Saludos amigos de Holos&lotus, muchas felicidades @charjaim por este nuevo aniversario de Esa Vida Nuestra
Tragos amargos, ¿a qué le das permiso para que saque lo peor de ti?
Hay muchas situaciones o actitudes de otras personas que pueden provocar reacciones de rabia, tristeza e impotencia y como reaccionemos a esos sentimientos determina no solo lo que puede ocurrir posteriormente sino también y muy importante como se afecta nuestro equilibrio emocional.
Hay dos cosas que a mi me afectan mucho, y como dice la iniciativa pueden sacar lo peor de mí, una es la injusticia por el abuso de poder y otra es la maldad hacia un ser indefenso. Ante estas situaciones he reaccionado en el pasado, cuando era aún muy joven, de manera no controlada. La ira ha sido la reacción que me ha hecho actuar.
En mi hogar mis padres me enseñaron a amar y respetar a los animales. Los gatos entraban y salían, sobre todo las hembras cuando iban a parir. Y se quedaban hasta que decidían que era el momento de irse. Los cuidábamos mientras estaban en casa, pero eran libres.
Había un gato hermoso que se acostumbró a visitarnos. Mis hermanas y yo los queríamos mucho. Un día lo encontramos fuera de la casa muriéndose y a su lado un niño vecino nuestro, con una sonrisa de satisfacción. Le había dado una patada. Yo no entendía como podía ser tan cruel. La rabia se mezcló con la tristeza y aunque yo no era una niña peleona quería agarrarlo a golpes. Mi hermana mayor le reclamo y a el no le importó y corrió. Mi hermana lo persiguió y yo también, para golpearlo y que pagara lo que había hecho. No pudimos porque se escondió en su casa.
Mi madre hizo lo que una persona con su madurez debía hacer. Fue a hablar con la madre del niño, aunque debo reconocer que eso no alivio mi tristeza. Pero comprendí que si lo hubiéramos golpeado las consecuencias no hubieran sido buenas y le íbamos a ocasionar un problema a mis padres.
Uno aprende con la experiencia que la violencia no es la solución ni aún cuando creemos tener la razón, porque la violencia genera mas violencia.
Ahora cuando veo a algún niño o joven maltratando a un animal, dejo la rabia y tristeza que esto me produce y hablo con ellos. Si sus padres están presentes tambien lo hago, aún cuando a veces la respuesta que recibo es de indiferencia y de molestia. Otras veces veo una mirada de arrepentimiento y de vergüenza. Eso me alegra porque es posible que no lo vuelva a hacer.
Hace unos años, en ese período de crisis en la disponibilidad de alimentos que sufrió gran parte de la población de mi país, había que hacer colas muy largas para comprar. Los días correspondían al número de terminación de la cédula. Mi hijo mayor y yo, podíamos comprar el mismo día, así que nos íbamos juntos porque había que salir de madrugada.
Ese día llegamos muy temprano y teníamos como veinte personas por delante. Siguieron llegando personas y se hizo una fila muy larga. Varios soldados mantenían el orden. Algunas personas empezaron a colearse y el militar que estaba al mando, se molestó y de manera muy prepotente, decidió que pasarían de primero los que estaban adelante y los que estaban de último en la fila. Una medida muy injusta y sin sentido. La gente empezó a protestar y mi hijo que tenia una gran indignación, estaba furioso, al igual que yo, y empezó a discutir con el guardia.
Yo sabía que esa actitud de mi hijo aunque comprensible, era muy peligrosa. Podía terminar preso con todas las consecuencias terribles para él y la familia. Como pude traté de calmarlo. Otras señoras que estaban allí me decian que lo mejor era que le dijera que se fuera y eso hice. Tuve que alejarlo de esa situación. Al final del día no pude comprar nada pero mi hijo estaba a salvo en casa.
Hay momentos donde definitivamente hay que contar hasta diez como decía mi mamá y respirar profundo para conservar la calma, de esa manera podemos controlar los impulsos. Trato en lo posible de no entrar en discusiones que no llevan a nada porque para muchas personas es difícil aceptar que se está equivocado, es un desgaste emocional. Yo ahora prefiero quedarme callada y aceptar que hay situaciones sobre las cuales no tengo el control.
Esto me hizo recordar una anécdota de mi hermana mayor, que no se quedaba callada ante situaciones que ella consideraba incorrectas. Cuando eramos unas jóvenes adolescentes veniamos mi otra hermana menor, ella y yo en una camioneta de pasajeros, pero el chofer manejaba muy rápido y frenaba de repente. Algunos pasajeros que venían parados se iban de lado. Las personas comenzaron a protestar y a decirle al chofer que bajara la velocidad, pero el hombre no hacia caso. Mi hermana muy molesta le grito "Es que tu crees que llevas cochinos en esta camioneta". La gente empezó a reírse, el chofer se molesto aún mas y nos dijo "Si no les gusta como manejo, entonces bájense". "Si, mejor nos bajamos", le contestó mi hermana. El detuvo la camioneta en la parada y abrió la puerta y antes de que saliéramos nos dijo con rabia "no tienen que pagarme". El pensaba que nos había dejado lejos, pero casualmente esa era nuestra parada. Nos fuimos riendo todo el camino.
Tenemos que aprender a discutir desde la calma. Hay una palabra que aprendí en un taller de trabajo y me gustó mucho, es el consenso. Cuando hay muchas diferencias en los puntos de vista llegar a un consenso significa que cada una de las partes cede en algo y se mantiene aquello en lo cual todos están de acuerdo. Es como si dejaras de lado esa parte que no es imprescindible. Siempre se puede y no hay que dejar que lo que nos disgusta saque lo peor de uno.
Muchas gracias por leer mis experiencias y reflexiones en este tema tan necesario de conversar. Gracias a @charjaim por invitarnos a participar. A mis amigas @katleya y @maxjulisgf las animo para que participen. Acá el enlace
Greetings friends of Holos&lotus, many congratulations for this new anniversary
Bitter drinks, what do you give permission to bring out the worst in you?
There are many situations or attitudes of other people that can provoke reactions of anger, sadness and helplessness, and how we react to those feelings determines not only what can happen later, but also and very important how our emotional balance is affected.
There are two things that affect me a lot, and as the initiative says, can bring out the worst in me: one is the injustice of abuse of power and the other is the evil towards a defenseless being. I have reacted to these situations in the past, when I was still very young, in an uncontrolled way. Anger has been the reaction that has made me act.
In my home my parents taught me to love and respect animals. The cats would come in and out, especially the females, when they were going to give birth. And they would stay until they decided it was time to leave. We took care of them while they were at home, but they were free.
There was a beautiful cat that got used to visiting us. My sisters and I loved them very much. One day we found him outside the house, dying, and next to him a neighbor boy of ours, with a satisfied smile on his face. He had kicked him. I did not understand how he could be so cruel. Anger mixed with sadness and, although I was not a quarrelsome child, I wanted to beat him to a pulp. My older sister complained to him and he didn't care and ran. My sister chased him and so did I, to beat him and make him pay for what he had done. We couldn't because he hid in his house.
My mother did what a person with her maturity should do. She went to talk to the boy's mother, although I must admit that did not alleviate my sadness. But I understood that if we had hit him, the consequences would not have been good and we were going to cause a problem for my parents.
One learns with experience that violence is not the solution, even when we believe we are right, because violence generates more violence.
Now, when I see a child or young person mistreating an animal, I leave the anger and sadness that this produces in me and I talk to them. If their parents are present, I do so too, even if sometimes the response I receive is one of indifference and annoyance. Other times I see a look of regret and embarrassment. That makes me glad because I may not do it again.
A few years ago, in that period of crisis in food availability suffered by a large part of the population of my country, you had to stand in long lines to buy. The days corresponded to the number of endings of the ID card. My eldest son and I could shop on the same day, so we would go together because we had to leave early in the morning.
That day we arrived very early and we had about twenty people ahead of us. People kept arriving and there was a very long line. Several soldiers maintained order. Some people began to get in line and the soldier in charge got upset and in a very arrogant manner, decided that those who were in front and those who were last in line would go first. A very unfair and senseless measure. People began to protest and my son, who was very indignant, was furious, as was I, and began to argue with the guard.
I knew that my son's attitude, although understandable, was very dangerous. He could end up in jail with all the terrible consequences for him and the family. As best I could, I tried to calm him down. Other ladies who were there told me that the best thing to do was to tell him to leave and that's what I did. I had to get him away from the situation. At the end of the day I couldn't buy anything but my son was safe at home.
There are times when you definitely have to count to ten as my mom used to say and take deep breaths to stay calm, that way you can control your impulses. I try as much as possible not to get into arguments that lead to nothing because for many people it is difficult to accept that they are wrong, it is emotionally draining. I now prefer to keep quiet and accept that there are situations over which I have no control.
This reminded me of an anecdote about my older sister, who would not keep quiet in situations she considered wrong. When we were young teenagers, my other younger sister, she and I would come along in a passenger van with my older sister.
The driver drove very fast and braked suddenly. Some of the passengers who were standing there were going sideways. People began to protest and tell the driver to slow down, but the man did not listen. My sister was very upset and shouted at him, “You think you are carrying pigs in this van”. People started to laugh, the driver got even more annoyed and told us “If you don't like the way I drive, then get out”. Yes, we'd better get out, my sister replied. He stopped the truck at the stop and opened the door and before we got out he said angrily, "You don't have to pay me. He thought he had left us far away, but coincidentally that was our stop. We went laughing all the way.
We have to learn to argue from calm. There is a word I learned in a workshop and I liked it very much, it is consensus. When there are many differences in points of view, reaching a consensus means that each of the parties gives in on something and maintains what everyone agrees on. It is as if you leave aside that part that is not essential. It is always possible and we should not let what we dislike bring out the worst in us.
Thank you so much for reading my experiences and reflections on this much needed topic of conversation. Thanks to @charjaim for inviting us to participate. To my friends @katleya and @maxjulisgf I encourage you to participate. Here is the link
La imagen de la presentación la edite en Canva.
La traducción al inglés la realice en www.deepl.com