A big rainbow all over the planet

Since the dawn of time, mankind has worked to grow and develop in societies and, to this end, has created places of concentration to help achieve this goal. Man is social by nature, and the cities he has built have been built with the intention of living together, growing, and sharing common spaces.

As time went by, cities became dehumanized, privileging the artificial over the natural, turning into concrete jungles that literally drown not only man but also nature.

But, what happens when it is nature itself who stops this self-destructive escalation of humanity by presenting itself in the form of a lethal virus that covers the planet, causing reclusion as a sanitary measure of preservation and the abandonment of common spaces destined for work and leisure... It happens that the priority is to survive.

Faced with the lack of control over the pandemic, the governments of the world have opted to extend social distancing, which has caused the cities to stop operating as they used to and to submit to a new way of relating to each other in order to carry out the issues that are a priority to guarantee human survival.

Therefore, one of the reactions to this global action has been to abandon the conglomerations of people in the streets, office buildings and bureaucratic centers, shopping malls, recreational centers, and everything that was created in the cities to favor the social exchange person to person.

So, since there is no immediate solution in sight to this equidistant way of life that has been imposed by force majeure, it is opportune to think creatively about how to take advantage of these city spaces, as proposed by @ecotrain, without infringing the necessary reclusion to encircle the virus and reduce its propagation.

Being optimistic is the key

It is not easy, but wanting to be optimistic, the exercise induces us to fly in pollution-free skies due to the reduction of gases expelled by motor vehicles and, in full flight, our imagination considers that it is propitious to move towards new forms of exchange where uses adapted to the new reality are given to spaces designed for old-school activities that who knows when they will be used if we do not move forward.

Turning the page to the book of the past

At this point, ADVANCE is a keyword, because anchoring in the known past does not contribute but slows down the adaptation process necessary to live healthier, but without exposures or setbacks.

However, being honest, I believe that although the creative mind can imagine various actions to humanize cities, beautify abandoned spaces, return nature to the streets, create controlled meeting spaces designed for productive interactions; it is no less certain that it is necessary to put the mind and heart in positive, turn the page of returning to the known past to finish the book and start a new one that begins with a great rainbow across the planet and reconciliation with nature, with humanized exchanges and a time without careers.

Connecting the physical with the spiritual is essential, nourishing and strengthening our inner being to externalize the best of us and to shape it into better relationships with everything and everyone is propitious in these days of forced overload, but necessary to become aware that time is TODAY and we must look to the horizon to move forward with humility, faith and hope with the conviction that LOVE saves us and connects us with the present that reigns and does not wait.

Rainbow by Clker-Free-Vector-Images in Pixabay

Un gran arcoíris en todo el planeta

Desde la noche de los tiempos, la humanidad ha trabajado para crecer y desarrollarse en sociedades y, para eso, fue creando lugares de concentración para ayudarse a lograr este objetivo. El hombre es social por naturaleza y las ciudades que fue construyendo conllevan esa intención de vivir juntos, de crecer y compartir espacios comunes.

Con el paso del tiempo, las ciudades fueron deshumanizándose, privilegiando lo artificial por encima de lo natural, convirtiéndose en selvas de concreto que ahogan literalmente no sólo al hombre, sino a la naturaleza.

Pero, qué ocurre cuando es la misma naturaleza quien frena esta escalada autodestructiva de la humanidad presentándose en forma de un virus letal que abarca el planeta causando la reclusión como medida sanitaria de preservación y el abandono de los espacios comunes destinados al trabajo y el esparcimiento… Pasa que lo prioritario es sobrevivir.

Frente al descontrol sobre la pandemia, los gobiernos del mundo han optado por extender el distanciamiento social, lo que ha generado que las ciudades del mundo dejen de operar como acostumbraban y se sometan a una nueva forma de relacionarse para sacar adelante los asuntos que son prioritarios para garantizar la supervivencia humana.

Por esto, una de las reacciones a esta acción global ha sido abandonar las conglomeraciones de gente en las calles, los edificios de Oficinas y Centros Burocráticos, los Centros Comerciales, Centros recreacionales y todo lo que fue creado en las ciudades para favorecer el intercambio social persona a persona.

Entonces y en vista de que no se vislumbra una solución inmediata a esta forma de vida equidistante que se ha impuesto por fuerza mayor, es oportuno pensar creativamente cómo aprovechar estos espacios citadinos, tal y como lo propone @ecotrain, sin infringir la necesaria reclusión para cercar el virus y reducir su propagación.

Sun by Geralt in Pixabay

Ser optimista es la clave

No es fácil, pero queriendo ser optimistas, el ejercicio induce a volar en cielos libres de polución por la reducción de gases expelidos por los vehículos automotores y, en pleno vuelo, nuestra imaginación considera que es propicio avanzar hacia nuevas formas de intercambio donde se den usos adaptados a la nueva realidad, en lugar de dejar ociosos espacios pensados para actividades de vieja escuela que quién sabe cuándo podrán ser utilizados si no se avanza.

Pasar la página al libro del pasado

En este punto, AVANCE es una palabra clave, porque anclarse en el pasado conocido no contribuye sino que ralentiza el proceso de adaptación que es necesario para vivir más sano, pero sin exposiciones ni retrocesos.

Sin embargo, siendo honesta, creo que a pesar de que la mente creativa puede imaginar diversas acciones para humanizar las ciudades, embellecer los espacios abandonados, devolver la naturaleza a las calles, crear espacios de encuentro controlados y pensados para interacciones productivas; no es menos cierto que se necesita poner la mente y el corazón en positivo, pasar la página de retornar al pasado conocido para terminar el libro y comenzar uno nuevo que comience con un gran arcoíris en todo el planeta y la reconciliación con la naturaleza, con intercambios humanizados y un tiempo sin carreras.

Conectar lo físico con lo espiritual es imprescindible, alimentar y fortalecer nuestro ser interior para exteriorizar lo mejor de nosotros y plasmarlo en mejores relaciones con todo y con todos es propicio en estos días de sobrecogimiento obligado, pero necesario para concientizar que el tiempo es HOY y debemos mirar hacia el horizonte para avanzar con humildad, fe y esperanza con la convicción de que el AMOR nos salva y conecta con el presente que impera y no espera.

Natural by pixel2013 in Pixabay