Por motivo de las vísperas navideñas, que aún se perciben en el ambiente, decidí abrir un paréntesis en mi contenido para hablarles sobre algo muy especial. Tal y como lo expresa el título de este post, para el día de hoy quiero hacer público un absurdo navideño.
Este año mi madre tuvo una idea brillante y nos pusimos manos a la obra. Se le ocurrió que sería lindo recordar que celebramos en estas fechas de forma creativa y hasta divertida; recreamos el nacimiento del niño Jesús en casa de un modo inusual, pues, lo diseñamos nosotros mismos.
Debo aclarar que en mi familia nunca antes habíamos hecho al similar, sin embargo, ahora lo recomiendo. Porque no solo nos permite rememorar la historia, sino que también nos brinda la oportunidad de compartir un momento agradable en familia.
Este 24 de diciembre, después de disfrutar de una rica cena con mi familia y algunos amigos, nos reunimos para compartir dicha historia.
Para mi sorpresa, las niñas allí presentes desconocían muchos aspectos importantes del contexto de esta, lo cual me resulta interesante y digno de considerar. Encuentro absurdo acostumbrar a los niños a celebrar año tras año la navidad, con el banal hábito de cenar diferente y abrir regalos que aguardan bajo un árbol hasta la medianoche, sin resaltar y otorgar importancia a la esencia de dicha festividad.
Aun cuando de forma impaciente ansiaban abrir sus regalos, comencé a narrar la historia y poco a poco me gané su confianza y atención.
Es nuestra responsabilidad trasmitir el conocimiento a las generaciones futuras, de otro modo solo serán tradiciones infundadas, sin valor ni razón de ser, es increíble el impacto de los pequeños detalles, lo que aprendemos cuando somos niños, determinará el adulto que seremos el día de mañana. Por otro lado, el nacimiento de Jesús es un acontecimiento digno de ser contado, como un humilde suceso ha sido de gran influencia en la humanidad a lo largo de los años. Es historia en todo el mundo, basada en hechos reales, verídica.
Me encanta participar en actividades como esta porque me permiten impactar positivamente en la vida de alguien más; y sé que, si consigo impartir alguna enseñanza, por más pequeña que sea, perdurará, porque los niños poseen la particularidad de atesorar momentos en su mente y corazón que sin duda recordarán por siempre. Me emociona saber que cuando sean adultos, recordaran que un 24 de diciembre una joven les enseñó que Jesús nació en un humilde pesebre, creció y fue aquel hombre que murió en la cruz del calvario para darnos salvación y no solo eso, sino que también resucito y está encantado de darle vida eterna a todo aquel que decida entregarle genuinamente su corazón.
Amor mío, es un placer poder compartir esta experiencia contigo, espero lo encuentres digno de imitar y te prepares para el próximo año. Recuerda que los niños son el futuro y que de nosotros depende su formación.