Si esta opción de representarme e identificarme con la temporada de primavera antes de tener la edad que hoy en día me abraza #63 años, esto que escribo a continuación jamás hubiese sido mi respuesta. Tal vez por falta de madurez o desconocimiento del SER que hoy soy.

Desde entonces, cada cosa tiene más brillo, percibo más los aromas, estoy más consciente de mi cuerpo y mis sentidos, y tengo mayor claridad en mis ideas y acciones.

Elijo la opción de verme representada en la primavera porque veo belleza en cada persona, lugar, momento… y a eso me aferro, porque momentos difíciles todos tenemos y hay que aceptar que forman parte de la vida.

Los últimos 3 años no han sido fáciles. Han sido una invitación a reinventarme y evolucionar. Darme cuenta de que nunca se recomienza desde cero, porque cada experiencia cuenta en tus futuras decisiones.

Reconocer mis competencias y que a través de ellas pueda impactar otras vidas es maravilloso. Hoy amo cocinar sanamente, cuidar mi jardín, cuidar de mi cuerpo y desarrollar mi ser.

Así que con propiedad escribo en este post que soy la suma de los elementos de la naturaleza, tierra, fuego, aire, agua que “soy feliz”, “amo mi vida” y reconozco que es una elección personal.

Que únicamente puedo controlar aquello de lo que soy consciente y que la consciencia sea siempre mi estado natural.

Que nunca se me quite lo curiosa, lo apasionada, por descubrir, por sanar, por solucionar en la luz o en la oscuridad, pero que siempre pueda escuchar mi corazón.

En la medida que reconozco mi propia naturaleza, y la manera en la que todo está conectado, se hace mucho más sencillo el proceso de CREAR, la vida que quiero vivir.

De la primavera tomo la capacidad que tiene de recargarme con sus elementos, con el renacer, con el retomar el camino, con el florecer desde cero, como ser energético, que soy como el mundo que me rodea.

Pido a dios que siempre este presente la energía dadora de vida para a través de ella, pueda renacer de las cenizas a través de mi naturaleza humana para nutrirme cada día.

La primavera de mi vida es poderosa, mágica, abundante, creadora, lo que descubro de ella me representa, me veo a misma en todas las cosas, en cada ser humano, en cada animal, en cada árbol, en el agua, en la lluvia, en las nubes, en la tierra y en el resto de la naturaleza.

En ocasiones cuando me siento abrumada y aunque entiendo que no todos nos recargamos de la misma manera, para mí estar en contacto con la naturaleza primaveral me potencia, me aclara las ideas y la vida misma.

Conectarme con cada instante tomando la energía del viento, del sol, del agua, de la tierra, del verde, de los árboles, del oxígeno, del amor de mi familia, de todo lo que me rodea.

Me doy esos espacios cada vez que puedo. Sentir la brisa, contemplar el atardecer o el amanecer, caminar descalzo, tomar baños de sol, oler sus aromas siempre me sorprende con sus beneficios.

Un día para agradecer, un clima hermoso como diciéndote, todo está bien y se pondrá mejor, hoy me llena de felicidad por una oportunidad tan maravillosa.

Uno de mis lugares favoritos es el mar, me recarga su naturaleza.

Incluso cuando arranquen mis frutos, mi cosecha se vuelve a sembrar, porque no me rindo, es emocionante ver como paso a paso crece y germinan mis emociones, mis ideas, pensamientos, la contribución de la madre tierra y las habilidades humanas.

La temporada de primavera siempre me conecta con la energía de mi madre que aún vive a sus #84 años, de ella aprendí a tomar el fruto del crecimiento y las oportunidades.

Tolerancia, paciencia, el amor incondicional, quererme, aceptarme, verme crecer con mis defectos y grandes virtudes.

A transformar el AMOR desde lo más básico y a ser ejemplo cuando me tocó el gran rol de ser Madre y trato que sea un poquito mejor cada día. Gracias mamá por ayudar a verme en ti.