Crónica y reflexiones de cuán difícil es combatir males de próstata.

Desde el mes de enero del año 2022 he venido enfrentándome a una enfermedad denoinada cáncer de próstata, y en verdad que no ha sido nada fácil el camino hacia la sanación aunque gracias a mi Dios querido voy con rumbo de un final feliz.

El título de este post es debido a la experiencia que he tenido y la patología de hombres semejante o afín, como prostatitis o hiperplasia benigna de próstata, por cierto, esta última mención no es tan cierta porque, en principio fue lo que me asignaron como primer diagnóstico.

Desde entonces hasta la actualidad he vivido en una situación que cambió radicalmente mi existencia, y que he sentido en carne propia cómo hay que privarse de gustos y agrados tanto en la alimentación como en la vida y en el disfrute de muchas actividades.

En estos casos es factible la fe en Dios, el encontrarse con un buen médico, y poder ceñirse a los requerimientos que demanda esta enfermedad, por lo cual hay que ser drástico y disciplinado.

Para un hombre es difícil tener que renunciar a tomar café, a consumir bebidas azucaradas o gasificadas, al licor, a la grasa, a los embutidos, a las mismas carnes rojas, a los productos lácteos y también a productos refinados como harina de maíz, harina de trigo o pastas.

Al comienzo me cayó como una tonelada de hierro en el ánimo, y ya me creía que no iba a poder soportar tantas prohibiciones.

El primer examen de antígeno prostático me lo hice en febrero, y arrojó el alto resultado de 60 ng/m, pero como yo no tenía idea, seguí con una nutrición libre.

Los dolores en el área abdominal y la complejidad para orinar cada vez iban en ascenso, y un urólogo de nombre Juan Manuel Loreto se ha encargado de mi tratamiento y vigilancia constante.

Él mismo me hizo un ecosonograma prostático que arrojó notables alteraciones en el tamaño y peso de la glándula, y mis riñones estaban asimilando el esfuerzo. La próstata medía 70,6 mg.

Me mandó hacer otro antígeno prostático, y este salió más alto aún, ¡¡¡86!

Los dolores aumentaban, y el médico se vio en la necesidad de instalarme una sonda.

Luego vino la dolorosa realización de una biopsia de próstata, y al mes recibí la dura noticia de que padecía de cáncer de próstata, pero para ser sincero, confieso que no me desesperé ni angustié, y me encomendé a mi Dios querido.

El médico me mandó un tratamiento llamado terapia hormonal que se usa para evitar el crecimiento y propagación de células malignas en la próstata, y es un tratamiento de alto costo que, afortunadamente lo facilita gratuitamente el Seguro Social.

Este tratamiento prepara al paciente para quimioterapia o radioterapia, pero averigüé en internet, que no cura el cáncer. Es una pastilla diaria de Bicalutamida y una inyección de Leuprolide, que debo retirar de mes a mes en el Seguro Social.

Desde que me tomé la primera pastilla sentí cómo empezaban a disminuir mis dolores y a tener un poco más de bienestar. Agua, mucha agua.

No soy muy dado a regar por todas partes alguna dolencia que yo padezca, pero siempre hay quienes se enteran. Y en Hive solo les comenté a @yonnathang, @jesuslnrs y @mariela53, muy solidarios los 3. Dios les bendiga.

Como sabía que estos medicamentos solo controlaban el crecimiento del cáncer, recurrí a la medicina natural, y entre tantos consejos de amigos, también comencé a usar esos medicamentos.

El primero fue una planta de nombre anamú o maputitico que es una plantita con ese fuerte olor a zorrillo, y decidí tomarlo muy concentrado en ayuna durante 15 días y 7 de descanso. De inmediato hay que desayunar.

También añadí orégano orejón con tua tua en un litro de agua hervida, y me tomo unos 2 vasos diarios. Igual, consumo semillas de granada que, por fortuna, hay una mata a 8 metros donde vivo, y carga mucho.

La alimentación es con base en verduras, pescados con omega 3, jugos de frutas, y el cambur lo utilizo como único endulzador. Muchas veces con durazno o lechosa. Las patas de pollo sin grasa, pollo en sopas o guiso y arroz con vegetales forman la mayor parte de mi dieta.

Bien, como premio a mi entrega a curarme, en agosto de 2022 el doctor Loreto me ordenó otra prueba de antígeno, y esta lo llenó de satisfacción y admiración, al ver el resultado de 3 ng/m.

Me expresó muy emocionado que se sentía muy feliz con ese resultado.

Desde entonces he seguido el tratamiento al pie de la letra, y ya en noviembre la alegría iba a ser mayor porque un nuevo examen de antígeno decía que había bajado a 2,3.

No por eso dejé de seguir con el plan médico, y por mi cuenta me hice un ecosonograma indicaba que el tamaño había bajado de 70,6 a 36 mg.

Otra de las incidencias colaterales es la disfunción eréctil, pero por la vida hay que decidirse, y eso fue lo que hice.

El doctor me ha permitido comer lo que quiera unas 2 veces al mes, y así lo he hecho, y ahora puedo comer pan salado o pescado frito, pero yo no abuso.

Ayer me vio de nuevo y todo va a seguir hasta que él considere. No creo que me vayan a a hacer quimioterapia ni radioterapia, y mucho menos operarme. Con la fe en Dios espero con mucha confianza.

Chronicle and reflections on how difficult it is to fight prostate disease.

Since January of the year 2022 I have been facing a disease called prostate cancer, and in truth it has not been an easy road to healing, although thanks to my dear God I am heading towards a happy ending.

The title of this post is due to the experience I have had and the pathology of similar or related men, such as prostatitis or benign prostatic hyperplasia, by the way, this last mention is not so true because, in principle it was what I was assigned as the first diagnosis.

From then until now I have lived in a situation that radically changed my existence, and I have felt in my own flesh how it is necessary to deprive myself of tastes and pleasures both in food and in life and in the enjoyment of many activities.

In these cases it is feasible to have faith in God, to meet with a good doctor, and to be able to adhere to the requirements that this disease demands, for which it is necessary to be drastic and disciplined.

It is difficult for a man to have to give up coffee, sugary or carbonated beverages, liquor, fat, sausages, red meat, dairy products and also refined products such as corn flour, wheat flour or pasta.

At the beginning, a ton of iron fell on my spirit, and I thought I would not be able to bear so many prohibitions.

I had my first prostate antigen test in February, and it came back with the high result of 60 ng/m, but as I had no idea, I continued with free nutrition.

The pains in the abdominal area and the complexity to urinate were increasing, and a urologist named Juan Manuel Loreto has been in charge of my treatment and constant surveillance.

He himself performed a prostate echosonogram that showed notable alterations in the size and weight of the gland, and my kidneys were assimilating the effort. The prostate measured 70.6 mg.

He sent me for another prostate antigen, and it came back even higher, 86!

The pain increased, and the doctor had to install a catheter.

Then came the painful performance of a prostate biopsy, and a month later I received the hard news that I had prostate cancer, but to be honest, I confess that I did not despair or anguish, and I entrusted myself to my dear God.

The doctor sent me a treatment called hormone therapy, which is used to prevent the growth and spread of malignant cells in the prostate, and it is a high-cost treatment that, fortunately, is provided free of charge by Social Security.

This treatment prepares the patient for chemotherapy or radiotherapy, but I found out on the internet that it does not cure the cancer. It is a daily pill of Bicalutamide and an injection of Leuprolide, which I have to take from month to month at the Social Security.

Since I took the first pill I felt how my pains began to diminish and I felt a little more comfortable. Water, lots of water.

I am not very prone to spread the word about any ailment I suffer from, but there are always those who know about it. And in Hive I only commented to @yonnathang, @jesuslnrs and @mariela53, very supportive all 3.

As I knew that these medicines only controlled the growth of the cancer, I resorted to natural medicine, and among so much advice from friends, I also began to use these medicines.

The first one was a plant called anamu or maputitico which is a small plant with that strong skunk smell, and I decided to take it very concentrated on an empty stomach for 15 days and 7 days of rest. Immediately it is necessary to have breakfast.

I also added oregano orejón with tua tua in a liter of boiled water, and I drink about 2 glasses a day. I also eat pomegranate seeds which, fortunately, there is a pomegranate bush 8 meters away from where I live, and it is very nutritious.

My diet is based on vegetables, fish with omega 3, fruit juices, and I only use the sweetener cambur. Many times with peach or milk. Fat free chicken legs, chicken in soups or stew and rice with vegetables form the major part of my diet.

Well, as a reward for my dedication to cure myself, in August 2022, Dr. Loreto ordered me another antigen test, and this one filled him with satisfaction and admiration, seeing the result of 3 ng/m.

He expressed to me very excitedly that he was very happy with that result.

Since then I have followed the treatment to the letter, and already in November the joy was going to be greater because a new antigen test said that it had dropped to 2.3.

That did not stop me from continuing with the medical plan, and on my own I had an echosonogram, which showed that the size had dropped from 70.6 to 36 mg.

Another of the collateral incidences is erectile dysfunction, but for life you have to decide, and that is what I did.

The doctor has allowed me to eat whatever I want about 2 times a month, and so I have, and now I can eat salty bread or fried fish, but I do not abuse.

Yesterday he saw me again and everything is going to continue as long as he sees fit. I don't think I will have chemotherapy or radiotherapy, much less surgery. With faith in God I wait with great confidence.

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