La evolución de la conciencia, más allá de sí mismos.
Dos pasos adelante y uno atrás o uno delante y dos atrás.
Espiritualidad y psicología o manipulación y lavado cerebral.
Científica realidad, manipulación social total.
De los perros de Pávlov a los canes de Chernóbil.
Entre la I.A. y la amenaza de guerra nuclear.
Sí o sí, evolucionar, de dóciles ovejas a superhumanos o ratones de laboratorio, soñando con conquistar el mundo.
Jugadores en línea, creadores de contenido, especuladores de valores, alimentando la inteligencia o la matriz del estatus quo del nuevo siglo, donde todo cambia para seguir igual.
Enemigos ayer, aliados hoy. Mañana otra vez enfrentados mientras pescan y cazan a los espabilados que compran la papeleta, mientras aquellos acumulan los reales bienes.
Espejos y espejismos a cambio de esfuerzo y sudor.
La roca, no la de la Meca, no. La de Wall Street, de la City, la de cien tentáculos, la de la telaraña de paraísos fiscales para unos y protección y regulaciones fiscales para los otros.
Todo por el bien común, la democracia y la libertad.
Libertad, igualdad y fraternidad ¿Para cuántos?
Ilusiones y promesas. Descarnada hipocresía, piel de oveja, depredadores humanos, escrupulosos objetores de conciencia, caníbales a distancia, alimentándose de trabajo infantil o disfrazada esclavitud de maquila industrial.
Expolio de materias primas a cambio algunas habichuelas modificadas genéticamente, abriendo mercados a los libres de gluten y a los sin TACC.
Defensores de igualdad de minorías supuestas o derechos de criminales de calidad. Callar víctimas irreverentes, sufrir en silencio y perdonar es su obligación.
Setenta veces, setecientas. Hasta que les crezcan colmillos y garras a los corderos.
Evolución, superación. Luz del nuevo amanecer que dará la bienvenida al rey y profeta, al sumo sacerdote del templo ingrávido que ilumina el verso y el mundo bajo el nuevo orden más antiguo que los reyes de Sodoma, Salem o todos los reinos del caos.

Trescientas quince palabras recitadas al viento sin respirar, locuaz revoltijo de ideas para no pensar.
Caminando por la calle disfruto de ver a los paseantes, pero evito capturar sus pasos, para no molestar, pero puertas y fachadas, espero a que pasen los paseantes.
Pero en esta casa de esquina, con numeración que no sé si va por la izquierda o la derecha, atrape al indiscreto can, marcando su esquina, pues su dueño advirtió mi intención y se apartó, para a continuación sacar la llave y abrir la puerta.
Por fortuna, no parece molestar a los propietarios que se retraten sus hogares.

A esta toma del mismo lugar, dedícale una mirada especial, y disfruta de ver la civilidad de este noble animal.
Luego de tan refrescante paseo para el espíritu, considero entender mis caminatas, y reducir el tiempo en las redes sociales.

Alguna vez tuve un televisor así, que lo regale hace años con antena, cable y mesa. Antes me toco hacerle una limpieza profunda, ya no recuerdo cuantos años paso arrinconado, solo acumulando polvo.
La ventana del Internet se me abrió a un abanico de infinitas posibilidades, redes sociales y amistades digitales, lecturas y videos acerca de todo y las noticias. Las noticias al instante, con opiniones y versiones a gusto y disgusto de consumidores.
Siento que es hora de limitar la atención a la pantalla. Quite la televisión, la caja tonta hipnotizadora donde podía perder horas y ahora, además de la computadora, que puede ser portátil, me acompaña la tablet, el lector de libros digitales y el teléfono inteligente que en el bolsillo se ha vuelto indispensable para saber por donde voy, para pagar una compra o el transporte o saber si va a llover.
Un aparato, servidor diligente al que tengo que restringir cada vez que me pide permiso para alertarme o notificarme de cuanto sucede al rededor del planeta.
Si no pulsara el NO, timbres y alarmas requerirán mi atención.
Así que en beneficio de mi tranquilidad, cuando salgo lo llevo por necesidad y en especial por usar la cámara y atrapar imágenes que compartir por acá.

A la vista de este soleado balcón les saludo y deseo, felicidad.

Fotos tomadas por mi con un motorola, texto escrito en espanol sin inteligencia artificial y la traducción al ingles por cuenta del Google Traslator.

Gerund Saturday rambling and walking

The evolution of consciousness, beyond themselves.
Two steps forward and one back or one forward and two back.
Spirituality and psychology or manipulation and brainwashing.
Scientific reality, total social manipulation.
From Pavlov's dogs to Chernobyl's dogs.
Between AI and the threat of nuclear war.
Yes or yes, evolve, from docile sheep to superhumans or laboratory mice, dreaming of conquering the world.
Online players, content creators, stock speculators, feeding intelligence or the matrix of the status quo of the new century, where everything changes to stay the same.
Enemies yesterday, allies today. Tomorrow again facing each other while they fish and hunt the clever ones who buy the ticket, while those accumulate the real goods.
Mirrors and mirages in exchange for effort and sweat.
The rock, not the one from Mecca, no. That of Wall Street, of the City, that of a hundred tentacles, that of the web of tax havens for some and protection and tax regulations for others.
All for the common good, democracy and freedom.
Freedom, equality and fraternity. For how many?
Illusions and promises. Blatant hypocrisy, sheep's clothing, human predators, scrupulous conscientious objectors, cannibals from a distance, feeding on child labor or disguised slavery in industrial maquila.
Plunder of raw materials in exchange for some genetically modified beans, opening markets to gluten-free and TACC-free.
Defenders of equality for supposed minorities or rights of quality criminals. Silence irreverent victims, suffer in silence and forgive is their obligation.
Seventy times, seven hundred. Until the lambs grow fangs and claws.
Evolution, improvement. Light of the new dawn that will welcome the king and prophet, the high priest of the weightless temple that illuminates the verse and the world under the new order older than the kings of Sodom, Salem or all the kingdoms of chaos.

Three hundred and fifteen words recited to the wind without breathing, a loquacious jumble of ideas to avoid thinking.
Walking down the street I enjoy watching the passers-by, but I avoid capturing their steps, so as not to disturb, but doors and facades, I wait for the passers-by to pass. But in this corner house, with a number that I don't know if it goes to the left or the right, I caught the indiscreet dog, marking its corner, because its owner noticed my intention and moved away, then took out the key and opened the door.
Fortunately, it doesn't seem to bother the owners that their homes are photographed.

Take a special look at this shot of the same place, and enjoy seeing the civility of this noble animal.
After such a refreshing walk for the spirit, I consider understanding my walks, and reducing the time on social networks.

I once had a TV like this, which I gave away years ago with an antenna, cable and a table. Before that, I had to give it a deep cleaning, I no longer remember how many years it spent in the corner, just collecting dust.
The Internet window opened up to me to a range of infinite possibilities, social networks and digital friendships, readings and videos about everything and the news. Instant news, with opinions and versions to suit and dislike consumers.
I feel that it is time to limit attention to the screen. I removed the television, the hypnotizing idiot box where I could waste hours and now, in addition to the computer, which can be portable, I have with me the tablet, the digital book reader and the smartphone that has become indispensable in my pocket to know where I am going, to pay for a purchase or transportation or to know if it is going to rain.
A device, a diligent servant that I have to restrict every time it asks my permission to alert me or notify me of everything that is happening around the planet.
If I did not press NO, doorbells and alarms would require my attention.
So for the benefit of my peace of mind, when I go out I take it out of necessity and especially to use the camera and capture images to share here.

At the sight of this sunny balcony I greet you and wish you happiness.

Photos taken by me with a Motorola, text written in Spanish without artificial intelligence and translation into English by Google Translator.