A los amantes de la playa y las empanadas, les presumo de un domingo superbueno para el cuerpo y mente, ya que me levante con ganas de tener un desayuno de empanadas y maltas, así que le dije a mi novio para ir por ellas a la calle porque no me gusta hacer empanadas por el temor de las frituras y una quemada.

Cuando me estaba vistiendo, pensé en que lo mejor que podíamos hacer en este día libre era aprovecharlo y comernos las empanadas en la orilla de la playa y así aprovechar el mejor escenario para el relax.

Somos bendecidos en nuestra querida y amada ciudad Cumaná, de que tenemos una extensión de playa de las más largas de Latinoamérica como lo es San Luis y que a mi parecer es una de las mejores playas que he ido y que no se me diga lo contrario, ajajá. Solo que en realidad, si se le diera un poco más de atención al cuidado, mantenimiento y recolección de basura, la viéramos de manera distinta.

Compramos las empanadas en una panadería y nos fuimos a San Luis, específicamente al sector que está muy popular en la ciudad que se llama Cangrejo azul, pero decidimos tender una manta que lleve debajo de una palmera para así disfrutar de la sombra y la brisa.

Fuimos como a las 7 de la mañana, lo que nos hizo disfrutar de una playa casi sola, silenciosa y llena de paz. Comimos, conversamos, nos relajamos muchísimo. Cuando nos percatamos ya era la 1 de la tarde, el día se nos pasó volando, por lo bueno que la estábamos pasando, nos levantamos y nos fuimos a los puestos de comida y nos tomamos unas cocadas y luego nos fuimos a casa.

La verdad que pensamos y reflexionamos ese día de que no se necesita mucho para pasar un día diferente y especial. Y agradecimos por el hecho de poder permitírnoslo ese día.

Les recomiendo que lo hagan, lo disfrutarán mucho, nos vemos en una próxima publicación. Gracias por todo el amor y por todo el apoyo.