E S P A Ñ O L

Continente Oceanía, Nueva Zelanda 1908

Nueva Zelanda lo tenía cautivado; no solo por la belleza del paisaje, sino también por la riqueza de animales extraños y en peligro de extinción que podía encontrar allí.

Había hecho un viaje exclusivo para estudiar una especie de canguro muy particular en el continente de Oceanía y sus islas aledañas (entre ellas Nueva Zelanda)

No encontró canguros en la isla, pero se negó a darse por vencido. Viajó desde Londres para hacer su trabajo de campo y eso es lo que haría con exactitud.

Continuó su expedición y decidió acampar en el bosque Waipoua Forest, ubicado en la costa oeste de la región. Amaba estar rodeado de la naturaleza; por ello, se le hizo muy sencillo adaptarse al ambiente.

Reclinó su espalda en el tronco de un gran árbol y escuchó ruidos debajo de una hojarasca. Pensó que era un simple roedor y permaneció en silencio,atento a cada sonido o movimiento. Se acostó en el suelo con prudencia para esperar la salida del presunto animal.

De pronto, los ojos de Harry Smith se iluminaron al ver a una de esas especies exóticas que cualquier zoólogo, como él, anhelaría conocer de cerca.

¡No podía contener la emoción!, pero se acercó de manera sigilosa para no perder ningún detalle.

Era una clase de ave rara con una morfología especial. Medía alrededor de unos 25 centímetros de altura. Su plumaje destacaba por su tonalidad naranja y poseía un pico largo, delgado y muy sofisticado.

¡La apasionante aventura de esta expedición apenas comenzaba!.
Sus ansias de analizar cómo se comportaba y cómo interactuaba el ave con su ecosistema, crecían a cada paso.

H.Smith, se sentía feliz, tenía en sus manos un nuevo hallazgo que compartir con el mundo y no lo dejaría escapar (al menos, esos eran sus planes)

Lo que más le sorprendió de la extraña ave fue su incapacidad de volar y verla cavar su propia madriguera con sus fuertes y musculosas patas.

De inmediato, comenzó a tomar apuntes y a dibujar al animal desde una distancia considerable, con el fin de no levantar sospechas ni ahuyentarlo.

El estudio de campo en su vida silvestre estaba listo; solo faltaba atraparla para conocer su comportamiento en la Universidad de Oxford.

Caminó cauteloso hacia ella y cuando el ave percibió la luz de la lámpara en sus redondos ojos azules, dio una elegante media vuelta, (como si de una dama se tratase) mostró las enormes nalgas que Harry no había podido ver en la oscuridad y arrancó a correr con una velocidad sorprendente, llevándose sus sueños pero dejando un valioso mensaje:

“No podre volar con las alas, pero corro velozmente gracias a mis nalgas”