mitad y se amenazó así mismo frente al espejo.

Antes de que ocurriera su dichosa transformación, apuñaló el espejo dejándolo completamente fisurado. Titus sintió que se liberaba mientras tocaba su rostro con alegría. Después de esa noche no volvió a transformarse.

El caso de Titus fue el primero que me tocó tratar. Era un hombre que padecía de «El complejo del hombre lobo». No era común ver estos casos sin estar bajo los efectos de un narcótico potente. Le dije al paciente que hiciese lo que hizo, por dos razones: La primera, es que teniendo este complejo, era fácil detenerlo con una debilidad; como las balas de plata a los hombres lobo o las estacas de madera en el corazón de los vampiros.

Y la segunda razón, que terminaría completamente con el extraño padecimiento de Titus, era que permitiría matar de manera trágica y poética la vida del monstruo primitivo para siempre. Una lástima pues, tenía muchas ganas de seguir estudiando esta complejidad, hubiera sido una gran secuela para mi próximo libro.

FIN