

In recent years, the opioid crisis in the United States has reached alarming proportions, plunging the nation into a battle against an unprecedented epidemic of addiction and death. It is critical to address this situation in a rigorous and analytical manner, moving away from simplification and victimisation. Therefore, this post will address the problem from a multi-causal approach, as a measure to get closer to a truth that is, more than uncomfortable....
While it is true that Mexican cartels have been involved in drug trafficking to the United States, to attribute responsibility for the opioid crisis exclusively to them would be to overlook the broader context in which this problem has developed. The reality is that several circumstances and actors have contributed to the magnitude and complexity of this crisis.
En los últimos años, la crisis de opiáceos en los Estados Unidos ha alcanzado proporciones alarmantes, abocando a la nación a una batalla contra una epidemia de adicción y muerte sin precedentes. Es fundamental abordar esta situación de manera rigurosa y analítica, alejándonos de la simplificación y la victimización. Por tanto, en este post se abordará el problema desde un enfoque multicausal, como medida para aproximarnos a una verdad, que es, más que incómoda...
Si bien es cierto que los cárteles mexicanos han estado involucrados en el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos, atribuirles exclusivamente la responsabilidad de la crisis de opiáceos sería pasar por alto el contexto más amplio en el que se ha desarrollado esta problemática. La realidad es que varias circunstancias y actores han contribuido a la magnitud y la complejidad de esta crisis.

First, it is necessary to examine the history of indiscriminate opioid prescribing in the United States. In the late 1980s, the idea was promoted that the treatment of chronic pain should be a priority in medical care. This led to a significant increase in the prescription of opioid analgesics, such as oxycodone and hydrocodone, with devastating consequences. Many physicians and health professionals, encouraged by the mistaken belief that opioids were not addictive, prescribed these drugs excessively and without due caution.
The combination of indiscriminate prescribing and the ever-increasing demand for opioid painkillers created a marketplace ripe for abuse and addiction. As more people became dependent on these drugs, many sought cheaper and more readily available alternatives. This is where the Mexican cartels found an opportunity, as they began trafficking synthetic opioids, such as fentanyl, to meet the growing demand.
En primer lugar, es necesario examinar la historia de la prescripción indiscriminada de opioides en los Estados Unidos. A finales de los años 80, se promovió la idea de que el tratamiento del dolor crónico debería ser una prioridad en la atención médica. Esto llevó a un aumento significativo en la prescripción de analgésicos opioides, como la oxicodona y la hidrocodona, con consecuencias devastadoras. Muchos médicos y profesionales de la salud, incentivados por la creencia errónea de que los opioides no eran adictivos, prescribieron estos medicamentos de manera excesiva y sin la debida precaución.
La combinación de una prescripción indiscriminada y la demanda cada vez más creciente de analgésicos opiáceos creó un mercado propicio para el abuso y la adicción. A medida que más personas se volvían dependientes de estos medicamentos, muchas buscaban alternativas más baratas y fáciles de obtener. Es aquí donde los cárteles mexicanos encontraron una oportunidad, ya que comenzaron a traficar con opioides sintéticos, como el fentanilo, para satisfacer la creciente demanda.
However, it is important to note that the responsibility does not lie solely with the Mexican cartels. The lack of an adequate response from the US government has also been a determining factor in the magnitude of the crisis. Repressive policies have been implemented, focusing on incarcerating drug traffickers rather than comprehensively addressing the problem of addiction. In addition, the lack of access to effective and affordable treatment programmes has left many people without options to recover from dependence.
Another important dimension is China's role as a major supplier of chemicals used in the manufacture of synthetic opiates, including fentanyl. Although China has taken steps to control and restrict the production and shipment of these substances, many of these products still reach the US, fuelling the black market for drugs.
Sin embargo, es importante señalar que la responsabilidad no recae únicamente en los cárteles mexicanos. La falta de una respuesta adecuada por parte del gobierno de los Estados Unidos también ha sido un factor determinante en la magnitud de la crisis. Se han implementado políticas represivas, centradas en el encarcelamiento de traficantes de drogas, en lugar de abordar de manera integral el problema de la adicción. Además, la falta de acceso a programas de tratamiento efectivos y asequibles ha dejado a muchas personas sin opciones para recuperarse de la dependencia.
Otra dimensión importante es el papel de China como principal proveedor de productos químicos utilizados en la fabricación de opiáceos sintéticos, incluido el fentanilo. Aunque China ha tomado medidas para controlar y restringir la producción y el envío de estas sustancias, muchos de estos productos aún llegan a los Estados Unidos, alimentando el mercado negro de drogas.

With respect to Mexico, although the government insists that there is no fentanyl production in its territory, evidence and proof presented by the Sinaloa and Culiacán cartels show that these substances are indeed trafficked to the United States. However, to single out the Mexican cartels as solely responsible for 100% of the supply demanded, year after year, would be an oversimplification. There are other actors involved, such as Chinese traffickers and other international criminal groups.
It is essential to take into account the human dimension of this crisis. Behind the statistics of overdose deaths are personal stories of pain and suffering. The communities most affected by this crisis are those already facing social and economic challenges, such as lack of access to quality health care or job opportunities. Stigmatisation of people struggling with addiction has also prevented an effective and compassionate response to this crisis.
Con respecto a México, aunque el gobierno insiste en que no hay producción de fentanilo en su territorio, las pruebas y la evidencia presentadas por los cárteles de Sinaloa y Culiacán demuestran que sí se trafica con estas sustancias hacia los Estados Unidos. Sin embargo, señalar a los cárteles mexicanos como los únicos responsables del 100% de la oferta demandada, año tras año, sería una simplificación excesiva. Existen otros actores involucrados, como los traficantes chinos y otros grupos criminales internacionales.
Es fundamental tener en cuenta la dimensión humana de esta crisis. Detrás de las estadísticas de muertes por sobredosis hay historias personales de dolor y sufrimiento. Las comunidades más afectadas por esta crisis son aquellas que ya enfrentan desafíos sociales y económicos, como la falta de acceso a atención médica de calidad o a oportunidades laborales. La estigmatización de las personas que luchan contra la adicción también ha impedido una respuesta efectiva y compasiva a esta crisis.
To adequately address the opioid crisis in the United States, a comprehensive strategy involving all relevant actors is required. This involves stricter regulation of opioid prescribing, expanded access to evidence-based treatment and rehabilitation programmes, education and prevention at the community level, and greater international cooperation to combat drug trafficking.
The opioid crisis in the United States is a complex problem that requires rigorous and critical analysis. It cannot be attributed exclusively to Mexican cartels or to a single source factor. By examining indiscriminate prescribing, the lack of government response, China's role as a supplier, and the human dimension of addiction, we can better understand this crisis and seek comprehensive solutions that save lives and address the underlying causes of this devastating problem.
Para abordar adecuadamente la crisis de opiáceos en los Estados Unidos, se requiere una estrategia integral que involucre a todos los actores pertinentes. Esto implica la regulación más estricta de la prescripción de opioides, la expansión del acceso a programas de tratamiento y rehabilitación basados en evidencia, la educación y la prevención a nivel comunitario, y una mayor cooperación internacional para combatir el tráfico de drogas.
La crisis de opiáceos en los Estados Unidos es un problema complejo que requiere un análisis riguroso y crítico. No puede atribuirse exclusivamente a los cárteles mexicanos ni a un solo factor de origen. Al examinar la prescripción indiscriminada, la falta de respuesta del gobierno, el papel de China como proveedor y la dimensión humana de la adicción, podemos comprender mejor esta crisis y buscar soluciones integrales que salven vidas y aborden las causas subyacentes de este problema devastador.


