[ENG-ESP] THE VOICE IN MY HEAD

Las manifestaciones de la mente aún tienen entradas que aprovechar, cualquier idea intangible puede atravesar las aberturas que hay en el fondo, apoderarse de ellas y fácilmente manipularlas. No es como una dimensión desconocida, jamás se trató de eso, es como un abismo donde emergen las más oscuras revelaciones del alma. Es como un pozo quieto y seco, solo lleno de obscuridad, donde las fuerzas más estériles se lanzan hacia la superficie, buscando atrapar las dimensiones. No, no se trata de un mundo hostil, pues la conciencia es inofensiva e instintivamente actúa para nuestra protección. La inconciencia, por otra parte, no tiene voz —O eso pensaba—, solo se manifiesta con hechos y acciones, y el ruido que está en nuestro alrededor es solo esta entidad caminando por nuestra mente.

Una voz en mi cabeza fue es develo de una noche de copas desenfrenada, pensaba que era por causa de la ebriedad, pues me hallaba solo y sin el celular encendido junto a mi cama. Me levanté hacia el baño para mojarme el rostro y de repente escuché el aullido de una mujer. Me llamó por mi nombre varias veces, me sentí incómodo mirando a mi alrededor. Me miré al espejo, pensaba que mis alucinaciones etílicas provenían de mi reflejo, pero luego me di cuenta, que aquella manifestación intangible provino de mi cabeza.

Era la voz de una mujer adulta, quizás de unos cuarenta años, que me hablaba burlona sobre mi patético estado de embriaguez. Permanecí callado, solo por un rato, aún impactado por mi extraña acompañante. Le hice tres preguntas, y todas las respondió de súbito, pensaba que mi noche no podía ser menos aburrida.

— ¿Quién eres? —Le pregunté a la primera.
—No es necesario que lo sepas—. Me respondió.

— ¿Dónde estás? —Le dije a la segunda.

—Estoy en tu cabeza, ¿en serio no lo has notado? —. Me dijo.

— ¿Por qué no puedo verte? ¡Ya dime la verdad!

—Solo mi voz es mi herramienta, no te preocupes por eso—. Esta vez fue más seria.

Comenzaba a tranquilizarme a medida que hablábamos de cosas, era inaudito, imposible, incluso impactante, pero no podía precipitarme pues me decía que era efecto de la borrachera, una vez que me pasase volvería ser normal. Mientras conversábamos le puse un nombre pues me dijo que no tenía uno, la llamé «Lizzie», fue lo primero que me vino a la mente, y me compartió cosas, cosas sobre la oscuridad a la que estaba sometida, cosas sobre el silencio al que se encontraba rodeada y sobre cosas que la perturbaban cuando mis pesadillas despertaban. Lizzie se ocultaba entre las sombras, asustada, temerosa de sus hermanas, pues la mantenían alejada de mis pensamientos. Era de madrugada y empecé a tenerle más cariño, hasta que sus palabras se hicieron perturbadoras y comencé a tenerle miedo.

— ¿Sabes lo que es estar completamente desnudo en la oscuridad? — Me preguntó.

—No. —Le respondí un poco conmocionado—.

—Es como estar atrapado, como un ave enjaulada, no hay nada a tu alrededor solo frío y silencio, esperas un momento a que todo pase pero el tiempo es prolongado y te acostumbras a la maldad, no es algo fácil pero cuando te tachan de villano no hay más remedio que asimilarlo.

— ¿Quién te acusaba de villana, Lizzie? —Hubo un silencio muy extenso.

—La conciencia, a quienes todos atribuyen como la buena, como mi opuesta, como mi hermana, pero están tan equivocados. Ella toma las concepciones del bien y el mal y los corrompe, incita a las acciones equívocas derrumbando sentimientos. Yo logré escapar porque ella me contenía, no deseaba que yo hiciera las cosas a mi manera.

Parecía que Lizzie sufría, no estaba seguro. De repente no dijo más nada por otro largo silencio y caí en cuenta que se había ido. Me mojé el rostro de nuevo y fui hasta mi cama. Me sentía demasiado cansado. Una vez que me recosté de nuevo la escuché, esta vez vino con mucho más fuerza, su voz era como un grito de rabia que carcomía los oídos.

— ¿Piensas que todo lo que ocurre es por coincidencia? —. Me dijo, parecía enojada—. ¿Crees que el miedo me mantuvo a estar retenida? Solo me fortaleció y ahora soy indetenible, ¡el mundo es solo una pila de estupideces a las que las personas llaman conceptos!

— ¡Ya cállate! —Grité.

— ¿Crees que no puede cambiarse? Con un gran poder podríamos hacerlo. Tú, tienes la audacia para conseguirlo, con mi inteligencia podríamos lograrlo, ¿qué dices?

— ¡Ya basta, dije que te callaras!

— ¿Aún te resistes? Eres un terco y un tonto, es por eso que tus amigos y tu ex novia te abandonaron en esa fiesta. ¡Cobarde! ¡Inservible! ¡Si tuviera el control de tu cuerpo sería la dueña de esta ciudad!

— ¡Ya dije que te callaras! —Tomé un frasco de soporíferos que estaban en el cajón junto a mi cama y me los tomé en peligrosas dosis. Quedé mareado y desvanecido por completo, pero aún escuchaba la irritante voz de Lizzie en mi cabeza.

Cuando desperté, noté que me encontraba sobre una camilla de hospital en un pasillo. Junto a mi estaba mi compañero de apartamento, Richard, quién me encontró convulsionando en el suelo. Hablamos un buen rato sin explicarle muchos detalles de lo que me ocurrió, hasta que se levantó por un momento para buscar algo de agua.

Me sentí contento y tranquilo, Lizzie parecía un cáncer o un parasito molesto que dañaba mis pensamientos, pensé que me había deshecho de ella así que me acomodé en mi camilla, hasta que una voz intolerable comenzó a resonar con mucha fuerza nuevamente.

—Es una estupidez lo que has hecho, pero está bien, sé que puedo ser irritante. Tranquilo, no ocurre nada, solo empecemos otra vez, ¿quieres?