Hay un momento en la vida en que el alma susurra tan fuerte, que el ruido exterior ya no alcanza para silenciarla.
Ese momento llegó para mí.
En medio de lo cotidiano, de las exigencias, de las voces que me empujaban a ser todo para todos, me di cuenta de que me había dejado atrás. Estaba cumpliendo funciones, pero no viviendo con presencia. Me hablaba con exigencia, pero no con ternura. Y fue ahí cuando escuché, por fin, el llamado más importante: volver a mí.
Volver a mí no significa abandonar a los demás. No es egoísmo ni rechazo. Es un acto de amor profundo. Es decirme: “Estás aquí, te veo, te escucho, te honro”. Es devolverme al centro de mi propia existencia. Es recordar que también soy un hogar, una llama que merece cuidarse para seguir iluminando.
He aprendido que no puedo florecer desde la desconexión. Que cada parte de mí merece ser abrazada: mis luces, mis sombras, mis dudas, mis cansancios. Porque el alma no se fuerza, se acompaña. Y en ese acompañarme con paciencia, en ese permitir sentir sin culpa, nace una ternura que sana.
Este proceso no es lineal. Hay días en que avanzo con firmeza y otros en los que me repliego como un capullo. Pero incluso en el silencio, hay crecimiento. Incluso en la pausa, hay fuerza. Hoy comprendo que sanar no es volver a ser la de antes, sino permitirme ser la nueva versión que nace desde mi propia ternura.
Quiero hablarle hoy a toda mujer que se siente perdida en su rutina, agobiada por las expectativas, cargando un mundo sobre sus hombros. A ti que das, que cuidas, que sostienes:
Tu alma también quiere que te sostengas a ti.
Volver a ti no es un lujo. Es una urgencia sagrada. Es recordar que no estás hecha solo para resistir, sino también para florecer.
Este espacio, esta comunidad, me inspira a escribir desde el corazón. A dejar plasmado en palabras mi proceso, no como una guía perfecta, sino como un espejo real. Si tú también estás en este camino de regreso, quiero que sepas algo:
No estás sola.
Cada paso hacia ti es un acto de sanación colectiva. Cuando una mujer vuelve a sí misma, el mundo entero se reordena suavemente a su alrededor.
Hoy me abrazo. Me escucho sin interrupciones. Me celebro por decidir, una y otra vez, que mi paz vale el esfuerzo. Que mi ternura no es debilidad. Y que mi presencia es un regalo que merezco disfrutar. No tengo todas las respuestas, pero tengo el coraje de mirar hacia dentro.
Volver a mí es el acto más revolucionario que puedo hacer por mí… y por todas.
Te dejare una afirmación yo la estoy implementando en la mañana , bien me despierto y emito esta afirmación, sintiéndola...te lo recomiendo.
📌 Texto absolutamente de mi autoría, basado en mi proceso personal y mis experiencias reales.
🖼️ Imagen creada con ayuda de inteligencia artificial para representar visualmente la emoción de este mensaje.
💬 La afirmación ha sido creada por mí con amor y conciencia, como parte del desafío “Volver a mí”.