Relato: El portal a la reminiscencia - Parte II [Esp-Eng]

Epígrafe: “De nuevo el latido cesó y la sangre coaguló. No había vuelto a sentir miedo desde que sucedió por primera vez, incluso la segunda aún me sorprendió. Fue verdaderamente intenso el saber que esta sería la última. Era evidente que no podía controlarlo, era más un acto de fe cada vez que sucedía. Pero había perdido mucho y ya no me molestaban las consecuencias, estaba cansada de seguir caminando sobre las nubes”.

Recordar algo de cuando fallecía solo era una visión nublada, pero era cierto que vagamente deslumbraba fragmentos, cada vez más vívidos. Siempre debía caminar por una senda arenosa y atravesar una especie de portal enigmático. En esa especie de limbo mi mente solo estaba adormecida, pero sentía una atracción imperante, la cual me hacía caminar hasta el umbral y enfrente una enorme montaña divina aparecía ante mí luego de cruzar. Normalmente recibía imágenes de este tipo mientras dormía, los sueños eran un poco fantasiosos, pero mi mera existencia era una singularidad, por lo que no podía ser tan excéntrica sobre absolutamente nada.



Había estudiado diversas profesiones en varias reencarnaciones, había viajado y conocido todo el mundo. La abstinencia de enamorarme en ningún momento me había detenido, mi enfoque era otro. Pero transcurría mi décima segunda vida y me había hartado de huir. Así que ese día de otoño después de volverlo a ver, tomé una decisión. Tal vez encontrarlo en varias de mis vidas no era una simple casualidad. ¿Y si significaba algo?



Era florista y dueño del café contiguo a su tienda. Evitarlo siempre había sido mi primera opción, pero ya no lo sería más. Un día, las mesas estaban repletas y el personal atareado, así que cerró su floristería y se dispuso a ayudar. Me había visto un par de veces. Así que al servirme el café espumoso sonrió y me preguntó si vivía cerca, a lo que respondí amablemente que sí. La tarde se fue rápido, igual que la clientela, pero nosotros estábamos sentados en una mesa con vista al parque cercano. Un par de años más tarde, yo tenía sospechas de que me propondría matrimonio pronto, pero a pesar de lo bien que se pudiera sentir, yo aún no sabía cuántas vidas me quedaban y mi memoria era continua aun si mi vida no lo era.



Luego de contactarme con otro campo de investigación, con el que tenía escepticismo de meterme, organicé un último viaje en busca de respuestas. Inventé la excusa de que era por trabajo. Había muchas preguntas en su rostro, algo le decía que yo no estaba diciendo toda la verdad y a pesar de que ambos lo sabíamos, fingimos no hacerlo y confiamos uno en el otro. Me despedí y tomé un vuelo desde Francia hasta Rusia, esperanzada y llena de ansiedad.



Tras hospedarme en el hotel, llegó a mi celular la llamada que marcaría el encuentro, el bosque Chernyayevsky. Nos adentramos más allá del límite para los turistas y esperamos pacientemente al anochecer. Cuando el sol se ocultó fue como estar en un sitio distinto. Comenzaron a aparecer más personas de entre los árboles, sus vestimentas eran tradicionales como de la tribu gitana que había existido décadas atrás. Esa noche obtuve respuestas.



La infusión de yerbas a los pocos minutos, desencadenó en mí una sensación liviana que recorrió todo mi cuerpo. Mi contacto había sido un antropólogo y sociólogo ruso, pero su linaje era parte de él y sus costumbres. Su conexión con la tribu estaba activa y ofreció intentar una última cosa que iba más allá de la medicina. Sus palabras se hundieron en mí y mis parpados se cerraron lentamente. A nuestro alrededor estaban de pie con un suave balanceo más de veinte hombres y mujeres cantando una sutil melodía. El palpitar desaceleró y volví al lugar de mis sueños.



Luego despertar en horas de la madrugada, sentí algo que nunca había sentido, alivio. Regresé a Francia y me reuní con Marcel, satisfecha. Un año más tarde nos casamos y yo ya no tenía miedo de nada. En esta vida no pude darle hijos, impedimentos y complicaciones en mi cuerpo fue la causa, pero él jamás se separó de mí. Nos amamos con fervor y viajamos hasta el cansancio. Fui la primera en fallecer y estaba inmensamente agradecida de la misericordia que el cielo había tenido conmigo.



De nuevo el latido cesó y la sangre coaguló. No había vuelto a sentir miedo desde que sucedió por primera vez, incluso la segunda aún me sorprendió. Fue verdaderamente intenso el saber que esta sería la última. Era evidente que no podía controlarlo, era más un acto de fe cada vez que sucedía. Pero había perdido mucho y ya no me molestaban las consecuencias, estaba cansada de seguir caminando sobre las nubes.



Entre niebla y el frío, por primera vez me encontré en el camino arenoso que conducía al portal, a una anciana de tez oscura y ojos brillosos de color dorado. Se hizo un nudo en mi garganta, pero luego de tragarlo seguí avanzando. A los pocos centímetros de cercanía, rompió el silencio con una risa dulce. Ella dijo “Finalmente serás feliz. Haz que valga la pena. Te he visto cruzar el portal de la reminiscencia doce veces ya, luego de la siguiente el portal no se te presentará más, tu memoria no continuará. Has conseguido tu propósito.” Lo único que pude hacer fue asentir y me dejó pasar. La montaña se sentía tranquila, irradiaba un color azul que antes no había visto, era la señal de un cambio.



Transcurría el año 2023 y entre la multitud redescubrí sus ojos dulces, que de algún modo conectaron con los míos. Aquí estaba mi amor de vidas pasadas, en medio de una feria del libro en Bogotá. Llevaba en las manos un ejemplar de Edgar Allan Poe. Por alguna razón me sonrió, como no sabiendo el porqué. Tal vez era la familiaridad de nuestras almas, una sensación que no podíamos explicar.



La razón de que mi memoria no había sido borrada en cada renacer era él. Encontrarlo y vivir el amor que yo misma había estado evitando, al encontrarlo y aceptarlo, el ciclo terminaría. Había estado huyendo de la solución. Pero en esta, mi última vida llena de memorias de vidas pasadas, abrazaría sin más a quien había hecho latir mi corazón.



Los años pasaron y en mi vientre crecía fuerte la hija que no habíamos podido tener, aunque él no lo supiera. La ambición a veces cubría mi amor, ojalá pudiera vivir con ellos para siempre, pero solo una vida plena y llena de felicidad me bastaba para descansar en paz. Mi alma descansaría al fin y el miedo desaparecería con el tiempo. Llegado el momento, la muerte sería una bienvenida llena de aceptación.

-Inglés/English-

The portal to reminiscence - Parte II

Epigraph: "Again the throbbing stopped and the blood clotted. I had not felt fear again since it happened for the first time, even the second one still surprised me. It was truly intense to know that this would be the last. It was obvious that I couldn't control it, it was more of an act of faith each time it happened. But I had lost so much and I was no longer bothered by the consequences, I was tired of continuing to walk on clouds."

Remembering anything from when he passed away was only a hazy vision, but it was true that it vaguely dazzled fragments, more and more vivid each time. I always had to walk along a sandy path and pass through a kind of enigmatic portal. In that sort of limbo my mind was only numb, but I felt a compelling attraction, which made me walk to the threshold and in front of me a huge divine mountain would appear before me after crossing. I usually received images of this kind while sleeping, the dreams were a bit fanciful, but my mere existence was a singularity, so I could not be so eccentric about absolutely nothing.



I had studied various professions in several reincarnations, had traveled and known the whole world. The abstinence from falling in love had never stopped me, my focus was different. But my twelfth life was passing and I had had enough of running away. So that autumn day after seeing him again, I made a decision. Maybe meeting him in several of my lives wasn't just a coincidence. What if it meant something?



He was a florist and owned the cafe next door to his store. Avoiding him had always been my first choice, but no longer would it be. One day, the tables were crowded and the staff busy, so he closed his flower shop and set out to help. She had seen me a couple of times. So as she poured my frothy coffee she smiled and asked if I lived nearby, to which I politely replied yes. The afternoon went quickly, as did the clientele, but we were seated at a table overlooking the nearby park. A couple of years later, I had suspicions that he would propose to me soon, but as good as it might feel, I still didn't know how many lives I had left and my memory was continuous even if my life was not.



After contacting another field of research, which I was skeptical about getting into, I organized one last trip in search of answers. I made the excuse that it was for work. There were a lot of questions on his face, something told him I wasn't telling the whole truth and even though we both knew it, we pretended not to and trusted each other. I said goodbye and took a flight from France to Russia, hopeful and full of anxiety.



After checking into the hotel, the call came on my cell phone that would mark the meeting, the Chernyayevsky Forest. We went beyond the tourist limit and waited patiently for the sunset. When the sun went down it was like being in a different place. More people began to appear out of the trees, their clothing was traditional like that of the gypsy tribe that had existed decades before. That night I got answers.



The herbal tea within a few minutes triggered a light sensation in me that ran through my whole body. My contact had been a Russian anthropologist and sociologist, but his lineage was part of him and his ways. His connection to the tribe was active and he offered to try one last thing that went beyond medicine. His words sank into me and my eyelids slowly closed. All around us stood with a gentle sway more than twenty men and women singing a subtle melody. The throbbing slowed and I returned to the place of my dreams.



Then waking up in the wee hours of the morning, I felt something I had never felt before, relief. I returned to France and joined Marcel, satisfied. A year later we got married and I was no longer afraid of anything. In this life I could not give him children, impediments and complications in my body were the cause, but he never separated from me. We loved each other fervently and traveled to exhaustion. I was the first to pass away and I was immensely grateful for the mercy that heaven had shown me.



Again the throbbing ceased and the blood clotted. I had not felt fear since it happened the first time, even the second one still surprised me. It was truly intense to know that this would be the last. It was obvious that I couldn't control it, it was more of an act of faith each time it happened. But I had lost so much and I was no longer bothered by the consequences, I was tired of continuing to walk on clouds.



In the fog and the cold, for the first time I found myself on the sandy path leading to the portal, an old woman with a dark complexion and sparkling golden eyes. A lump rose in my throat, but after swallowing it I kept moving forward. A few inches closer, she broke the silence with a sweet laugh. She said, "You'll finally be happy. Make it worth it. I have seen you cross the portal of reminiscence twelve times already, after the next one the portal will no longer present itself to you, your memory will not continue. You have achieved your purpose." All I could do was nod and he let me pass. The mountain felt calm, it radiated a blue color I had not seen before, it was the sign of a change.



It was the year 2023 and in the crowd I rediscovered her sweet eyes, which somehow connected with mine. Here was my past-life love, in the middle of a book fair in Bogota. He was holding a copy of Edgar Allan Poe. For some reason he smiled at me, as if not knowing why. Maybe it was the familiarity of our souls, a feeling we could not explain.



The reason my memory had not been erased at each rebirth was him. Finding him and living the love I myself had been avoiding, finding him and accepting him, the cycle would end. I had been running from the solution. But in this, my last life filled with memories of past lives, I would embrace without further ado the one who had made my heart beat.



The years passed and in my belly grew strong the daughter we had not been able to have, although he did not know it. Ambition sometimes covered my love, I wish I could live with them forever, but only a full life full of happiness was enough for me to rest in peace. My soul would rest at last and fear would disappear with time. When the time came, death would be a welcome full of acceptance.

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