Hemos llegado a la edición número 20 de ¿quién soy? El ejercicio que la amiga @damarysvibra nos obsequia para seguir conociéndonos cada día mejor,en esta ocasión expresarnos esa enseñanza que nos dejó un libro, Lo que ese libro me dejó, y de seguro habrá una gama infinita de propuestas así como géneros literarios.
“Libros, un mundo en nuestras manos, escritos a tinta en blanco papel, cada hoja, cada párrafo, una puerta abierta a tantos lugares que no sabemos por donde siquiera empezar, un mundo que se abre cuando se aprende a leer, arma poderosa y valiosa, transportadora de ilusiones y pasiones, ¿cuántas vidas distintas hemos vivido en cada libro leído?”
Posibilidades infinitas de ser quien uno no es, pero es el primero el que nos ha llamado, como si fuese una sirena en el mar, entonando su canción a los marineros de letras de ensueño.
Hace muchos años atrás, cuando apenas tenía ocho años mi profesora, la señorita Carmen Gloria puso en mis manos un tesoro, uno infantil claro está, pero fue la llave qué abrió el mundo del cual jamás partí.
Mis ojos se abrieron de par en par observando tal obsequio, mis manos apresuradas rasgaban el papel, adentro tres libros, mis tres primeros amigos, cuando alce la cara para verla y agradecerle observe sus ojos brillantes, puso su mano en mi cabeza y con su voz dulce me dijo -”tienes gran talento para escribir, por esto te regalo estos libros, porque cada vez que los leo imagino tu futuro”-.
Ella fue la primera en creer en mí, un voto de confianza, uno que me lanzó a mi más profunda pasión.
Los libros eran: Perico trepa por Chile, un libro escrito en conjunto por Alicia Morel y Marcela Paz, el siguiente libro era Platero y yo, escrito por Ramon Jimenes, y por último el quinto tomo de Papelucho, titulado Papelucho en la clínica, escrito por Marcela Paz.
Papelucho llamó mi atención, algo así como si el niño en la portada me llamara, esta era la historia de un niño, aventurero, intrépido, todo lo contrario a mi, él estaba dispuesto a seguir sus aventuras aunque estas le costarán problemas, su convicción de amistad era poderosa y a pesar de todo salía adelante.
La foto es de mi libro antes de perderse, busco el que tiene la misma portada.
Sus frases graciosas y su “ídem” era su muletilla favorita, una que se me pegó por largo tiempo. Sentía que teníamos una similitud, en aquella historia que por curioso fue confundido y hasta operado de apendicitis, debía estar en cama al igual que yo, mis piernas aún no estaban muy fuertes y a pesar de ir a la escuela no podía jugar, al llegar a casa debía descansar, éramos dos en la cama y me transportaba a aquella clínica siguiendo a papelucho, jugando a tocar puertas y adivinando quien estaba del otro lado.
Imagine seguirlo y encontrar la nevera, y hasta sentía que comía junto a él ese jugoso pollo al horno, sonreía leyendo y viajaba a aquel sitio de papel plasmado donde había un amigo que me entendía, era una niña de ocho años soñando estar donde no existía más allá de mi imaginación y las letras plasmadas por la visión de su creadora.
Me sentí “Papelucha”, cerraba mis ojos y hasta podía escuchar a Casimiro venir preocupado ya que era él al que debían operar, luego hasta sentía los gritos de su papá buscándome porque llevaba días perdido y a su mamá no le decían nada porque hacía poco había tenido a su hermana Jimena o más bien “Ji”, en mi mente era Papelucha, la protagonista de aquel cuento que me encantó y alivio mis días de infancia.
Al pasar los años, seguí escribiendo y leyendo, encontré diversidad de estilos, pero cada tanto vuelvo a leerlo, aunque en medio de la mudanza muchos libros se perdieron, Papelucho entre ellos, de tanto en tanto lo leo en formato pdf, y es que las líneas e imágenes quedaron tatuadas en mi memoria, porque la niña pequeña que fui en el ayer siempre será Papelucha en la clínica, la que se operó de apendicitis, hizo muchos amigos y al final de cuentas vivió las aventuras son moverse de su cama.
En resumida cuentas este libro me enseñó que no estaba sola, y que encontrar la amistad debe ser real y sincera para así brindar apoyo mutuo cada vez que se necesite, además de eso que hay que poner buena cara ante las vicisitudes de la vida porque uno nunca sabe cuando por error te operen de una apendicitis que jamás fue tuya.
“Qué tu imaginación no tenga límites y que la lectura sea heredada por más que la tecnología busque que esta sea olvidada”.
English
We have reached the 20th edition of Who am I? The exercise that our friend @damarysvibra gives us as a gift to continue knowing ourselves better every day, on this occasion to express the teaching that a book left us, Lo que ese libro me dejó, and for sure there will be an infinite range of proposals as well as literary genres.
"Books, a world in our hands, written in ink on white paper, each page, each paragraph, an open door to so many places that we don't even know where to start, a world that opens up when you learn to read, powerful and valuable weapon, conveyor of illusions and passions, how many different lives have we lived in each book read?"
Infinite possibilities of being who one is not, but it is the first one that has called us, as if it were a mermaid in the sea, singing her song to the sailors of dreamy lyrics.
Many years ago, when I was only eight years old, my teacher, Miss Carmen Gloria put in my hands a treasure, a childish one of course, but it was the key that opened the world from which I never left.
My eyes opened wide observing such a gift, my hands hurriedly tore the paper, inside three books, my first three friends, when I raised my face to thank her I saw her shining eyes, she put her hand on my head and with her sweet voice she told me - "you have great talent to write, that is why I give you these books, because every time I read them I imagine your future"-.
She was the first to believe in me, a vote of confidence, one that launched me into my deepest passion.
The books were: Perico trepa por Chile, a book written jointly by Alicia Morel and Marcela Paz, the next book was Platero y yo, written by Ramon Jimenes, and finally the fifth volume of Papelucho, entitled Papelucho en la clínica, written by Marcela Paz.
Papelucho caught my attention, something as if the child on the cover was calling me, this was the story of a child, adventurous, fearless, the opposite of me, he was willing to follow his adventures even if they cost him trouble, his conviction of friendship was powerful and in spite of everything he got ahead.
The photo is of my book before it was lost, I'm looking for the one with the same cover.
His funny phrases and his "ditto" was his favorite catchphrase, one that stuck with me for a long time. I felt that we had a similarity, in that curious story that he was confused and even operated for appendicitis, he had to be in bed just like me, my legs were still not very strong and despite going to school I could not play, when I got home I had to rest, we were two in bed and I was transported to that clinic following papelucho, playing at knocking on doors and guessing who was on the other side.
I imagined following him and finding the refrigerator, and I even felt that I was eating with him that juicy baked chicken, I smiled reading and I traveled to that place of paper where there was a friend who understood me, I was an eight year old girl dreaming of being where I did not exist beyond my imagination and the letters captured by the vision of its creator.
I felt like "Papelucha", I closed my eyes and I could even hear Casimiro coming worried because he was the one who had to be operated, then I even felt the cries of his father looking for me because he had been lost for days and his mother was not told anything because she had recently had her sister Jimena or rather "Ji", in my mind I was Papelucha, the protagonist of that story that I loved and relieved my childhood days.
As the years went by, I continued writing and reading, I found a diversity of styles, but every now and then I read it again, although in the middle of the move many books were lost, Papelucho among them, from time to time I read it in pdf format, and the lines and images were tattooed in my memory, because the little girl I was yesterday will always be Papelucha in the clinic, the one who had appendicitis surgery, made many friends and at the end of the day lived the adventures without moving from her bed.
In short, this book taught me that I was not alone, and that finding friendship must be real and sincere in order to provide mutual support whenever needed, and also that you have to put a good face to the vicissitudes of life because you never know when by mistake you are operated on for an appendicitis that was never yours.
”May your imagination have no limits and may reading be inherited no matter how much technology tries to make it be forgotten”.
Las imágenes usadas fueron creadas en canva con recursos gratuitos, la foto del libro pertenece a mi galería personal.
