Last week, I had the opportunity to visit Avolee. It’s located at the intersection of 19th Avenue and 33rd Street in downtown Barquisimeto, Lara, Venezuela. This pastry and coffee shop was recommended to me by my friend Marian.

We decided to go there because it was conveniently located for both of us. I prefer places that are nearby and elegant. I’m not fond of locations that lack aesthetic appeal and offer poor service (I think we can all agree on that).

I’ve recently started putting things back in order, which includes rebuilding my social life. Most of my friends are living outside of Venezuela, so I have to make the most of those who are still here (while I’m still here too). I’ve been very focused on work over the last few months, so I suggested to Marian that we go out for a nice meal and a good chat.

Avolee stands out for its minimalist façade. It’s located next to a pharmacy, which is a pleasant use of what was once a rundown area. Back in 2019, I lived nearby, and this was a very bleak spot with ruined buildings. Today, it offers a completely different perspective. Urban gentrification?

To get there, I took a taxi. The driver didn’t know exactly where the café was, but luckily he managed to find it. As usual, I arrived first. Marian took a bit longer, as she had to drop some things off at her place after work. While waiting, I walked around and took some photos of the café’s interior.

I really liked the connection created by the furniture. Everything was cohesive. The colors matched the décor and the decorative elements used throughout Avolee. Even the items on the tables were visually appealing.

One unique and charming feature was a collection of art pieces hanging on the back wall. I love art and photography, and incorporating them into a space always creates a wonderful artistic connection—which they certainly achieved.

At the entrance, there's a bar and display cases. The desserts there look delicious and immaculate. I appreciated how clean and well-presented each item was. Near the display case, they also had a tray with cookies, cupcakes, and brownies.

After exploring the café, I sat down to wait for Marian. She arrived about 15 minutes later—not too long, not too short. I understand she's always busy, just like I am.

Once Marian arrived, we started talking. The waitress came over and handed us the menu. I liked that it was made of a solid, smooth material, though they don't leave it on the table—they bring it only when needed. The menu stood out thanks to its high-quality product photos, which helped build a strong brand identity.

We ordered a delicious lasagna for each of us and two glasses of Nestea. Originally, we were going to get coffee and dessert, but we decided to go for something savory. Our order took about 20 minutes; the waitress had warned us that lasagna takes time.

While waiting, we chatted. I must say, the wait was worth it. When the food was served, I took a photo of the lasagna with the menu on the table. Everything looked delicious.

I was impressed by the size of the lasagna. The presentation was basic, but it was a large Bolognese lasagna. The top layer was slightly burnt, but nothing serious. The flavor was excellent; the béchamel was just right, and it had plenty of mozzarella and meat.

I also liked that the lasagna came with garlic bread slices. Honestly, I thoroughly enjoyed its taste and the care with which it was prepared. I ate while continuing my conversation with Marian.

For dessert, we ordered a special red velvet cake. I wanted a mille-feuille cake, but Avolee didn’t have it. We considered ordering two iced coffees, but we decided against it because we were too full.

The cake was just right for us to continue our conversation until the café closed. It was fresh and had a pleasant taste. Since it wasn’t a traditional red velvet, its flavor was even more enjoyable.

Eventually, it was time to leave. I ordered some cookies and another slice of cake to go. The bill came to a total of 25 USDT. It was quite reasonable—each lasagna was 5 USDT, and the cakes were 3.5 USDT each. Adding the cost of the drinks and cookies brought it to a neat total.

Avolee is a perfect pastry and coffee shop to enjoy a delicious meal, catch up with friends, and disconnect for a while from everyday life. The most important thing is to live each experience and create new memories.

Original content by @neruel. All rights reserved © 2024. Images: Samsung Galaxy A54. English translation and grammatical editing: ChatGPT - DeepL - LanguageTool.

SPANISH VERSION (click here!)

Avolee: Donde el Pasticho Encuentra su Lugar en la Alta Repostería

La semana pasada tuve la oportunidad de visitar Avolee. Esta se encuentra ubicada en carrera 19 con calle 33 del centro de la ciudad de Barquisimeto, Lara, Venezuela. Esta pastelería y cafetería fue una recomendación de mi amiga Marian.

Decidimos ir a este sitio porque nos quedaba cerca a ambos; yo prefiero lugares cercanos y elegantes. No me gustan los lugares con poca estética y deplorable atención (creo que en eso coincidimos todos).

He comenzado nuevamente a poner las cosas en orden. Eso implica volver a mantener mi flujo de relaciones. La mayoría de mis amigos está fuera de Venezuela; por ende, debo aprovechar a los que están aquí (mientras yo estoy aquí). Los últimos meses he estado concentrado trabajando; decidí decirle a Marian que saliéramos a comer algo rico y a conversar.

La pastelería y cafetería Avolee destaca por una fachada minimalista. Además, está al lado de una farmacia. Esto es agradable, porque es un uso nuevo en un espacio tractor. En 2019 vivía cerca de aquí y esto era un lugar deprimido donde no había nada. Las fachadas eran de edificios en ruinas. Hoy tiene otra perspectiva: ¿Gentrificación urbana?

Para llegar aquí pedí un taxi. El conductor no sabía dónde estaba la cafetería, pero afortunadamente logró llegar. Como es común, llegué primero. Marian tardó un poco más, ya que tuvo que dejar algunas de sus cosas en donde vive luego de salir de su trabajo. Mientras la esperaba, aproveché para recorrer la pastelería y cafetería. Logré tomar algunas fotografías de su interior.

Me gustó la conexión que generaban los muebles. El mobiliario estaba interconectado. Los colores se adaptaban a la decoración y a los elementos que usaron para decorar Avolee. Incluso los elementos en la mesa eran atractivos.

Algo peculiar y atractivo eran los cuadros que estaban en una pared del fondo. A mí me gusta el arte y la fotografía. Si se incorporan estos elementos al espacio, habrá una conexión artística maravillosa. Eso es lo que ellos hicieron.

En la entrada están la barra y las vitrinas. Los postres allí se ven deliciosos e impecables. Me encantó la limpieza y la presentación de cada uno de los dulces que venden. Cerca de la vitrina también tenían una bandeja con galletas, cup cake y brownie.

Luego de mirar los alrededores de la cafetería, decidí sentarme a esperar a Marian. Mi amiga duró un poco más de 15 minutos. No fue poco ni mucho tiempo. Comprendo que siempre está atareada, al igual que yo.

Marian llegó y comenzamos a hablar. La mesera se acercó a la mesa y nos entregó el menú. Me gustó que estuviera hecho en un material sólido y liso, pero no lo dejan en la mesa. Lo recogen y lo colocan cuando estás ahí. El menú destaca mucho. Colocaron fotografías de sus productos, algo que genera mayor identidad.

Ordenamos primero un rico pasticho para cada uno y dos vasos de Nestea para tomar. Originalmente, tomaríamos cafés y comeríamos un postre, pero decidimos disfrutar algo salado. Nuestro pedido tardó 20 minutos; la mesera nos indicó que demoraría, ya que era pasticho.

Mientras esperábamos la comida, hablábamos. Lo primero que puedo decir es que la espera valió la pena. En el momento en que colocaron la comida en la mesa, fotografié el menú encima de los pastichos. Todo se veía delicioso.

Quedé impresionado por el tamaño del pasticho. La presentación era básica, pero era un pasticho de boloña grande. La parte superior estaba un poco quemada, pero no era algo del otro mundo. El sabor era muy bueno; la bechamel estaba en su punto. Además, tenía bastante mozzarella y carne.

Me gustó que el pasticho viniera acompañado con rodajas de pan al ajillo. La verdad es que al comerlo disfruté maravillosamente su sabor y la delicadeza con la que fue preparado. Comí mi pasticho mientras hablaba con mi amiga.

De postre ordenamos un pastel red velvet especial. Quería un pastel de mil capas, pero no preparaban este pastel en Avolee. Marian y yo pensamos en ordenar dos cafés fríos, pero desistimos porque estábamos muy llenos.

El pastel fue suficiente para poder mantenernos conversando tranquilamente hasta que cerró la pastelería y cafetería. El pastel estaba fresco y tenía un sabor agradable. Al no ser un pastel red velvet tradicional, su sabor era más agradable.

Finalmente, llegó la hora de irnos. Pedí unas galletas y un pastel para llevar. La cuenta dio un monto de 25 USDT. La cuenta total fue modesta, ya que cada pasticho valía 5 USDT, y los pasteles 3.5 USDT cada uno. Adicionemos a eso el valor de los jugos y las galletas; todo terminó por ser un monto redondo.

Avolee es una pastelería y cafetería perfecta para disfrutar una deliciosa comida. Conversar con tus amistades y desconectar por un momento de la cotidianidad. Lo más importante es vivir cada experiencia y crear nuevos recuerdos.

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