Hace año que no uso pendrive, eso desde que abandoné los cibercafés y desde que llegó mi bella laptop negra. ¿Pero qué pasó con esos archivos que guardaba en esos perolitos?

Antes de responder, te cuento que esos bichitos sí me servían de mucho, sobre todo porque viajaba constantemente atendiendo a clientes. Yo daba soporte tecnológico a empresas.

Mi trabajo me encantaba, me daba muchas satisfacciones. Me hacía viajar, esto era lo máximo, era conocer gente nueva, lugares hermosos y cada cliente y su negocio eran unos universos únicos en los que adquiría conocimientos y formas de ver el comercio. Yo les asistía, les instruía y ellos hacían lo suyo y de paso me pagaban.

Como les decía, llevaba mis pendrives y no porque eran muchos archivos, sino porque los botaba, los dejaba olvidados en algún lugar. Ese descuido me costó quitármelo y plata. Entonces los pendrives o memorias USB me daban la satisfacción de llevar mis herramientas de apoyo, pero tenía la gran insatisfacción de que más de una vez me quedaba sin ellos, ya sea porque los dejaba olvidados o porque se corrompía la información y me dejaban a pie. Así fue que me ayudé con CD´s regrabables y más memorias USB. En todos estaba la misma información.

Cuando llegó la negra Acer, eso fue para mí una bendición. Esa chica de 15 pulgadas de monitor me la llevaba para todos lados, era mi yeguita de batalla. Para ella le tenía un hermoso morral negro, especial para laptops, y junto con ella iban cables, conectores y otras cositas. Me sentía satisfecho con mis herramientas, me sirvieron de mucho, pero con el tiempo ese perolero comenzó a pesar o yo, como que le metía más cosas. Parecía que, mientras pasaban los días, más kilos agarraban. Se perecían a mí, más viejo, más pesado. Eso lo estoy arreglando. Nada más feo que un viejo con sobrepeso.

Entonces tenía que resolver eso de estar viajando con esos coroticos y para ello el universo me mandó un rayo de luz que me abrió el cerebro para recordar que estaba la nube. ¡Oh, mis oraciones habían llegado a su destino! La solución estaba arriba. ¡Santo remedio!

Ahora todo lo manejo en mis discos virtuales: Google Drive, OneDrive, Dropbox. No hace falta CD, ni pendrive, nada de aparaticos. Era suficiente con el teléfono móvil. Que si no fuera porque es una herramienta importante, ya lo hubiese botado. En realidad, uso mi teléfono más como un computador que como un teléfono. La satisfacción fue grande al ver que había resuelto esos problemitas para trabajar.

Soy un tipo servicial, me gusta ayudar a los demás, eso me crea una felicidad inmensa. Ver la sonrisa de alguien a quien he ayudado es una recompensa hermosa, y si la recompensa viene con un dinerito, pues la alegría es mayor.

A veces, en realidad pocas, me ha dado por hacer tutoriales en mis redes sociales. Trato de explicar de forma sencilla cómo se usa “x” o “y” plataforma, app o dispositivo. En un principio lo he hecho porque ando en la búsqueda de una comunidad virtual que contenga futuros clientes. Pero en el fondo está eso de ayudar.

En estos días una amiga me indicó que se abrieron las inscripciones para ser cavassador, un embajador de CANVA. Esta plataforma me encanta y todos los días aprendo algo nuevo de ella. Me ha resultado una herramienta efectiva y me ha ayudado a un nuevo emprendimiento que jamás soñé que tendría. Están llegando billeticos y eso, como sabemos, da muchas satisfacciones.

Cuando comencé a llenar la planilla para postularme como canvassador, me encontré con que debía indicar las redes sociales en donde publicaba tutoriales de CANVA. ¡Toñoñoño! Mis tutoriales de CANVA eran una miseria. ¿Cómo podía ser un embajador de la plataforma si solo tenía unos cuantos tutoriales?

Estoy casado de hacer portadas, flyers, tarjetas de invitación, de cumpleaños y pare de contar usando CANVA, pero en lo que respecta a tutoriales, estaba en déficit. La plataforma te pide que hagas por lo menos uno por mes en tus redes sociales, pero para que te vean hay que hacer más de uno. Bueno, me dije, vamos a luchar por ese objetivo que seguro me dará muchas satisfacciones abriendo muchísimas puertas.

Un pocotón de personas me han dicho a lo largo de mi vida que les gusta cómo explico las cosas. Tengo una serie de seguidores que siempre me buscan cuando no saben algo. Yo me empeño a darles soluciones a todos esos fans. Cuando trabajaba con Tito, nuestro lema era: "no hacemos milagros, pero lo imposible sí".

Pues en eso estoy de nuevo, voy a crear tutoriales que sean fácilmente digeribles para el que los vea o lea. Más que nada serán con imágenes, eso ayuda mucho a la hora del entendimiento.

El 20 de enero hice el primero y la red social que escogí fue: todas. Pero primero HIVE. Hice un video en donde explico cómo hacer un logo usando CANVA y gratis. Esto es para aquellos que tienen un emprendimiento, pero que el mismo no ha dado los frutos necesarios para pagar a un diseñador gráfico. Pueden pasar a verlo y me dirán qué les parece. Una vez pasadas 24 horas, lo publicaré en mis redes sociales de la web 2.

Inmediatamente que publiqué el video/tutorial del logo, me llegaron comentarios bellos por X y por el mismo HIVE. ¡WOW qué cosa tan maravillosa, qué satisfacción tan grande! Se los juro, yo no le apostaba un centavo a ese video. No sé por qué lo veía así y eso que lo hice con mucho amor.

En una de mis cuentas de X, unas amigas me escribieron que gracias al tutorial se iban a atrever a crear sus logos. Eso me llenó de felicidad. Yo estaba en la búsqueda de algo personal, algo para ser canvassador y resultó que lo que hice le sirve de herramienta a otros. Ahora estoy muy motivado para hacer los demás tutoriales. Voy a hacer uno por semana.

El dinero es importante, me crea muchas satisfacciones, me hace obtener cosas y momentos que quiero, pero algo que me emociona, que hace saltar mi corazón, es la sonrisa y/o el comentario de alguien que se siente feliz por algo que le he aportado. Eso sí que es una inmensa satisfacción.