Vincent Van Gogh
Estimado lector, estoy de vuelta, despues de meses de ausencia y con ganas de seguir observando mano a mano la vida junto a ti. Esta vez me gustaría compartir contigo un concepto que me parece fundamental hoy día y que, al considerarlo detenidamente, mucho me extraña que muy pocos hablen sobre eso.
Pensándolo bien, probablemente no sea tan extraño. Hoy día hay tantas cosas de donde elegir, en distintos tamaños, colores y tallas. ¡Se siente aislante querer enfocarse en una sola cosa, cuando hay tanto por explorar!
Desde luego hay un pequeño problema con eso. Confusión, indecisión, miedo al compromiso, ansiedad. Por eso, creo que vale la pena recuperar la idea de tener un propósito en la vida. ¿Por qué?
Cuando hablamos de propósito, hablamos de oxitocina. Como recordarás de nuestras anteriores conversaciones, la oxitocina es la sustancia de la felicidad, de las conexiones profundas y el amor sincero. Hubo un tiempo en que nuestras mentes estaban todo el tiempo y todo el día empapado de felicidad. ¿Por qué? Porque eramos amados. Y no solo por nuestros padres. Solíamos vivir en tribus de no muchas personas, todas nos conocían y nos cuidaban desde pequeños. Nosotros también las conociamos de toda la vida. Estaban dispuestos a morir por nosotros y nosotros por ellos. Está claro que, en nombre de ese amor y ese celo por el bienstar de las personas que amábamos, fuimos capaces de pelear hasta la muerte e incluso, por amor a Dios, hemos hecho cosas terribles, como también nobles. No cabe duda que es una fuerza enorme, que sin embargo ha mermado mucho hoy día.
Una vida sin propósito
Redes sociales, series, películas o novedades. Noticias pesimistas todo el tiempo. Nuestros cerebros hoy día están empapados de miedo y de placer. Y no cualquier tipo de placer, de los adictivos, ya que nos hemos dado cuenta que venden y mucho. El miedo y el placer van muy de la mano, porque el miedo exige placer para poder calmarse, y el deseo de placer causa ansiedad. Desde luego lo más fácil a tener a la mano son dulces, medios audiovisuales o pornografía. Cuesta mucho más tiempo, energía y tiempo en los días que corren siquiera reunirse con personas que realmente nos aman y ni hablar de conseguir a una.
¿Crees que en este estado de cosas, es fácil o siquiera intuitivo tener como propósito el bienestar común? ¿Para qué? ¡Si apenas conocemos a la persona que vive a nuestro lado!
Todo son prisas y distracciones.
Estoy consciente, querido lector, que parezco un viejito cascarrabias con estas afirmaciones. Pero lo que quiero que entiendas es que, nos bombardean con miedo por todas partes y al sentir miedo nos retraemos en nosotros mismos como sistema de defensa. El miedo nos vuelve egoístas, mentirosos, hipócritas, nisiquiera por maldad sino por estar en un estado de supervivencia que las pantallas son incapaces de aplacar. En otras palabras, ansiedad. Muchos, como yo, han logrado encontrar la manera de salir de ese estado a través de los estudios científicos o de los sabios de la antiguedad, solo para darnos cuenta que hemos estado viviendo en automático, sin ningún propósito más que llegar al día siguiente.
Una vida con propósito
Cuando me di cuenta que todo lo que he vivido podría servir a alguien, sentí algo muy diferente a como normalmente se maneja hoy en los cursos de "millonarios" que se quieren vender, "si sabes hacer algo bien, no lo hagas gratis". Todo lo contrario, me sentí conectado con algo más grande que yo. Y cobrar, se volvió algo más bien secundario. Comencé a observar mis hábitos, todo lo hacía tanto por evitar que algo malo pasara o por placer. Pero con este propósito en mente, mi perspectiva cambió.
¿Cómo me hace esto una mejor persona? ¿Cómo me hace esto más amable, alegre, productivo, sabio o saludable?
¿Cómo puedo ser alguien capaz de cambiar el mundo para bien aunque sea en una décima?
Fue en ese instante en que todas mis prioridades se ordenaron de golpe. Así como me escuchas, en ese mismo instante y armado con una motivación profunda, fogosa, amorosa. Muy distinta a la motivación del placer, que solía sofocarme, dejandome vacío al final o la del miedo, cuya ansiedad e inseguridad me dejaba sin energía alguna.
Me gustaría, querido lector, que hoy te tomes tan sólo unos pocos minutos para considerar si hay amor en aquello que te propones lograr. Si no lo hay, considera añadirlo. Todo lo que tienes que hacer es imaginar como lo que te propones podría beneficiar a las personas que son más importantes para ti.
¿No te has preguntado por qué cuando las personas forman una familia, algunos de ellos se rectifican de una forma casi milagrosa?
No me cabe ninguna duda que tener a un ser inocente, que te ama incondicionalmente y que depende de ti, es el fabricante de propósitos y oxitocina más poderoso que hay. Remedio más natural no lo hay ni en el Amazonas. Pero también puedes lograrlo por tu cuenta, como me ocurrió a mí.
En otro momento haré otro post iniciativa donde hablaré más sobre este tema, hasta entonces, un fuerte abrazo.
Vincent Van Gogh
Dear reader, I'm back, after months of absence and eager to continue observing life hand in hand with you. This time I would like to share with you a concept that seems fundamental to me today and that, when I think about it carefully, it's very strange to me that so few people talk about it.
Actually, it's probably not so strange. There are so many things to choose from these days, in different sizes, colors and shapes. It feels isolating to just focus on one thing, when there is so much to explore!
There is certainly a small problem with that. Confusion, indecision, fear of commitment, anxiety. That's why I think it's worth recovering the idea of having a purpose in life. Why?
When we talk about purpose, we talk about oxytocin. As you may recall from our previous conversations, oxytocin is the substance of happiness, of deep connections and true love. There was a time when our minds were filled with happiness all the time and all day long. Why? Because we were loved. And not just by our parents. We used to live in tribes of not many people, all of whom knew us and cared for us from a young age. We had known them all our lives, too. They were willing to die for us and we for them. It is clear that, in the name of that love and that zeal for the well-being of the people we loved, we were capable of fighting to the death and even, for the love of God, we have done terrible things, as well as noble ones. There is no doubt that it is an enormous force, which, however, has greatly diminished today.
A life without purpose
Social networks, series, movies or news. Pessimistic news all the time. Our brains today are soaked with fear and pleasure. And not just any kind of pleasure, but addictive ones, since we have realized that they sell a lot. Fear and pleasure go hand in hand, because fear requires pleasure in order to calm itself, and addictive pleasure causes fear to miss out. Of course the easiest things to have at hand are sweets, audiovisual media or pornography. It takes much more time, energy and time these days to even meet people who really love us, let alone meet one one.
Do you think that in this state of things, it is easy or even intuitive to have the common good as a goal? Why? If we barely know the person who lives next to us!
It's all rush and distraction.
I am aware, dear reader, that I sound like a grumpy old man with these statements. But what I want you to understand is that we are bombarded with fear from all sides and when we feel fear we withdraw into ourselves as a defense system. Fear makes us selfish, liars, hypocrites, not even out of evil but because we are in a state of survival that screens are unable to appease. In other words, anxiety. Many, like me, have managed to find a way out of that state through scientific studies or the wise men of antiquity, only to realize that we have been living on autopilot, with no purpose other than getting to the next day.
A life with purpose
When I realized that everything I had lived could be useful to someone, I felt something very different from how it is usually handled today in the "millionaire" courses that they want to sell, "if you know how to do something well, don't do it for free." On the contrary, I felt connected to something bigger than me. And charging for it became something rather secondary. I began to observe my habits; I did everything either to avoid something bad from happening or for pleasure. But with this purpose in mind, my perspective changed.
How does this make me a better person? How does this make me kinder, happier, more productive, wiser or healthier?
How can I be someone capable of changing the world for the better even by a tenth?
It was at that moment that all my priorities suddenly fell into place. Just as you heard, at that very moment and armed with a deep, fiery, loving motivation. Very different from the motivation of pleasure, which used to suffocate me, leaving me empty in the end, or that of fear, whose anxiety and insecurity left me without any energy. Crippled.
I would like, dear reader, that you take just a few minutes today to consider whether there is love in what you are setting out to achieve. If there isn't, consider adding it. All you have to do is imagine how what you are setting out to do could benefit the people who are most important to you.
Have you ever wondered why when people form a family, some of them rectify themselves in an almost miraculous way?
I have no doubt that having an innocent being, who loves you unconditionally and who depends on you, is the most powerful maker of purposes and oxytocin there is. There is no more natural remedy, not even in the Amazon rainforest. But you can also achieve it on your own, as happened to me.
At another time I will make another initiative post where I will talk more about this subject, so we can all share. Until then, a big hug!