A hug to everyone in this beautiful community. Attracted again by an initiative from our beloved @iriswrite, I come to you. It is always difficult for me to open up about the topics she touches on, since she always demands sincerity and deep searching from us.
But I shake off the fears and give myself, body and naked soul, to the attempt to respond to the thought that arises, since there were many priorities that changed in my life, as the years went by.
Since I was little I tried to keep control of everything that happened in my life and that depended on me. I never left schoolwork until the last minute before entering the classroom, or practical work at the mercy of chance and luck. I was diligent, studious, I got frustrated when my grades didn't get the highest grade.
I grew up with that need to constantly make an effort, to keep everything “under the eye of the master, because it makes the horse fat.” Until at the end of 9th grade and giving the positions on the ladder, I received what would be one of the many slaps of reality. He was ranked number 3, however, of the 7 students who had received the IPVC, only three rose from number 30.
It was not understandable that, if they were supposedly the best to have been worthy of the best school scholarship, they were so far down the pecking order. The truth is that, of them, only three were the most wonderful and extraordinary students in the school. The other four were nephews, sons or relatives of leaders of the government, the Party or Education.
What do you think happened? The faculty and directors met and came to the conclusion that they should move the seven chosen ones to the first numbers, and from there, move the rest of us, to be able to justify the election in case of any in-depth review by the Provincial Ministry. Looking at the situation from my adulthood, I downplay it because: wow, it's just one more injustice that happens every day. However, for the teenager who had studied tirelessly, prioritizing school over any invitation to have fun with friends...it was a low blow.
But today I am grateful for that bad practice of my teachers, because they taught me the hard way and in one fell swoop, how not to get distressed when something went out of my control, to flow, to understand that making an effort is good, obsessing is not, because life has its own lines drawn, which we have to travel, regardless of the shortcuts we take.
And it was life itself who, in a few more hard and raw lessons, made me understand that the saying: “Do not leave for tomorrow what you can do today”, there is no reason to take it so literally. This does not mean that we are irresponsible and lazy. Going to extremes is not good either. But the world is not going to end because I decide to pamper myself a little today and do the laundry tomorrow.
Staying longer than usual in the bathtub, completely alone, with a glass of wine and headphones playing the music of Imagine Dragons, is as necessary and important as going out to try to solve the existential problems of those around me.
I also deserve my time, I deserve to be my priority. And for a long time now, I stopped forgetting about myself.
This post was written without the use of AI. The images belong to me and the banners were designed in Canva.
English is not my native language, so I used Google’s free translator to make this translation. I apologize for any possible grammatical and agreement errors.
🌻 Thank you for visiting my blog. I hope you liked it and that you come back soon. I will be waiting for you 🥰.
Un abrazo a todos en esta hermosa comunidad. Atraída nuevamente por una iniciativa de nuestra querida @iriswrite, llego hasta ustedes. Siempre me es difícil abrirme con los temas que toca ella, pues siempre exige de nosotros sinceridad y búsqueda profunda.
Pero sacudo los miedos y me entrego en cuerpo y alma desnuda al intento de dar respuesta al pensamiento que se plantea, pues fueron muchísimas las prioridades que cambiaron en mi vida, al pasar los años.
Desde pequeña intenté mantener el control de todo lo que sucedía en mi vida y que dependía de mí. Jamás dejé las tareas escolares para último minuto antes de entrar al aula, o los trabajos prácticos a merced de la casualidad y la suerte. Fui aplicada, estudiosa, me frustraba cuando mis calificaciones no obtenían la nota más alta.
Fui creciendo con aquella necesidad de esforzarme constantemente, de mantener todo “bajo el ojo del amo, pues engorda al caballo”. Hasta que al finalizar 9no grado y dar las posiciones en el escalafón, recibí lo que sería una de las tantas bofetadas de realidad. Ocupaba el número 3, sin embargo, de los 7 estudiantes a los cuales les había llegado el IPVC, solo tres subían del número 30.
No era comprensible que, si supuestamente eran los mejores como para haber sido merecedores de la mejor beca escolar, estuvieran tan por debajo en el escalafón. Lo cierto es que, de ellos, solo tres eran los estudiantes más maravillosos y extraordinarios de la escuela. Los otros cuatro eran sobrino, hijo o familiar de dirigentes del gobierno, el Partido o Educación.
¿Qué creen que sucedió? Se reunió el claustro de profesores y los directivos y llegaron a la conclusión de que debían mover a los siete elegidos a los primeros números, y a partir de ahí, movernos al resto de nosotros, para poder justificar la elección en caso de alguna revisión profunda por parte del Ministerio Provincial. Mirando la situación desde mi adultez, le resto importancia porque: ¡va¡, es solo una injusticia más de las que suceden a diario. Sin embargo, para la adolescente que había estudiado sin descanso, priorizando la escuela ante cualquier invitación a divertirse con amigos…fue un golpe bajo.
Pero hoy agradezco esa mala praxis de mis profesores, pues me enseñaron a las malas y de un tirón, a cómo no angustiarme cuando algo se sale de mi control, a fluir, a comprender que esforzarnos es bueno, obsesionarnos no, pues la vida tiene sus propias líneas trazadas, por las cuales nos toca transitar, sin importar los atajos que tomemos.
Y fue la propia vida quien, en unas cuantas lecciones más, duras y crudas, me hizo comprender que el dicho: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, no hay por qué tomárselo de manera tan literal. Esto no significa que seamos irresponsables y haraganes. Irse a los extremos tampoco es bueno. Pero el mundo no se va a acabar porque decida consentirme un poco hoy y lavar la ropa mañana.
Quedarme más tiempo del habitual en la tina del baño, completamente sola, con una copa de vino y unos audífonos con la música de Imagine Dragons, es tan necesario e importante como salir a intentar resolver los problemas existenciales de los que me rodean.
Yo también merezco mi tiempo, merezco ser mi prioridad. Y desde hace muchísimos años, dejé de olvidarme de mí.
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🌻 Gracias por pasar por mi blog. Deseo que te haya gustado y que regreses pronto. Estaré esperando por ti 🥰.
