_{Escrito escuchando la canción: Ain't Your Mama de Jennifer López. Somos tan diferentes que impactamos por eso en lo que creemos y podemos plasmar por medio de nuestro ser inmenso.}

He comenzado a escribir, veme aquí sumergida en la balanza de todos los días: ¿Escapo o rompo las reglas que están impuestas al existir?

El mismo discurso se escucha en las mañanas, las mismas palabras, el mismo tema y las miradas se enfrentan. No es solamente en la radio o en la industria del entretenimiento; sino también en las startups. A la mierda todo, qué poco sutil. ¿A dónde voy yo?

Críticas, una y otra vez, palabras por donde quiera que este. Lo vuelven a decir sin piedad otra vez: —No es para ti. “¡¿Qué no es para mí?!” —Infeliz que sólo piensa con el cerebro reptil—, y esgrime cuantas sandeces puede para no permitir que yo pueda surgir.

¿Acaso esto no es el siglo XXI? —Tráeme el café, sostiene cada vez que me ve. No, eso no es para ti, sino para mí. Parece que soy la simple empleada que el bastardo de mi jefe le encanta infringir. Perdónenme, estoy siendo sincera por esta vez; aunque ha comenzado a anochecer.

Cogí este trabajo para costear mis gastos en Madrid, y tratar de resurgir ante un mundo lleno de esperpentos que piensan que las mujeres no pueden hacer lo que ellos pueden, ¿acaso esto es lo que siempre sufrimos? Retorica barata y muy sarcástica.

Es como si fuera un panfleto de esos que encuentras en las calles todos los días, pero ya saben de esos que te ofrecen los políticos bajo el mismo discurso de mierda para generar igualdad. Uff, perdonen, se me fue un término peyorativo, pero estoy comprando el café para el infeliz.

¿Creen que sería bueno agregarle un escupitajo?

Muchos pensarán que estoy siendo muy directa, pero si te dicen todos los días que no eres capaz de lograr nada simplemente deseas ser un poco irreverente. Yo apostaré por ello.

Claro, dejaré algo muy certero acá: —lo del escupitajo era una broma—. No actuaré bajo el mismo nivel que ese infeliz que solamente mira mi trasero de manera servil. Simple, una mente muy básica que larga la baba como puede ante cualquiera que ve. Exceptuando a los de su mismo calibre.

Merito, esa es una de las palabras que todas queremos escucha, cumplir y hacer nuestras, pero la realidad es que aún vivimos bajo las cadenas que se nos imponen solamente por un hecho rotundo: —Mentes pobres como la de mi jefe —.

Irónico, en la mesa de su escritorio, tiene una fotografía donde sonríe con su esposa y bella hija: —Se ve tan tierno—, pero a mí no me engaña. Él se acuesta con su secretaria.

Lo único que me pregunto es si tiene algo de moral, bueno, lo he visto correr las últimas horas luego de la quiebra de SVB. Quizás mi estúpido jefe tenga que ir a hacer varias colas en algún cajero para poder salvar algo de sus ahorros.

Volví por un momento a la oficina, lancé los tacones, tiré las hojas por el aire y también puse el café en la mesa del bastardo antes que llegara. Aun lado deje un buen regalo: —Mi carta de renuncia—, pero también acompañado con un sutil regalo.

Subí una de las fotografías de mi jefe al chat grupal de la compañía: La crítica y la avalancha de comentarios se hacía venir: infiel al fin. ¿Recuerdan lo que dije de su moralidad? Bueno, fue simple: la fotografía era de él y su secretaria intentando hacer el delicioso. Esto es una conexión, una de esas que no son aptas para niños: ¿vos sois un niño?

Es mejor romper las barreras y no ser la misma persona que alguien intenta corromper de una manera alocada o simplista por un par de euros. No me vengan con el discurso falaz de que debes trabajar bajo las cadenas de alguien que restringe tus capacidades. Si quieres triunfar debe ser en un lugar que valore tu talento, tus éxitos, tu habilidad y también abrace con comprensión el hecho unánime que todos venimos a hacer algo único en el mundo.

La época de las cadenas, represión, discriminación y de las cavernas quedó en algún punto del pasado o en un lugar cerca de una nación arcaica. Esto es Europa, es occidente y el siglo XXI. Las mujeres no son, ni serán, ni seremos esclavas de algún tipo de estigma.

Lo que me hizo más feliz de pisar la salida de la empresa que me tenía encadenada fue el hecho unánime de no tener que volver a estar atada a un lugar que no me valoraba por ser lo que soy, por querer crecer y además por seguir mis sueños. La juventud pasa, y el ahora es el que se debe vivir.

¿Cuántas personas viven atadas a un cargo en una oficina? Miles, yo no quise ser una más de esas que se suelen contar para paralizar su sendero. Es cierto, necesitaba el trabajo, pero la verdad es que si tienes un jefe baboso me pregunto: ¿vale la pena soportarlo? La realidad es que no. La vida es muy corta, tan corta que vale la pena tirar las hojas de los informes que tenías que entregar e irte con tranquilidad de un lugar para luego introducir una demanda laboral por discriminación.

No guardes silencio, tu opinión y no soportes como yo lo hice por tanto tiempo. La necesidad de hacer algo no da la verdadera felicidad. Créeme, las puertas se abrirán en el lugar menos inesperado.

Renuncié sin un plan, renuncié sabiendo que debía confiar en mí, pero lo más importante es que ahora soy feliz por no estar sujeta a sentencias ajenas o laborales que al fin y al cabo expían de mi vida una cosa: —Mi anhelada libertad—.

Lucha, cree y vuela: No te resignes a ser alguien más.

Anónimo
FIN

_{Written listening to the song: Ain't Your Mama by Jennifer Lopez. We are so different that we make an impact because of what we believe in and can embody through our immense being.}

I have begun to write, see me here immersed in the balance of every day: Do I escape or break the rules that are imposed by existing?

The same speech is heard in the mornings, the same words, the same topic and the looks face each other. It's not just on the radio or in the entertainment industry; it's also in startups. Fuck it all, how unsubtle, where do I go?

Criticism, again and again, words wherever he is. They say it again and again mercilessly: "It's not for you". What's not for me! You wretch who thinks only with the reptilian brain, and wields as much bullshit as he can to keep me from emerging.

Isn't this the 21st century? "Bring me my coffee," he says every time he sees me. No, that's not for you, that's for me. It seems I'm just the simple employee that my bastard boss loves to infringe on. Forgive me, I'm being honest this time; even though it's started to get dark.

I took this job to pay for my expenses in Madrid, and to try to resurface in a world full of scapegoats who think that women can't do what they can do, is this what we always suffer from? Cheap rhetoric and very sarcastic.

It's as if it were one of those pamphlets that you find on the streets every day, but you know, the kind that politicians offer you under the same bullshit discourse to generate equality. Uff, sorry, I missed a pejorative term, but I'm buying coffee for the unhappy.

Do you think it would be good to add a spit to it?

Many will think I'm being too direct, but if you're told every day that you're not capable of accomplishing anything you simply want to be a little irreverent. I'll go for it.

Of course, I'll leave something very accurate here: the spit was a joke. I will not act on the same level as that wretch who only looks at my ass in a servile manner. Simple, a very basic mind that drools as much as he can at anyone he sees. Except for those of his own caliber.

Merit, that is one of the words we all want to hear, fulfill and make our own, but the reality is that we still live under the chains that are imposed on us only because of one resounding fact: Poor minds like my boss.

Ironic, on his desk table, he has a photograph where he smiles with his wife and beautiful daughter: He looks so cute, but I'm not fooled. He sleeps with his secretary.

The only thing I wonder is if he has any morals, well, I've seen him running the last few hours after SVB's bankruptcy. Maybe my stupid boss will have to go stand in several lines at some ATM in order to save some of his savings.

I went back to the office for a moment, threw my heels, threw the sheets in the air and also put the coffee on the bastard's desk before he arrived. Still on the side I left a nice gift: My resignation letter, but also accompanied with a subtle gift.

I uploaded one of my boss's pictures to the company's group chat: the criticism and the avalanche of comments was coming: unfaithful at last. Remember what I said about his morality? Well, it was simple: the picture was of him and his secretary trying to do the delicious. This is a connection, one of those not suitable for children: are you a child?

It is better to break the barriers and not be the same person that someone tries to corrupt in a crazy or simplistic way for a couple of euros. Don't come to me with the fallacious discourse that you must work under the chains of someone who restricts your capabilities. If you want to succeed it must be in a place that values your talent, your successes, your ability and also embraces with understanding the unanimous fact that we all come to do something unique in the world.

The era of chains, repression, discrimination and caves is somewhere in the past or somewhere near an archaic nation. This is Europe, this is the West and the 21st century. Women are not, will not, and will not be slaves to some kind of stigma.

What made me happiest about stepping out of the company that had me chained was the unanimous fact that I no longer had to be tied to a place that did not value me for being what I am, for wanting to grow and also for following my dreams. Youth passes, and now is the time to live.

How many people live tied to a position in an office? Thousands, I did not want to be one more of those who are usually counted to paralyze their path. True, I needed the job, but the truth is, if you have a slimy boss I wonder: is it worth putting up with? The reality is that it's not. Life is too short, so short that it's worth throwing away the pages of reports you had to turn in and calmly leaving a place and then filing a discrimination lawsuit.

Do not keep silent, your opinion and do not endure as I did for so long. The need to do something does not give true happiness. Believe me, doors will open in the least unexpected place.

I resigned without a plan, I resigned knowing that I had to trust myself, but the most important thing is that now I am happy for not being subject to other people's or work sentences that at the end of the day atone for one thing in my life: My longed-for freedom.

Fight, believe and fly: Don't resign yourself to being someone else.

Anonymous
END

Fuentes |Sources: Robert Piosik| Unsplash | Amanda Vick | Unsplash | Luca Bravo | Unsplash | Mike Kononov | Unsplash .

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