
¡Hola! Me complace saludarlos de nuevo.
En esta oportunidad comparto una reflexión como hija de una madre maravillosa que estuvo presente durante esa vida nuestra, la de mi hermano y la mía. Por eso me uno a la iniciativa de @charjaim titulada ¡Madre mía! Debo decir que el título me fascinó porque es una exclamación que puede expresar muchos sentimientos, entre positivos y negativos. En el caso nuestro, el de mi hermano y el mío, sentimos satisfacción porque la madre que tenemos ha guiado nuestros pasos con especial dedicación.
Hablando de pasos, tengo fotos de nuestros primeros zapaticos y es que mi mamá estuvo revisando el baúl de los recuerdos saliendo a relucir dos pares de zapatos, un par de mi hermano y un par mío. Ella dijo que esos fueron los primeros que usamos cuando ya nuestra marcha era más estable. ¡Que emoción! No dudé en inspirarme y sacar fotos especiales para expresarle reconocimiento a mi madre, quien cuidó y guio nuestros primeros pasitos débiles, los cuales se fortalecieron siendo el inicio de nuestro andar hasta hoy, durante varias décadas. Exactamente 41 años de mi hermano y los 53 años míos.

Mi madre siempre ha sido absolutamente abnegada en cada una de nuestras etapas de esa vida nuestra. Vida que ha transitado más de lo que pudiéramos creer y viendo los zapaticos pienso en todos los pasos que hemos dado, que son incontables, pero si medibles por su valor y reflexiono en el lugar donde estamos hoy. Es que, sin duda, nadie sabe para dónde va hasta que llega. ¡Madre mía! tanta verdad en ese refrán venezolano.
Reflexionando sobre nuestro andar, están los llamados pasos en falso pero que se pueden convertir en firmes. De esos está repleto el camino transitado, especialmente en la época de la inmadurez cuando nos dejamos dominar por el paso apurado, el paso con mucha prisa, ese que es un acto reflejo incitado por la impulsividad, por la impaciencia, por capricho y que nos deja muchos de los sin sabores de esa vida nuestra, como el desánimo, las decepciones, tristeza, incertidumbre, vacío y mucho agotamiento emocional. La bendición nuestra como hijos ha sido tener a esa madre amorosa, paciente, sin quejas, sabia, que ha estado para ayudarnos a retomar la marcha firme.
¡Madre mía! Siempre tan sabia, con una palabra oportuna que nos ayuda a pisar fuerte y firme sobre la tierra. Ella nos apertrechó de zapatos seguros a toda prueba, para poder transitar en sendas con distintos grados de dificultad, por eso es que hoy podemos decir que nuestros pasos son el reflejo de su amor. Quizás no le hemos pagado como merece y no estamos en el lugar que ella pudo haber soñado para nosotros, aunque si es ese es el caso, lo disimula muy bien porque ella siempre nos dice que está agradecida y orgullosa por sus hijos. ¡Gracias mamá!
Hoy veo esos zapaticos y veo a mi madre emocionada al tocarlos en sus 75 años de edad recordando cuando tomaba con delicadeza nuestros piececitos para ponérnoslos.

Finalizo mi reflexión, destacando el esmero de mi mamá para elegir buen calzado para mi hermano @gsbilbao y para mí, porque me resulta asombroso ver lo conservado que están en estos más de 40 y 50 años, respectivamente.
Portada diseño propio / Cover own design
CorelDRAW - Illustrator - PowerPoint - PhotoScapeX - Picasa
C / Mundo Autismo

Aliento


