Source...
I closed my fingers around the cold, silver doorknob. The "WELCOME" sign on the door felt more of a question than an invitation. Pausing for a second, I shook off the approaching headache then stepped inside the office. A quick glance to my left told me the receptionist wasn't available as she directed me toward the waiting area. Clutching my purse, I immediately felt the need to retreat to the ladies room.
There I bounced my decision back and forth until the headache blossomed in full force. Applying water to towel,
I couldn't believe I'd passed up the opportunity to become the lifelong partner of the star football player.
Washing the sweat away and dabbing my forehead seemed to relieve the pressure from the headache. Or, was it nerves?
My last thought before opening the washroom door and returning to my future was that my homecoming king moved on a day sooner than I expected. With a wry smile, I forged into the waiting area and to my destiny.
The receptionist called my name and I responded.
The recruiting office resembled an advertising campaign headquarters. Offered a seat, I pulled the chair up close for maximum eye contact. But I couldn't help but break away.
Reading the signs on the wall, I smiled, but kept the laughter contained. Seemed like a better deal, though, than the one Johnny offered.
You see, he was the captain of the soccer team, and I was his girl friend. No! not girlfriend, but a friend who happened to be a girl. Only I didn't understand what he was proposing. Not the official title, but duties nonetheless. Once I discovered what everyone else laughed at when we weren't together, the rose-colored glasses melted around my loving eyes that never saw. It allowed me to look through him.
To be fair, though, my cheerleading days blinded me to a lot of truths. Not only did I jump through hoops on the field, but off, he ensured I performed twice as many to deserve the title of "Johnny's Girl".
Even though it was my decision to run in the opposite direction, now I felt as if I was being lured to join another. Interrupting my musing, I tried to focus on the situation that would affect the rest of my life.
"We give you the opportunity to serve your country," the recruiter stated confidently while smiling. "Ms. Johnson. May I call you Katrina? What's your reason for joining us?"
Flashbacks of that last night with Johnny struck the back of my neck and ran down my spine like chills turned to hot coals. I quickly blurted with conviction, "it's personal!"
What a difference twenty years make.
I worked my entire life for my country. I gave my heart and soul for its values and the right to live free in peace.
Not that I wasn't grateful for the opportunity, I didn't deserve the treatment and policies dealt me in return in those early years after returning stateside, I often wondered whether I would I have been better off with Johnny. That is, if I would have stuck it out, proved my mettle, and in the end won the prize.
Who knows what direction my life would have taken if I hadn't stepped into that recruiting office and signed up, offering up my best years.
As I sit and stare out the small window, a nice young man approaches. He's instructed to escort me outside for some much needed fresh air and a chance to enjoy some activities.
What more could I ask?
Perhaps the opportunity to die alone in what is supposed to be a safe haven to live out the rest of my golden years in a facility riddled with infections, diseases, and uncaring individuals someone pinned the title on as a professional.
7 December 2023, @mariannewest's Freewrite Writing Prompt Day 2214: it’s personal!
! [My Best Years Spanish Translation]
Source...Mis mejores años
Cerré los dedos en torno al frío pomo plateado de la puerta. El cartel de "BIENVENIDO" de la puerta parecía más una pregunta que una invitación. Me detuve un segundo, me sacudí el dolor de cabeza y entré en el despacho. Un rápido vistazo a mi izquierda me indicó que la recepcionista no estaba disponible y me dirigió a la sala de espera. Agarrando el bolso, sentí inmediatamente la necesidad de retirarme al aseo de señoras.
Allí reboté mi decisión de un lado a otro hasta que el dolor de cabeza brotó con toda su fuerza. Aplicando agua a la toalla,
no podía creer que hubiera dejado pasar la oportunidad de convertirme en la compañera de por vida del jugador estrella de fútbol.
Lavarme el sudor y secarme la frente pareció aliviar la presión del dolor de cabeza. ¿O eran los nervios?
Mi último pensamiento antes de abrir la puerta del lavabo y volver a mi futuro fue que el rey de mi baile se había mudado un día antes de lo que esperaba. Con una sonrisa irónica, me dirigí a la sala de espera y a mi destino.
La recepcionista me llamó por mi nombre y respondí.
La oficina de contratación parecía la sede de una campaña publicitaria. Me ofrecieron asiento y acerqué la silla para mantener el máximo contacto visual. Pero no pude evitar separarme.
Al leer los carteles de la pared, sonreí, pero contuve la risa. Parecía un trato mejor, sin embargo, que el que Johnny ofrecía.
Verás, él era el capitán del equipo de fútbol y yo era su novia. ¡No! No novia, sino una amiga que resultó ser una chica. Sólo que yo no entendía lo que me proponía. No el título oficial, pero deberes al fin y al cabo. Una vez que descubrí de qué se reían los demás cuando no estábamos juntos, las gafas color de rosa se derritieron alrededor de mis ojos enamorados que nunca veían. Me permitió mirar a través de él.
Para ser justos, mis días de animadora me cegaron ante muchas verdades. No sólo pasé por el aro en el campo, sino que fuera de él, él se aseguró de que hiciera el doble para merecer el título de "Chica de Johnny ".
Aunque yo había decidido correr en dirección contraria, ahora me sentía como si me estuvieran atrayendo para unirme a otro. Interrumpiendo mis cavilaciones, intenté centrarme en la situación que afectaría al resto de mi vida.
"Le damos la oportunidad de servir a su país", afirmó el reclutador con seguridad mientras sonreía. "Señorita Johnson. ¿Puedo llamarla Katrina? ¿Cuál es su motivo para unirse a nosotros?".
Recuerdos de aquella última noche con Johnny golpearon mi nuca y recorrieron mi columna vertebral como escalofríos convertidos en brasas. Rápidamente solté con convicción: "¡Es personal!".
Qué diferencia hacen veinte años.
He trabajado toda mi vida por mi país. Me dejé el alma por sus valores y por el derecho a vivir libre y en paz.
No es que no estuviera agradecido por la oportunidad, no merecía el trato y las políticas que me dieron a cambio en aquellos primeros años después de volver a Estados Unidos, a menudo me preguntaba si habría estado mejor con Johnny. Es decir, si habría aguantado, demostrado mi valía y, al final, ganado el premio.
Quién sabe qué dirección habría tomado mi vida si no hubiera entrado en aquella oficina de reclutamiento y me hubiera alistado, ofreciendo mis mejores años.
Mientras me siento y miro por la ventanita, se acerca un joven amable. Tiene instrucciones de acompañarme al exterior para que tome el aire fresco que tanto necesito y pueda disfrutar de algunas actividades.
¿Qué más puedo pedir?
Tal vez la oportunidad de morir solo en lo que se supone que es un refugio seguro para vivir el resto de mis años dorados en unas instalaciones plagadas de infecciones, enfermedades e individuos indiferentes a los que alguien ha dado el título de profesionales.
SOURCES:
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b) Unless otherwise noted, all photos taken by me with my (i) Samsung Galaxy 10" Tablet, (ii) Samsung Phone, & (iii) FUJI FinePix S3380 - 14 Mega Pixels Digital Camera
c) Purple Butterfly part of purchased set of Spiritual Clip Art for my Personal Use
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f) Thumbnail Image created by me in Canva.
g) "Flames." What is Apophysis 2.09. https://flam3.com/
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